Si te gusta, compártelo

Por Daniel Riobóo Buezo

Un nuevo episodio de la mezcla entre deporte y política sacude el fútbol, en este caso por la final de la Copa del Rey entre el FC Barcelona y el Sevilla. La delegación del gobierno de Madrid, acogiéndose a la Ley del Deporte, ha anunciado la prohibición de entrar al estadio Vicente Calderón con esteladas, las banderas independentistas catalanas. Las reacciones no han tardado en llegar e inmediatamente el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, han anunciado que no acudirán al partido ya que lo consideran un ataque a la libertad de expresión, una opinión compartida por el mismo club mientras Esquerra Republicana ha ido más allá pidiendo al equipo catalán que no se presente al partido. Tras los pitos al himno de España en las tres finales jugadas entre el el Athletic de Bilbao y el Barça en los últimos años, esta decisión vuelve a abrir el debate sobre la politización del deporte rey.

El FC Barcelona ya ha sido multado por la UEFA por la exhibición de símbolos independentistas en el Nou Camp.
El FC Barcelona ya ha sido multado por la UEFA por la exhibición de símbolos independentistas en el Nou Camp.

Según la delegación del gobierno, su decisión está respaldada por la Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el Deporte si bien en ninguno de los artículos se menciona expresamente a este tipo de símbolos. Lo excepcional, y lo que da lugar a la polémica, es que la medida se toma en Madrid mientras en Cataluña, y especialmente en el Nou Camp, es habitual la exhibición de banderas independentistas en las gradas, algo que hasta ahora no ha supuesto sanción a nivel nacional aunque sí europeo. Y es que la UEFA sancionó al FC Barcelona con 70 mil euros porque en las gradas de partidos de Champions ondearon esteladas y pancartas independentistas, algo que prohíbe el máximo organismo europeo de fútbol y que fue recurrido posteriormente por el club.

El independentismo y el deporte

El órdago independentista lanzado por el presidente catalán Artur Mas lleva ya casi cinco años haciendo correr ríos de tinta en la prensa y es motivo de debate en la calle y las redes sociales. Hay quien pensaba al principio que se trató de despecho al no conseguir del gobierno el pacto fiscal que disfrutan Navarra y el País Vasco. También se dijo que era una cortina de humo y una táctica electoralista para que no se hablara de su gestión aunque en los últimas elecciones catalanas no obtuvo excesivos réditos en las urnas en su alianza con Esquerra Republicana en Junts Pel Sí, algo que sí lograron otros partidos abiertamente independentistas como la CUP o incluso En Comú Podem, que aboga por un referéndum de autodeterminación para Cataluña. Y es que, para muchos, el auge de los últimos años supone una verdadera apuesta por un estado propio que recoja el sentimiento catalanista llevado hasta el independentismo y que se manifiesta cada año en la celebración de la Diada y cada día más en las calles.

Artur Mas junto al ex presidente del FC Barcelona Sandro Rosell (Fotografía de Mundo Deportivo)

No parece muy conveniente mezclar política y deporte pero se hace continuamente y, en este caso, el gobierno catalán ha estado buscando durante los últimos años la adscripción a su causa de los equipos y deportistas catalanes para aumentar la repercusión de sus aspiraciones. Sin ir más lejos, en el Barça-Madrid de liga  cada año se recoge cada año la reivindicación independentista con un recuerdo en el minuto 17:14 a lo ocurrido en 1714 en la guerra de sucesión española.

Los deportistas catalanes y la independencia 

Pero si hablamos de deportistas concretos, la mayoría de los catalanes son cautos a la hora de pronunciarse sobre si prefieren jugar con España o con una hipotética selección catalana. Pero algunos han declarado públicamente su adscripción independentista en los últimos años, como el jugador de fútbol Jofre Mateu, habitual en las convocatorias de la selección catalana y que participa en la cadena soberanista cada Diada. O su preferencia por representar a Cataluña antes que España, como en el caso de Ona Carbonell, ganadora de múltiples medallas en natación sincronizada con España y que asegura que, en caso de tener que elegir, preferiría representar a Cataluña. Otros van más allá al reconocer que juegan con la selección española porque no tienen otra posibilidad, como el jugador olímpico de hockey Álex Fábregas.
El caso de Guardiola y las renuncias a la selección

Quien también se ha visto en el centro de la polémica ha sido Josep Guardiola tras unas declaraciones en las que afirmó que daría su voto a la independencia de Cataluña con motivo de la manifestación de la Diada de 2012, un sentimiento que posteriormente ha confirmado cuando ha tenido ocasión. Guardiola defendió la camiseta de la selección española en 47 ocasiones, por lo que sus declaraciones fueron recibidas con críticas como las de Alfonso Pérez, compañero en la selección que ganó el oro olímpico en Barcelona 92. Lo curioso es que tan sólo unos días después de sumarse a la petición independentista Guardiola manifestaba que no descarta entrenar a la selección española algún día.

Pep Guardiola fue campeón olímpico con España en los JJOO de Barcelona 92.

Pero lo que es cierto es que, hasta ahora, muy pocos deportistas se han negado a acudir a la llamada para defender a la selección española, tanto en Cataluña como en Galicia o el País Vasco. El primer caso de renuncia fue el del defensa de la Real Sociedad Iñaxio Kortabarría que, tras jugar cuatro partidos con el combinado nacional entre 1976 y 1977, se negó a volver a la selección por su afinidad con el independentismo vasco.

Otro ejemplo es el del lateral zurdo del Compostela Nacho en los años noventa. Tras subir a primera división con el equipo gallego, el entonces seleccionador Javier Clemente pensó en convocarle. Poco después el jugador aprovechó el altavoz de los medios para dar a conocer su simpatía por el nacionalismo gallego y su nulo interés en jugar por España.

Ya en el siglo XXI, el ex jugador del FC Barcelona Oleguer Presas también estuvo en medio de la controversia. En 2005 el defensa fue convocado por Luis Aragonés a una convivencia de la selección española a la que no dudó en acudir aunque posteriormente nunca debutó con La Roja. Sus simpatías por el independentismo catalán y su defensa de una selección catalana pesaron más que su escaso deseo de ser internacional y así se lo hizo saber al seleccionador. Todos estos casos son tratados ampliamente en un libro con un gran trabajo de investigación detrás, «Futbolistas de izquierdas», de Quique Peinado.

Oleguer acudió a una concentración de la selección española pero nunca debutó.

Casos de doble nacionalidad

Existen otros casos, no de renuncia, sino de haber optado por jugar con otras selecciones al tener la doble nacionalidad. Como el de Fernando Amorebieta, defensa del Athletic de Bilbao y venezolano de nacimiento, que ha preferido jugar por el combinado «vinotinto» antes que esperar una llamada de la selección española.

En Alemania se dan varios ejemplos similares, como el de Mario Gómez. El actual 9 de Alemania, hijo y nieto de españoles, ha preferido jugar por la selección teutona, al igual que Gonzalo Castro. El centrocampista del Bayer Leverkusen debutó con la selección sub 19 española pero posteriormente se decantó por la Mannschaft con la que ha jugado en cinco ocasiones. El último caso es el del ex canterano del Real Madrid Joselu que, tras emigrar a la Bundesliga, recientemente ha declarado que pretende pedir la nacionalidad alemana y que le gustaría jugar con su selección.

Legalidad y federaciones propias

En cuanto a la petición de selecciones propias, tras la última sentencia del Tribunal Constitucional, Cataluña vio respaldada su intención de poder competir internacionalmente en deportes en los que no se pueda enfrentar con España. Esto puede ocurrir cuando no exista la federación española correspondiente, por lo que por el momento Cataluña solo puede tener selecciones propias en deportes minoritarios.

Un caso similar ocurre con el País Vasco que sólo podría competir como tal en deportes en los que no existe federación española o en los que España no compita como tal, como en algunas modalidades de bolos (katxetehirutxirlo), los harrijasotzailes (levantadores de piedras), trontzalaris (cortador de troncos con sierra), idi probak (arrastre de bueyes), aizkolaris (cortador de troncos con hacha) y sokatira (tirar de la cuerda).

El País Vasco quiere competir con selección propia en disciplinas como la Pelota Vasca.

El caso de las selecciones británicas de fútbol

Habitualmente se pone el ejemplo de las selecciones de fútbol de Escocia, Gales o Irlanda del Norte para pedir la oficialidad de las selecciones catalana o vasca. En este caso conviene aclarar que la Asociación escocesa de fútbol fue fundada en 1873, (es la segunda asociación de fútbol más antigua del mundo tras la inglesa). Así, es una de las pocas asociaciones de fútbol que, sin representar a un estado independiente, está aceptada como miembro de la FIFA y la UEFA, al ser anterior a su fundación ya que la Federación Internacional de fútbol no se creó hasta 1904 y la UEFA mucho más tarde.

Un caso similar ocurre con la Asociación de fútbol de Gales creada en 1876 o con la Asociación irlandesa de fútbol, fundada en 1880 y garante de la oficialidad de la selección de Irlanda del Norte. Lo mismo ocurre en el rugby, con una excepción, las dos Irlandas compiten como un único país. Un caso distinto es el olímpico ya que el Comité Olímpico Internacional no les permite competir con selecciones propias en los JJOO sino bajo la bandera de Gran Bretaña.

De momento sólo selecciones autonómicas

Así que, por el momento, las selecciones catalana y vasca se tendrán que conformar con competir internacionalmente en los deportes que no cuentan con Federación española o mediante partidos amistosos como los que celebran anualmente las distintas selecciones autonómicas durante el parón navideño de la liga de fútbol.

Para poder hacerlo como selecciones propias antes tendrían que ver su independencia reconocida, tras un proceso legal complejo y mediante la celebración previa de un referéndum de autodeterminación. Solo entonces sus selecciones podrían tener identidad internacional propia y ser parte de un curioso grupo de clasificación que pudiera agrupar a Andorra, Gibraltar, Cataluña, País Vasco y España. Por ahora no parece posible pero tampoco se puede descartar totalmente, la historia da muchas vueltas.

Si te gusta, compártelo