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Por Aitor Alegría 

Bocazas, bocachanclas, charlatán, indiscreto, lenguarazson las definiciones que nos encontraremos según preguntemos a nuestros amigos del barrio, a Ramoncín o a la RAE. El mundo está plagado de gente que habla más de la cuenta y el fútbol no podía ser menos. Hace unas semanas nos enteramos de que el Celta de Vigo había desestimado la contratación como segundo entrenador del ex futbolista Salva Ballesta. Los motivos aducidos por la directiva viguesa han sido ideológicos. Pero no vamos a entrar en temas como la libertad de expresión o el derecho a la no discriminación por sus ideas que tenemos los trabajadores. Solo vamos a comentar las grandes boutades que han soltado algunos futbolistas.

Independientemente de la ideología de cada uno, hay que admitir que Salva ha cometido unas cuantas meteduras de pata sonadas. Quizás la más educada fue cuando refiriéndose a Oleguer Presas, otro futbolista polémico por sus declaraciones, éstas de otro signo político, dijo: “le tengo más respeto a una caca de perro”. También en una ocasión afirmó poner “a la patria por delante de la familia” en su orden de prioridades. Y tampoco podemos olvidar que comentó que le gustaría conocer en persona al militar golpista Tejero.

Parece ser que hay deportistas que hacen excelentemente su trabajo pero que cuando abren la boca fracasan estrepitosamente. Otro gran ejemplo de un maravilloso futbolista con un piquito de oro es el ex barcelonista Zlatan Ibrahimovic. Hace poco el jugador sueco se ha descolgado con una gran frase: “después de Alí, yo soy el más grande”. O esta otra particular visión “Soy el mejor jugador del mundo porque Messi no es de este planeta. Cristiano es un jugador del montón” o la siguiente amenaza a su ex entrenador Pep Guardiola: “sólo firmaré si le decís una cosa a Guardiola (…) Aquí en Catalunya porque no puedo, pero si me lo encuentro en otro sitio de Europa, lo dejo KO“. Un Guardiola al que precisamente tildó despectivamente de “filósofo”.

Esto de perder el norte también se le da bien a Samuel Eto’o, el grandísimo delantero camerunés que cuando firmó por el Barça después de un pasado madridista soltó esta perla algo racista y ofendiendo al gran rival en una sola frase. “Ni pagándome mil millones iba a ir al Madrid porque no iba a ser feliz. No soy un chico de prometer cincuenta goles, lo que puedo prometer es correr como un negro para mañana vivir como un blanco”. Sin olvidar su relación amor-odio con el equipo merengue: “Madrid cabrón, saluda al campeón”. Aunque fue multado y rectificó, no dio su brazo a torcer del todo: “he escupido en el plato que me dio de comer”, reconoció después en referencia a su formación madridista. También es recordado por sus frases contra sus compañeros al entender que no era justamente valorado: “Si me llamara Eto’odinho sería 100 veces más reconocido”.

Unos párrafos más arriba hemos mencionado a Oleguer Presas, el ex jugador del Barcelona, conocido por su activismo político antisistema y su militancia nacionalista. Ideologías sobre las que podremos estar más o menos de acuerdo pero alguna frase que dejó en su primer libro sí que se salió verdaderamente del tiesto: “cuando Carrero Blanco ganó el concurso de salto de altura parecía que todo daría un giro definitivo, que muerto el perro, muerta la rabia, pero la cosa quedó igual”, un comentario más de barra de bar que para ser publicado.

Salva Ballesta, Oleguer y Eto’o, tres futbolistas sin pelos en la lengua.

Por supuesto este artículo no sería lo mismo sin nombrar a Mourinho, el personaje más polémico del fútbol actual, ya que las sentencias pronunciadas por el de Setúbal no dejan a nadie indiferente:

-“Figo ya puede venir a Barcelona tranquilo, porque ahora el enemigo público número uno soy yo”

-“No sé si será por la publicidad de UNICEF, pero a mi me daría vergüenza ganar una Champions como la que han ganado ellos”

-“Si digo lo que pienso de la UEFA mi carrera termina hoy”

-“Guardiola tiene una Champions que a mi me daría vergüenza de ganarla”

-“¿Pito Vilanova? No sé quien es ese señor.” Cuando le preguntaron después de meterle el dedo en el ojo a Tito Vilanova

-«Drogba, Cristiano Ronaldo, Torres y Van Persie son unos piscineros» (en Inglaterra) y más tarde «Cristiano Ronaldo no tiene la cultura de la piscina» (ya en España).

-“La diferencia entre Pellegrini y yo, es que si me voy del Madrid, yo no me iré al Málaga”

-“Estoy agradecido a Dios por no tener modestia porque es una cualidad que no ayuda en nada”. Solo le faltó decir que en realidad Dios era él.

-“Dios tiene que pensar que soy un tío cojonudo. Lo tiene que pensar, si no, no me daría tanto».

Otro entrenador destacado con la boca grande fue y es Javier Clemente. El de Barakaldo dejó grandes perlas para la posteridad. Introdujo, o al menos popularizó, el término de mingafría, como por ejemplo cuando defendía la entrada de Andoni Goikoetxea sobre Maradona en la final de Copa del Rey de 1983: «¡Sois una panda de mingafrías!«. O la que le dedicó al internacional Fernando Llorente y próximo jugador de la Juventus de Turín: “Fernandote es un jugador del montón y un mingafría, nunca llegará a nada. Por mí, que se vaya buscando equipo”.

Clemente también tuvo en su punto de mira al periodista Manolo Lama: “Me hubiese venido bien que Manolo Lama se hubiese muerto en 1987. No se mató por el canto de un duro”. Es cierto que el periodista ahora de la COPE le ha faltado el respeto en multitud de ocasiones pero esta frase roza lo esperpéntico. Esta otra, se la dedicó a otro comentarista de la radio, compañero de Lama, Poli Rincón: «Poli le pegaba con la uña, además, no sabe hacer la O con una moneda, se la das y se equivoca”. También se acordó de uno de los mejores jugadores del mundo, Maradona, del que más adelante hablaremos.  “En el campo es un jugadorazo, pero fuera de él es un imbecil de tomo y lomo”. Y aquí les dedicó una magnífica bilbainada a los aficionados del Betis cuando entrenó al equipo sevillano: “Ayer había siete tíos esperándome a la salida. Yo con tantos no puedo aunque sea de Bilbao. Si fueran dos o tres si, pero eran demasiados”. O esta gran muestra de tacto al hablar de las salidas nocturnas de sus jugadores del Tenerife: “Me parece perfecto que los jugadores se quieran tomar un “cuba”, pero ya saben lo que hay… tómate un “cuba”, que yo luego te arrancaré la cabeza si hace falta”. Incluso coqueteó con el racismo cuando dijo sobre Eto’o que algunos deberían bajarse de los árboles. Luego lo intentó arreglar alegando que él no era racista, que era racista de los idiotas. Aunque él mismo se definía perfectamente: «Al final soy el más marchoso».

Javier Clemente repartía «elogios» a diestro y siniestro ante los periodistas.

Y en esta recopilación de «bravucones» del fútbol no podía faltar Maradonaquien dijo sobre Nelson Orantes do Nascimento“Pelé es un esclavo. Le vendió el corazón a la FIFA. Y después, cuando la FIFA lo patea, se quiere amigar con nosotros los jugadores. Pero andá, no hay negro que no destiña, chabón”. También tuvo palabras para los mandamases de la FIFA: “A la página web de Joao Havelange la llamaría ladron.com” o “No quiero que Havelange diga que es mi padre. Yo tengo un padre excepcional y no un hijo de puta como él. Si tuviera un padre así, ya estaría muerto”. Sobre Joseph Blatter tampoco se mordió la lengua: “Blatter me quiere como un hijo. Sí… como un hijo de puta”. Como buen bocazas, el astro argentino entró en temás políticos cuando habló de un ex presidente de su país: “Si a Duhalde lo veo en el desierto, le tiro una anchoa”. Bastante ingeniosa, por cierto. Y sin olvidar la política, se acercó al racismo acordándose del portero paraguayo Chilavert: “Lo único que faltaba era que un planta mandioca pretenda culturizarnos a los argentinos lo que tenemos que hacer”. También fue bastante ingeniosa la que le dedicó al seleccionador argentino Daniel Pasarella cuando éste impuso algunas normas nuevas para el equipo: “Gallego y Pasarella se olvidan que juntos tomamos cerveza, vino y algunas cosas más”.

Existen muchos más deslenguados en el fútbol, pero el tema excedería la longitud de un artículo y quizás deberíamos escribir un libro entero o incluso una enciclopedia. No son grandes errores pero siempre recordaremos con una sonrisa cuando Morientes habló de la eliminatoria que se debía decidir en Borussia (es el nombre del equipo, la ciudad es Dormund) o cuando el jugador de baloncesto del Unicaja Marcus Brown retó en Tau a Igor Rakocevic en lugar de emplazarle a Vitoria. A pesar de esta galería de meteduras de patas, quién esté libre de pecado que tire la primera piedra, el que tiene boca se equivoca y seguramente nosotros también lo hacemos aunque con menor repercusión mediática. Y es que, como dice el proverbio, la palabra es plata y el silencio es oro.

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