El auge del ciclismo de montaña
Por Daniel Riobóo Buezo Seguir a @danirioboo
El ciclismo vive en los últimos años un verdadero boom. Pero no curiosamente en el seguimiento de las pruebas de ciclismo profesional, en cierta medida en retroceso en audiencias debido a los numerosos escándalos de dopaje que han desprestigiado un deporte tan espectacular como a menudo inhumano. Pero mientras el ciclismo profesional busca su regeneración y volver a enganchar a los aficionados, el ciclismo amateur engancha cada vez a más practicantes.
A ello están contribuyendo decisivamente numerosas iniciativas para fomentarlo en diferentes ciudades del mundo, desde la proliferación de carriles bici a las subvenciones por acudir a trabajar en bicicleta. Pero además del ciclismo urbano, con bici plegable o de paseo o del ciclismo en carretera con bici ligeras de rueda fina, también existe otro ciclismo para los amantes de la adrenalina, el ciclismo de montaña o mountain bike, una disciplina idónea para los más aventureros y amantes de las emociones fuertes y que cada vez experimenta un mayor crecimiento.
Una breve historia del ciclismo de montaña
El surgimiento a finales de los años 70 de las primeras bicicletas de doble suspensión supuso uno de los grandes avances del ciclismo en el siglo pasado al posibilitar a los ciclistas llegar a lugares que hasta entonces se consideraban inaccesibles y que, poco a poco, permitieron acercar al ciclismo al terreno de los deportes extremos. Si bien se considera que la primera travesía considerada como ciclismo de montaña la hicieron miembros del 25 de Infantería en un recorrido de 500 millas que les llevó en 1896 desde el Fuerte Missoula al parque nacional de Yellowstone, el origen del mountain bike moderno se sitúa también en Estado Unidos.
Allí, en el condado californiano de Marin un grupo de ciclistas aventureros comenzaron a competir a finales de los 70 con sus bicicletas de carreras por los cortafuegos del monte Tamalpais practicando el descenso (downhill) colina abajo en una actividad que provocaba continuas roturas e invitaba a cambiar los frenos tras cada carrera. Así, para continuar practicando su nueva afición, buscaron una alternativa utilizando en sus bicis neumáticos balón que obtenían a precios económicos en garajes y que aguantaban mejor un terreno trufado de rocas y barro. Paulatinamente fueron aligerando el guardabarros, eliminando adornos y adaptando frenos de la motocicleta para mejorar su rendimiento. Poco después el ciclista Gary Fisher agregó los cambios de marchas mientras Joe Breeze comenzó a fabricar y vender bicicletas personalizadas de montaña y, unos años después, las marcas se lanzaron a la producción en masa lo que provocó su difusión internacional y la consiguiente bajada de los precios.
Unas bicicletas resistentes para todos los terrenos
Poco a poco y, a lo largo de los años, las bicicletas de montaña han seguido modelando sus cuadros, ruedas, cubiertas y sistemas de cambio haciéndolos más resistentes a los impactos del terreno y mejorando su sistema de suspensión que puede ser simple (con suspensión en la horquilla delantera) o doble (horquilla delantera con amortiguador trasero). Otra de las tendencias ha sido la de aligerar su peso por lo que los materiales de los cuadros han pasado de ser de acero a estar fabricados especialmente en aluminio, titanio o fibra de carbono en las gamas más altas. De todas formas siempre es conveniente asesorarse a la hora de decantarnos por un modelo concreto. Lo podemos hacer en tiendas físicas pero también a través de tiendas online desde las que pueden informarnos y aconsejarnos, en este sentido podéis encontrar numerosos modelos de mountain bike en Bikestocks. Es importante tener claro qué uso le vamos a dar y en qué terrenos la utilizaremos para ajustar nuestro presupuesto y seleccionar la más adecuada ya que existen infinidad de opciones y siempre es posible comenzar por un modelo más básico y, si finalmente conseguimos engancharnos, siempre tendremos tiempo para posteriormente adquirir una bicicleta mejor o incluso diseñar una a nuestra medida.
Además de elegir con criterio nuestra bicicleta, cuando practiquemos el ciclismo de montaña debemos tener en cuenta que encontrar un taller en nuestra ruta no es precisamente lo más habitual por lo que es aconsejable disponer de un juego de herramientas básico que puede estar compuesto por una llave inglesa ajustable, un destornillador, una espátula para desmontar cubiertas, un estuche para reparar pinchazos en cámaras, un par de cámaras de aire y, por supuesto, un inflador.
Las modalidades competitivas del mountain bike
Si hablamos de modalidades competitivas, dentro del ciclismo de montaña existen diferentes especialidades que han dado lugar a distintos tipos de bicicletas. La especialidad competitiva más habitual y extendida es el Rally o Campo a través, disciplina olímpica (más conocida como cross country) y que se disputa individualmente si bien también existe una modalidad por equipos y otra de eliminación. En ella se utilizan bicicletas sin suspensión trasera y muy ligeras, normalmente por debajo de 10 kilos. Todo lo contrario a las que se utilizan en la modalidad de Descenso que cuentan con cuadros pesados y reforzados, suspensión trasera y delantera y ruedas gruesas que hacen que las bicicletas suelan pesar alrededor de 20 kilos. Todo ello para afrontar un recorrido cuesta abajo con saltos y obstáculos tanto naturales como artificiales en su modalidad competitiva y donde se lucha individualmente contra el cronómetro. Debido a lo arriesgado de esta modalidad, se usan protecciones como un casco integral, guantes, rodilleras y espinilleras y un traje con protección de columna, pecho y costillas así como un protector cervical y una máscara parecida a la del motocross.
Además de las dos grandes variantes del ciclismo de montaña, también existen otras modalidades alternativas que, poco a poco, van teniendo un reconocimiento por parte de la Unión Ciclista Internacional (UCI). Entre ellas figura el Ascenso (o Uphill) en la que se compite contra reloj debiendo recorrer una determinada distancia en un recorrido solo de subida donde gana quien haga el menor tiempo. Por su parte el Descenso tiene una modalidad en la Avalancha (o Downhill Marathon), una competición de más de 10 kilómetros y donde todos los participantes salen al mismo tiempo atravesando circuitos de pistas forestales, caminos de cantos, riachuelos, etc. La segunda variación del descenso es el Eslalon, en la que se compite en una pista en bajada, con banderas y puertas al estilo del eslalon en el esquí. Dentro del Eslalon existen dos variantes. Por un lado, el Dual Eslalon con dos corredores bajando por descensos paralelos de corta longitud y donde el primero en llegar a la meta pasa a la siguiente ronda. Además, el Campo a través para 4 (Four Cross 4x) es similar al descenso pero con cuatro ciclistas compitiendo simultáneamente en un circuito en bajada con obstáculos y saltos espectaculares.
Entre las modalidades más populares, no siempre competitiva, no podemos olvidarnos del Enduro que se practica por rutas fuera de pista normalmente por montaña donde prima la diversión, técnica y esfuerzo físico. Las bicicletas de Enduro llevan doble suspensión y están preparadas para recorridos largos donde normalmente se buscan rutas con dificultades técnicas y descensos como los del Downhill. Por último, debido a las similitudes con el ciclismo de montaña, el Ciclocross y el Trial se suelen introducir como variantes o especialidades del ciclismo de montaña. Sin embargo la UCI las considera disciplinas diferentes a pesar de que el Mundial de Trial se dispute desde el año 2000 a la vez que el Campeonato del mundo de Ciclismo de Montaña.
Pero está claro que la mayoría de los practicantes nunca nos veremos compitiendo con los grandes profesionales si bien seguir estas competiciones in situ o por televisión es un auténtico espectáculo. Quienes no somos «extraterrestres» de las dos ruedas también tenemos la posibilidad de apuntarnos a uno de los muchos clubes de mountain bike que ya existen en la mayoría de las ciudades y en los que se preparan rutas para ir con más gente y compartir experiencias y de esa manera hacer nuevas amistades en torno a este apasionante deporte.
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