Saltos de esquí para dummies
Por Aitor Alegría Alonso
Si alguien os asegura, en España, que es fiel seguidor de la Copa del Mundo de saltos de esquí, probablemente os esté mintiendo o se esté riendo de vosotros. O puede que lleve dos copas de más. Pero lo que es innegable es que casi todos nosotros hemos visto en algún momento los famosos saltos de esquí de Año Nuevo, una fecha señalada que ya estamos preparando.
Quienes hemos disfrutado de la retransmisión de esta tradicional competición navideña lo hemos hecho entre vaporosos efluvios de la fiesta de la noche anterior, posibles empachos de la cena familiar y quizás un ligero o moderado sonrojo según van llegando los recuerdos de la noche a nuestro cerebro.
Un poco de historia
Antes de nada, vamos a situar el contexto de este campeonato tan tradicional. Los saltos de esquí se celebran todos los primeros de enero desde 1956 en Garmisch-Partenkirchen, localidad germana enclavada en los Alpes Bávaros, al norte del Tirol. Estos saltos se encuadran dentro de una competición llamada Los cuatro trampolines o Vierschanzentournee que es como se llama en alemán, ya que las cuatro pruebas tienen lugar en Alemania (el 28 la clasificación y 29 de diciembre los saltos en Oberstdorf, el 31-clasificación- y 1 de enero en Garmisch) y Austria (el 3 -clasificación- y 4 en Innsbruck y el 5-clasificación- y 6 en Bischofshofen). Además este año por segunda vez se celebra la prueba femenina con la competición en Ljubno (Eslovenia) del 30 al 1. Si esto lo soltáis antes del cocktail de gambas, triunfáis.
Quizás después de leernos algún lector se aficione al circuito mundial que puede seguir a través de esta trabajada web en español y de José Luis Corral, probablemente el mayor experto en la materia en nuestro país, o al menos a esta tradicional prueba de los cuatro trampolines pero nuestro propósito, de momento, es hablar solo de la prueba de año nuevo. Así podremos comentar, ufanos, a nuestros resacosos pero siempre agradables familiares lo mucho que sabemos de esta vistosa competición.
La competición de Garmisch se celebra en el famoso trampolín llamado Große Olympiaschanze, que en la lengua de Goethe suena muy pomposo pero que no quiere decir más que gran trampolín olímpico, en prosaico español. Y es llamado así porque aunque inaugurado tan tempranamente como 1921, su salto, valga la redundancia, a la fama se produjo en los Juegos de 1936. Pero no se preocupen, el trampolín fue renovado en 1978 y 2007.
Para los que quieran dar la nota pedante en la comida del día uno, aquí van unos datos: el Große Olympiaschanze –procurad impostar vuestro mejor acento teutón para impresionar a las visitas– tiene un Hill Size de 140 metros. Este punto se basa en muchas medidas de cada trampolín que no citaremos por no aburrir, pero básicamente mide la longitud desde el lugar del salto hasta una línea hipotética donde más o menos comienza la parte llana, es decir, donde termina la pendiente. Otro dato que sin duda hará las delicias de nuestros allegados será el del registro del suizo Simon Ammann que en 2010 dejó la marca en 143,5 metros si bien en la edición de 2021 el polaco Dawid Kubacki dejó una nueva plusmarca al alcanzar los 144 metros.
La edición de 2022-2023
Y ahora, apunten unos cuantos nombres para epatar en el banquete. En los últimos años Polonia ha sucedido a Austria como el país dominador de los cuatro trampolines con cuatro de las seis conquistas del «Águila dorada» más recientes en la general de la competición, tres de ellas logradas por Kamil Stoch en 2017, 2018 y 2021 además de la lograda por su compatriota Dawid Kubacki en 2020 y el japonés Ryoyu Kobayashi en 2019 y 2022. Quien también participa este año, aunque ya muy lejos de sus mejores prestaciones, es el también austriaco Thomas Gregor Schlierenzauer. Vencedor en 2012 y 2013, pueden llamarle Gregor o Schlieri ya que su apellido es impronunciable, lidera históricamente la Copa del Mundo con 53 victorias por delante del mítico saltador finés Matti Nykänen del que luego hablaremos ampliamente. El dominio de los polacos en los últimos años se extiende al actual líder de la Copa del Mundo, Dawid Kubacki, por delante del esloveno Anze Lanisek y del austriaco Stefan Kraft. Otros nombres a tener en cuenta además de los ya mencionados son los del alemán Karl Geiger o los noruegos Halvor Granerud y Marius Lindvik, entre otros. Y, aunque sea por puro romanticismo, nunca hay que descartar al recordman y cuatro veces campeón olímpico, el veterano suizo Simon Amman. Y es que en esta modalidad prácticamente todos los grandes saltadores son nórdicos, germanos o eslavos así que los amantes del patrioterismo deportivo olvídense de animar a un compatriota.
Lamentablemente Televisión Española decidió cancelar de su parrilla este vistoso espectáculo hace unos años y quien quiera seguirlo deberá hacerlo por Eurosport 1 o Eurosport App. Lo qué si podemos ver en TVE a la carta es un especial de su recomendabilísimo programa «Conexión Vintage» de las ediciones de 1987 y 1988 con el gran Matti Nykänen. El finlandés volador es el segundo saltador más laureado de la historia con 46 triunfos en la Copa del Mundo y cuatro títulos en esta competición, cuatro oros y una plata olímpica y la medalla Holmenkollen con la que el deporte noruego premia al mejor esquiador del año y que sería prácticamente un equivalente al balón de oro en el fútbol.
Por si estos logros no fueran suficientes y sois de los que os gusta el morbo, el corazón y la carnaza televisiva, podréis disfrutar de los saltos como si fuera un Sálvame del esquí. Ahí van algunos datos sorprendentes sobre su protagonista: Nykänen abandonó los saltos en el año 91 y comenzó una carrera musical con el lanzamiento en 1992 de su álbum Yllätysten yö del que vendió 25.000 copias convirtiéndose en el segundo campeón olímpico en ganar un disco de oro en Finlandia después del atleta Tapio Rautavaara. Parece que a los deportistas finlandeses les va la canción aunque su siguiente álbum, Samurai, lanzado en 1993 fue un fracaso.
En 2002 retomó su carrera discográfica lanzando el álbum «Ehkä otin, ehkä» cuyo single del mismo nombre además sirvió de eslógan a una marca de sidra. Fuera de la música cabe destacar su programa de cocina por internet que se encargaba de presentar él mismo y que no tiene desperdicio. Pero aquí no acaba la carrera de Matti en el mundo del espectáculo. Aún más polémica fue su incursión ¡en el mundo del estriptis!, profesión que ejerció a finales de los noventa en un restaurante debido a su precariedad financiera. Posteriormente el dueño del restaurante fue reprobado por la explotación del ex esquiador.
Más morbosos pero también más serios fueron sus problemas con la justicia debido a su tumultuoso matrimonio con Mervi Tapola, la rica heredera del imperio de las salchichas finés. El famoso saltador la conoció en 1999 y se casó con ella en 2001. En 2003 se divorciaron y en 2004 se volvieron a casar. Entre medias, agresiones, órdenes de alejamiento, un primer arresto de cuatro días, una posterior condena de 16 meses, de los que pasó cuatro en la cárcel y un largo etcétera de problemas conyugales. La señora Tapola llegó a solicitar el divorcio 15 veces aunque posteriormente siempre cancelaba las peticiones. Lo que suele conocerse como una auténtica relación amor-odio.
Además, en 2004, jugando borracho con un amigo de la familia en una sauna al juego del pulso chino o gallitos, apuñaló a su contrincante tras una discusión. Fue sentenciado a 26 meses de cárcel, de los que pasó 11 entre rejas. Como veis cualquier Jorge Javier Vázquez de la vida podría dedicar una semana de especiales a Matti y, aunque en ese sentido Finlandia no es España, su vida fue llevada al cine en 2006 en la película «Matti», un biopic con factura de telefilm y que se centra en las miserias de su convulsa biografía.
Eso sí, la cabra siempre tira al monte así que, en los últimos tiempos, Nykänen se reformó para volver a participar en competiciones para veteranos en las que consiguió resultados más que aceptables mientras seguía intentando triunfar en el mundo de la música a sus cincuenta y tantos años, algo que reflejaba en este simpático vídeo musical y que parecía confirmar su redención tras su caída a los infiernos. Desgraciadamente, esta redención no llegó a completarse ya que, el considerado por muchos como el «George Best» finlandés, nos dejaba prematuramente en febrero de 2019.
Volviendo a los cuatro trampolines y la prueba de año nuevo, es un espectáculo que os recomendamos totalmente para comenzar el año porque es un deporte que requiere poco esfuerzo mental (el que llega más lejos gana), es realmente vistoso y mientras disfrutamos de los saltos de «los hombres pájaro» podremos disfrutar de maravillosos paisajes nevados. A disfrutarlo, ¡Feliz año!
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Muy buen artículo. Este año disfrutaré más de los saltos.