El Kárate: historia, modalidades y reglas
Por Jesús García León
Los recientes Juegos Olímpicos de Tokio 2020 vieron estrenarse cinco nuevos deportes olímpicos. Uno de los que debutó es el kárate, una modalidad que en España sigue creciendo cada año con sus exitosas participaciones en campeonatos internacionales y que también se refrendó en la cita japonesa con la medalla de oro de Sandra Sánchez y la plata de Damián Quintero, ambos en la modalidad de kata. Los dos lideran la selección española que acude al mundial de Dubai que se disputa entre los días 16 y 21 de noviembre con la aspiración de superar los grandes resultados logrados en el anterior mundial disputado en Madrid en 2018.
Breve historia del kárate y su nacimiento
El kárate nació en el siglo XVI procedente de las artes marciales que se practicaban en las islas Ryukyu en Japón. No sólo eran unas técnicas propias del país nipón, sino que también mezclaban otros estilos procedentes de países como China, Tailandia o Filipinas. Una tradición que se mantuvo hasta el siglo XX, donde el kárate adoptó algunas influencias de otras técnicas como el kendo, el judo o el aikido.
El kárate, a diferencia de otras marciales, es una lucha sin armas y lo diferencia de otras artes marciales como el full contact (donde se utilizan el boxeo de mano y técnicas de pie) o el aikido (en la que el deportista porta una especie de espada y en la que también se combina con técnicas de judo).
Actualmente, el kárate se ha ido desarrollando con variaciones en sus reglas. En este arte marcial los practicantes utilizan diferentes partes del cuerpo para golpear a su rival a través de las manos, los codos o las rodillas. Por ello, este deporte basa su metodología de enseñanza en el ‘Kaisen’, que busca una mejora continua del luchador por medio de factores como la repetición, la ejecución y el análisis de cada uno de los movimientos a través del aspecto físico y piscológico.
Los cinturones: un orden dentro del kárate
Como arte marcial, el kárate suele seguir también un orden marcado por sus cinturones. De este modo, los distintos grados dentro de este deporte se conocen como Dan (que significa grado o paso) en el nivel avanzado, mientras que el nivel principiante se le conoce como Kyu (que significa clase o rango). Cada grado se muestra con un color distinto, y otra de las reglas es que no se puede saltar de un Dan a otro, por lo que se tiene que ir según el orden establecido.
El color negro simboliza el 1º Dan y llega hasta el 5º Dan. Del 6º al 9º Dan se simboliza de color blanco y rojo, mientras que el 10º Dan es de color rojo únicamente. En la categoría de principiante, el grado más bajo es el 1º Kyu (se simboliza de color marrón y va hasta el 3º Kyu). El 3º y 4º grado de Kyu es de color azul. A partir de ahí, cada grado de Kyu hasta el 9º lleva un color distinto: verde (6º Kyu), naranja (7º Kyu), amarillo (8º Kyu) y blanco (9º kyu).
Kata y kumite: dos estilos de kárate diferentes entre sí
Con 50 millones de practicantes en el mundo, el kárate es el segundo arte marcial y deporte de combate más practicado en el mundo, después del Taekwondo con 60 millones, y mucho más que el Judo que tiene 16 millones. Además, al ser deporte olímpico en 2020, cada vez está atrayendo la atención de más practicantes. Las modalidades olímpicas serán dos: el kumite (combate entre dos personas) y la kata (exhibición de movimientos valorados por un jurado). El kumite es una modalidad del kárate donde el deportista pondrá en práctica sus habilidades físicas y psíquicas contra un oponente físico. En esta disciplina, el kumite se divide en otras disciplinas atendiendo al fin de su práctica:
–Kihon kumite: es el combate de aprendizaje que consiste en una lucha por pasos y que se realiza por parejas.
-Bunkai kumite: se define como un combate semi-libre de estudio y que tiene una intención práctica para la defensa personal.
-Shiai kumite: es el combate deportivo pero durante el golpeo sólo se permite el contacto con superficies de impacto con los puños y utilizando equipamiento como guantes o botines. El objetivo no es golpear de manera directa, sino marcar de forma explosiva al oponente.
-Shiai kata bunkai kumite: es un combate basado en la coreografía y que mezcla la acrobacia deportiva. El objetivo es recrear los movimientos tradicionales de este deporte.
-Shiai Ju kumite: es el combate deportivo de contacto. El reglamento consiste en golpear buscando el impacto y el objetivo del oponente es vencer a su rival a través del KO. Es una forma que también adpota otros deportes de contacto como el boxeo o las Mma.
El kumite tiene su origen en el kihon kumite, que consiste en el combate que se aprende por movimientos físicos. En la actualidad, este tipo de kárate se le ha dado un sistema de puntuación en vistas de hacerlo atractivo de cara al público (norma establecida a partir de 2011). Por ello, hay tres tipos de puntos: Yuko (un punto), Waza ari (dos puntos) y el Ippon (tres puntos). Hay que destacar que en los Juegos Olímpicos hay tres categorías por género: en categoría masculina son -67kg, -75kg y +75kg, mientras que en la femenina son -55kg, -61kg y +61kg. En las competiciones internacionales son cinco por cada género: los hombres compiten también en -84kg y +84kg, mientras que las mujeres también lo hacen en -68kg y +68kg.
La otra modalidad del kárate es la kata. Esta modalidad olímpica del kárate consiste en la sucesión de técnicas de kárate (ya sean de ataque o de defensa) que se entrelazan entre sí y que tiene por objetivo el golpeo a un enemigo imaginario. Todas estas técnicas siguen el embusen, que es una línea imaginaria establecida para realizar la kata. Se trata de una variedad del kárate que no es la lucha tradicional y que ha recibido críticas por ser incluida en la competición oficial. En esta variedad se realizan movimientos más gimnasticos como patadas, gestos rápidos y cortos, que recuerdan mucho a la defensa personal. En la competición, los dos karatecas llevarán un color de cinturón que se sorteará antes de que se inicie la lucha. El color rojo será el participante Aka y que ejecutará su ejercicio primero. Por su parte, el color azul es el Ao y realizará su ejercicio en segundo lugar.
Todas estas técnicas son valoradas por un jurado que se compone de tres personas. El ganador de este combate será el que más banderas obtenga de los árbitros. Otra de las reglas de esta modalidad es que si uno de los dos participantes se equivoca, el jurado lo descalificará y dará la victoria al oponente. Este ejercicio se puede hacer tanto individual como por equipos (compuestos por tres karatecas y donde se valorará la coordinación de los miembros, la explosividad y la secuencia en el apartado técnico). Hay que destacar que en Tokio 2020 los participantes sólo pudieron competir a nivel individual. Tanto en kumite como en kata hubo diez plazas para la categoría masculina y otras diez para la femenina (en kumite hubo diez participantes en cada una de las tres categorías de peso en ambos géneros).
El kárate en España: una historia de éxitos desconocida por el público
La historia del kárate en España es corta y breve, ya que no comenzó de la manera más idónea en el siglo XX. y es que el kárate fue un deporte prohibido por la sociedad debido a que se consideraba una práctica violenta. Una prohibición que se mantuvo hasta la década de los 70 en nuestro país. Por ello, los interesados en practicar este deporte se tuvieron que ir a otros países para practicarlo o instalarse en gimnasios de judo para tomar clases clandestinas al márgen de la sociedad. Por ello, hay una fecha clave que cambió el destino del kárate en España: el 2 de mayo de 1970. Fue entonces cuando se celebró el primer Campeonato de España de Kárate que fue presenciado por el Rey Juan Carlos I (todavía en su rango de Príncipe de España). El Príncipe Juan Carlos entregó a los ganadores los trofeos y admiró la entrega de los deportistas lo que contribuyó en gran medida a una mayor aceptación.
A partir de ahí, el kárate generó más fichas y se abrieron más gimnasios y clubes para practicar esta disciplina. A finales de los 70 ya había un total de 65.000 karatecas practicantes. Otra fecha clave sería el 7 de abril de 1978, el día en que nació la Federación Española de Kárate, el órgano regulador del kárate en nuestro país. El interés por el kárate fue en aumento hasta que en 1980 se celebró el primer Campeonato del Mundo en territorio español, más concretamente en Madrid, donde España consiguió nueve medallas (tres oros, una plata y cinco bronces). Posteriormente, nuestro país ha acogido tres campeonatos mundiales más: en 1992 en Granada, y en 2002 y en 2018 de nuevo en la capital y donde la delegación española logró grandes resultados.
España es una de las principales potencias mundiales si nos atenemos a las medallas cosechadas en los 23 mundiales disputados hasta la fecha ya que, con 117 medallas (21 de oro, 27 de plata y 69 de bronce) es el tercer país en el medallero histórico tras Japón y Francia. En cuanto a figuras históricas, el más destacado es el maestro Fernando Fernández, que posee el 9º DAN y es uno de los tres españoles que tiene este rango dentro del kárate en la actualidad. Otros nombres como Carmen Vicente, José Manuel Egea, Francisco Merino o Sandra Sánchez han sido campeones nacionales e internacionales en este deporte.
En la actualidad, uno de los mejores karatecas del equipo español es el malagueño Damián Quintero. El karateca cuenta con una plata olímpica, 22 medallas europeas y cinco mundiales y logró, junto a sus compañeros Fran Salazar y Pepe Carbonell, la medalla de oro en el Mundial de Kárate de Bremen 2014 en la modalidad de kata. En la misma modalidad, Sandra Sánchez lleva siete años liderando el ránking mundial y es otra de las grandes esperanzas de medalla de la delegación española en el mundial de Dubai donde busca sumar el título mundial al olímpico y europeo conseguidos este mismo año.
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