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Por Daniel Riobóo Buezo

Tradicionalmente se ha acusado a los deportistas, y en especial a los futbolistas, de acomodaticios, de no implicarse social y políticamente. Puede que muchos sean así pero, como en todo en la vida, hay excepciones. Y para dejar constancia de los futbolistas que más se han significado políticamente a lo largo de la historia del fútbol, ha aparecido recientemente un libro que recoge estos casos dignos de conocer y recordar. No son muchos, no más de sesenta, algunos no especialmente conocidos, pero los perfiles y las historias que narra «Futbolistas de izquierdas» no dejan a nadie indiferente.

Quique Peinado, un periodista riguroso y sin pelos en la lengua, se ha atrevido a escribir un libro que hasta ahora no existía, si acaso algunos artículos que habían tocado el tema, como en nuestra propia publicación. Pero el proyecto de Peinado ha ido más allá y durante tres años el autor ha estado trabajando en un libro a medio camino entre la historia y el periodismo y que es un auténtico placer para los que buscan historias de vida en el deporte que todavía puedan reconciliarnos con el fútbol cuando en gran medida está excesivamente comercializado. El libro no es para nada maniqueísta o dogmático, todo lo contrario, prácticamente no juzga comportamientos ni posicionamientos ideológicos, los presenta y deja que el lector valore por sí mismo en qué medida estos futbolistas que han querido dejar clara su visión de la vida, han podido estar o no acertados o equivocados y que, según el autor, «no han ganado nada al hacer público lo que pensaban» de cara a su carrera profesional.

Quique Peinado es el autor de "Futbolistas de izquierdas" (Foto: Periodistadigital.com)
Quique Peinado es el autor de «Futbolistas de izquierdas» (Foto: Periodistadigital.com)

El germen del libro es uno de los episodios del libro de Enric González, «Historias del Calcio», más concretamente el que atañe a Cristiano Lucarelli, un gran delantero italiano cuya conciencia de clase y amor por el Livorno, una de las ciudades más «rojas» e industriales de Italia, comprometió una carrera deportiva que pudo haber sido más exitosa deportivamente y más fructífera económicamente. Pero Lucarelli, como tantos otros en el libro, antepuso sus ideas y su compromiso con el club de su ciudad a dejarse manejar por el mercado futbolístico para estar cerca y ayudar a los suyos, aunque no siempre fuese comprendido, ni siquiera en ocasiones por la propia hinchada del Livorno. Sin querer destripar uno de los capítulos más significativos del libro, en palabras de Lucarelli, «otros futbolistas se compran Ferraris, yo me compré la camiseta del Livorno». Para conocer su historia in situ, Peinado se trasladó a Italia, como a tantos otros sitios para narrar y entrevistar en persona a los protagonistas del libro, aunque no todos siguen vivos y con no todos pudo hablar. Entre las espinas clavadas para Peinado, Jorge Valdano, Maradona, Oleguer Presas o Vicente del Bosque, cuyo cargo de seleccionador y carácter prudente aconsejan no hacer pública su cercanía al Partido Socialista.

El autor considera que existen muchos más futbolistas comprometidos políticamente de los que aparecen en el libro aunque el propio mundo del fútbol «penaliza al que se significa» como en el caso de Oleguer Presas, cuya cercanía ideológica a los movimientos antisistema y al independentismo catalán le forzaron a emigrar a Holanda antes de retirarse prematuramente. Para el autor es comprensible que la mayoría no se signifiquen ya que, cuando lo han hecho, nunca han ganado nada. Pero no sólo en la izquierda, sino también en la derecha, como en el caso de Salva Ballesta, cuyas manifestaciones públicas hicieron que la afición del Celta se rebelara ante su fichaje como segundo entrenador.

El libro glosa el compromiso de futbolistas españoles e internacionales, desde los niños de Rusia o quienes se opusieron al franquismo en el País Vasco hasta aquellos que se significaron políticamente contra las dictaduras en Latinoamérica durante los años setenta y ochenta, tanto en Chile con la impactante historia de Carlos Humberto Caszely, un referente en la oposición al régimen de Pinochet, como en Argentina con Ángel Cappa y algunos otros ejemplos que debieron ser más durante la celebración del mundial de 1978. En Brasil también la dictadura militar se encontró con futbolistas díscolos. Entre ellos Sócrates, icono del fútbol mundial como compromiso personal y social y que falleció durante la gestación del libro, un testimonio que Peinado lamenta no poder haber podido completar totalmente si bien su caso, el movimiento de autogestión conocido como «Democracia Corinthiana», está contado a la perfección.

En «Futbolistas de izquierdas» no solo hallamos las historias de jugadores comprometidos con una ideología política concreta, hay mucho más. Hay futbolistas que lucharon por los derechos de su colectivo como trabajadores que son, otros como el francés Lilian Thuram, que son iconos por su oposición frontal al racismo, los que se han pronunciado abiertamente contra la homofobia en el deporte o el caso de un club tan especial y único como el Sankt Pauli alemán. El libro es una excepcional rareza en la literatura deportiva en español, un trabajo concienzudo, magníficamente escrito y que no dejará a nadie indiferente ya que, a veces, el deporte puede servirnos para conocer mejor el mundo que nos rodea y donde el fútbol y los futbolistas son una metáfora perfecta del sistema económico imperante en Occidente y sus trabajadores. Para Ángel Cappa, otro de los protagonistas y participante en su presentación, el jugador es una de las partes más débiles del negocio y cuando llega a un cierto estatus «el dinero y la fama hacen que el futbolista escale socialmente y se produzca un distanciamiento de su clase y una abstracción de la realidad», por lo que su compromiso social o político desaparece, algo que se echa en falta en ocasiones «ya que disponen de un altavoz del que pocos pueden hacerlo».

El libro está prologado por el Gran Wyoming y el epílogo corre a cargo de Alberto Garzón, el joven diputado de Izquierda Unida en el Congreso. Se trata de un ejemplo de cómo en ocasiones la inercia de la sociedad y del sistema económico hace que los individuos no se atrevan a cuestionar las cosas por temor a ser estigmatizados. En el texto se presentan los casos de jugadores que, a su manera y según sus ideales, han intentado hacer un mundo mejor desde el fútbol. De nuevo, en palabras de Cristiano Lucarelli: «cuando un futbolista habla sólo de fútbol, la gente dice que eres un superficial. Cuando uno intenta entender lo que pasa en el mundo, se busca problemas, te dicen que estás politizado. Nunca sabes qué posición tomar». Un buen resumen de gran parte de los casos que componen un libro que para los amantes de la buena literatura deportiva debe ser una lectura imprescindible, tanto para entender el fútbol como su lugar en la sociedad.

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