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Por Daniel Riobóo Buezo

Nadie duda hoy que el fútbol se ha convertido en un gran negocio a escala mundial. Sigue siendo un deporte que levanta pasiones y que se practica en cualquier lugar del planeta pero su dimensión económica lo ha cambiado radicalmente en los últimos años. Para bien en algunos aspectos y para mal en muchos otros.

La globalización tiene sus pros y sus contras y de ellos no podía escapar tampoco un deporte que se ha convertido en mucho más que eso, en un imparable negocio. Según el informe “The Investment In World Football 2015”, la inversión de la industria del fútbol supera los 65 mil millones de euros anuales. Y como en otras actividades económicas, a medida que algo se hace global y genera cada vez más riqueza y beneficios paralelamente también conlleva más intereses, grupos de presión, codicia y corrupción. Lo hemos visto en otras industrias y el fútbol no podría ser una excepción como estamos comprobando recientemente con numerosos escándalos de corrupción en sus principales organismos.

A medida que el fútbol se convierte en un mayor negocio, más intereses se mueven a su alrededor.
A medida que el fútbol se convierte en un mayor negocio, más intereses se mueven a su alrededor.

El mayor entretenimiento del mundo

Hace poco en la Escuela de Periodismo Manuel Martín Ferrand, Santiago Segurola, probablemente el mejor cronista de fútbol de este país y director adjunto de Marca, afirmaba que el deporte ha sustituido al cine como máximo entretenimiento a nivel mundial y el fútbol, como su máximo exponente, lo había aprovechado para convertirse en un auténtico negocio.

Por añadidura los grandes clubes se han convertido en auténticas multinacionales. ¿O acaso alguien duda de que el Real Madrid, el Barça o el Manchester United no sean negocios globales como Disney, Coca-Cola o Apple? A menor escala todavía pero multinacionales. Y con franquicias. Si el Manchester City ya tiene franquicias en la liga estadounidense o la australiana, el Real Madrid pronto la podría tener también en la Major League Soccer y quería a Raúl González como director deportivo una vez que cuelgue las botas en el Cosmos neoyorquino si bien tiene otras ofertas. El club más rico del mundo también vivirá próximamente el cambio de nombre del estadio y , según el experto en marketing deportivo Gerardo Molina, probablemente «se llamará Abu Dhabi Santiago Bernabéu Stadium o CEPSA Bernabéu Stadium”, una jugada estratégica que desde hace un tiempo cada vez más clubes han adoptado imitando el modelo de muchas franquicias deportivas en Estados Unidos.

La banalización de la información deportiva

Santiago Segurola también hablaba sobre la banalización y la comedia en que se ha convertido la información sobre el deporte, especialmente en el caso del fútbol. Hoy en día proliferan las tertulias y los chismes sobre los jugadores con mucho más tiempo dedicado a ellas que a informaciones o reportajes rigurosos sobre el juego en sí. Si bien también hay que introducir el entretenimiento en los programas deportivos, algunos espacios sobre fútbol, especialmente en televisión, se han convertido prácticamente en circos más propios de programas de prensa del corazón. Afortunadamente todavía surgen iniciativas de información de calidad como las publicaciones especializadas  Líbero y Panenka, periodismo de calidad con el fútbol como excusa para hablar de muchas otras cosas. Son proyectos valientes ya que en plena era digital se editan en papel y tienen un consolidado reducto de fieles lectores.

Segurola también abogaba por «recuperar al hincha, al auténtico aficionado, porque se está perdiendo poco a poco en los estadios. Ahora vas al Bernabéu y al Nou Camp y cada vez hay más rusos, chinos o qataríes». El alto precio de las entradas en España hace que cada vez más aficionados prefieran verlo en televisión mientras en los estadios cada vez se ven más turistas de alto poder adquisitivo. En cambio otros países como Alemania, con entradas a precios realmente asequibles, siguen llenando sus recintos de aficionados locales y el ambiente en las gradas es mucho más auténtico.

Cada vez hay más aficionados extranjeros en los estadios (Foto: latribunamadridista.com)
Cada vez hay más aficionados extranjeros en los estadios (Foto: latribunamadridista.com)

La imparable globalización del fútbol 

Para hacernos una idea de lo que mueve el fútbol tan sólo basta leer algunas cifras significativas. En España el fútbol supone cerca de un 1,% del PIB, mueve casi 8.000 millones de euros anuales mientras a nivel mundial su inversión anual supera los 65 mil millones de euros entrando entre las veinte principales industrias del planeta. Otro dato sorprendente es que en Brasil o Argentina cerca del 3% de las exportaciones de los últimos años han correspondido a la venta de jugadores ya que son los dos grandes exportadores de talento futbolístico. Al igual que los productos chinos invaden los mercados mundiales, los jugadores argentinos y brasileños nutren las ligas europeas y de otros continentes.

Argentina y Brasil son los dos grandes exportadores de jugadores en el mundo.
Argentina y Brasil son los dos grandes exportadores de jugadores en el mundo.

Todo ellos hace que las ligas europeas busquen vender su producto a toda costa a nivel global, tanto mediante derechos de televisión adaptando los horarios de los partidos para otras latitudes como utilizando la mercadotecnia o incluso organizando partidos fuera. Si bien hasta ahora tan sólo se hacen giras de pretemporada en Asia, Australia o América, la liga española quiere ir más allá. Su presidente, Javier Tebas, declaraba recientemente en The Sport Business Summit que «a medio plazo, jugaremos partidos de Copa o de La Liga en el extranjero. Aún no podemos decir dónde se jugarán estos partidos. Se necesita desarrollar los proyectos y, por supuesto, los permisos de organizaciones internacionales como la UEFA o la FIFA.»

Pero Europa poco a poco va perdiendo la primacía  a medida que el fútbol se globaliza. Según el último informe de la empresa Euroamericas Sport Marketing, un 16% del total invertido en el último año proviene de China, India y los países árabes cuyos patrocinios han desembarcado con fuerza en Europa mientras poco a poco refuerzan sus ligas nacionales y la Major Soccer League de Estados Unidos aspira a convertirse en una de las más potentes del mundo en unos años. Además, en la última década también se ha producido la compra de muchos grandes clubes por magnates rusos, árabes, chinos o estadounidenses que ven el fútbol como una inversión rentable, incluso por encima de la volátil bolsa. Además dirigir clubes de prestigio les permite un estatus idóneo para hacer negocios ya que hoy en día los palcos son auténticos puntos de encuentro entre grandes empresarios.

El multimillonario chino Wang Jianlin se ha convertido en uno de los principales accionistas del Atlético de Madrid (Foto: Diario Sport).
El multimillonario chino Wang Jianlin se ha convertido en uno de los principales accionistas del Atlético de Madrid (Foto: Diario Sport).

La corrupción en el fútbol

La globalización en sí no es negativa pero que la economía del fútbol sea cada vez más poderosa tiene su lado oscuro al concitar demasiados intereses económicos. Así vemos cada vez más tramas de amaño de partidos, más investigaciones sobre fraudes a la Hacienda Pública de clubes y futbolistas o escándalos como la presunta compra de votos en la elección de sedes de mundiales o Eurocopas. Y es que su organización supone un enorme negocio por los suculentos contratos de promoción y retransmisión que conllevan además de un escaparate inmejorable para el país organizador.

Así, la  FIFA y la UEFA se han visto salpicadas recientemente por escándalos de corrupción tras una investigación llevada a cabo por el FBI y que ahora también han asumido sus propias comisiones de ética. Como consecuencia de ello, sus dos máximos dirigentes Joseph Blatter y Michel Platini han sido suspendidos temporalmente de sus cargos por sospechas sobre su posible implicación en casos de soborno y compra de  votos para decidir las sedes de los dos próximos mundiales. De hecho sus órganos de dirección tienen a más de la mitad de sus  miembros investigados o suspendidos, algo realmente lamentable. El terremoto que está sufriendo el fútbol mundial coincide curiosamente con el momento en el que más dinero mueve, en el que se ha convertido en un gran negocio a escala mundial.

Los máximos dirigentes de la FIFA y la UEFA están siendo investigados por presunta corrupción.
Los máximos dirigentes de la FIFA y la UEFA están siendo investigados por presunta corrupción.

La nostalgia por el fútbol de antes

Mientras el fútbol sigue globalizándose y convirtiéndose en un negocio cada vez mayor, entre muchos aficionados hay nostalgia por un fútbol más auténtico aunque estuviera menos profesionalizado. Nostalgia por el barro de los estadios de antes, por los bocatas en el descanso, por un deporte más genuino y menos contaminado por tantos intereses. Ahora hasta los futbolistas salen engominados y oliendo a colonia y parecen más modelos de pasarela que auténticos jugadores. Por eso muchos reivindican el fútbol de los ochenta y los noventa, menos explotado comercialmente, más deporte y menos negocio. Muchos lo hacen desde el humor como en la página Odio el fútbol moderno o en determinadas canciones revival como la de la Fundación de Raperos Auténticos de Cádiz.

Y es que, más o menos negocio, parafraseando a Jorge Valdano, una de las personas que con más precisión lo analizan «El fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes«. O al menos eso parece hoy en día.

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