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Por Luis Murillo Arias 

Lejos quedan ya los tiempos en los que los multimillonarios del mundo se conformaban con tener el yate más grande en el puerto más lujoso cercano a su ciudad o país. Eso está desactualizado. De una década para acá, lo que realmente mola es comprarse un club de fútbol. Si puede ser, que no haya tenido una trayectoria verdaderamente exitosa para que, de esa manera, el ricachón se convierta automáticamente en el artífice de los éxitos del club que compra. Algo parecido ha ocurrido con la reciente compra del Valencia CF por parte de Peter Lim. Y tras su llegada se acaba de producir la adquisición del 20% de las acciones del Atlético de Madrid por parte de Wang Jianlin, el segundo hombre más rico de China. Hasta el momento Miguel Ángel Gil Marín sigue siendo el máximo accionista del club pero Jianlin, un enamorado de España con más inversiones en nuestro país, bien podría algún día aumentar su participación o quién sabe si convertirse en el propietario del club. Lo que probablemente venga detrás serán fichajes millonarios que ilusionarán a la afición y que nunca sabrán si podrán rentabilizar o no.

La película ya la sabemos con casos como los de Abramovich en el Chelsea o los jeques de Manchester City y el Paris Saint Germain. Algunos dicen que se trata sólo de un hobby, de usar estos clubes como juguetes. Otros afirman que hay unas intenciones ocultas: acercarse al poder, blanquear dinero u otro tipo de intenciones que nunca llegan a aclararse del todo. Además de Wang Jianlin, en España tenemos el caso de Peter Lim, flamante nuevo dueño del Valencia CF y también el de Al-Thani, el jeque del Málaga, pero este no es un primer espada de los magnates del fútbol. Se da la situación de que aún quedan cuatro clubes que ni siquiera son sociedades anónimas, como Real Madrid, Osasuna, Athletic y Barcelona. Algo tan del siglo XX, piensan algunos. Está claro que esta situación tiene los días contados, pero, sin embargo, tampoco ha impedido que sus presidentes hagan sus tejemanejes políticos, económicos y financieros, especialmente en Madrid y Barcelona.

Hemos decidido hacer una alineación, algo así como el 11 titular de los magnates del fútbol, el que jugaría el partido más importante de la temporada siempre y cuando no hubiera lesionados.

Peter Lim (Valencia)

A sus 61 años, el singapurense Peter Lim se ha convertido en un personaje casi venerado en Valencia. A finales de octubre de 2014 se convirtió en el principal accionista del Valencia Club de Fútbol con un 70% de las acciones y asumiendo parte de la deuda de la entidad Che con Bankia y con otros acreedores. Hijo de un vendedor de pescado, Lin estudió contabilidad en Australia y comenzó su carrera profesional como agente de bolsa. Después decidió dejar de ser un mero intermediario para invertir él mismo, primero en aceite de palma y, posteriormente, en moda y complejos inmobiliarios consiguiendo alcanzar una fortuna que se estima en más de 1.500 millones de euros.

Peter Lim se ha convertido en todo un referente para el valencianismo.
Peter Lim se ha convertido en todo un referente para el valencianismo.

Peter Lim es un fanático de los deportes y la adquisición del Valencia no es su primer intento de hacerse con un gran club europeo ya que en 2010 intentó comprar el Liverpool pero su oferta no fue aceptada. Además es un accionista importante de la escudería McLaren y uno de los principales inversores de un centro de motor en Malasia que entrará en funcionamiento en 2016. Desde su llegada el club blanquinegro parece resurgir y ya ha realizado su primera gran adquisición en el mercado de invierno, la del centrocampista argentino Enzo Pérez.

Erik Thohir (Inter de Milán)

Tiene solo 41 años y nació en Yakarta, la capital indonesia, en el seno de una familia multimillonaria. De hecho, su padre es copropietario de la gran empresa automovilística Astra International. Se trata de un holding que gestiona automóviles, servicios financieros, minería, agricultura, infraestructura y tecnología de la información y que facturó el pasado año 12.000 millones de euros con un beneficio de 1,38 millones. Erik se involucró de lleno en el negocio familiar después de estudiar en Estados Unidos la carrera de Ingeniería de Telecomunicaciones y un master en Comunicación. Entre sus planes está la construcción de un nuevo estadio, ya que ahora comparte el Giusseppe Meazza con el Milan, y potenciar el merchandising neroazzurro. Además de poseer el Inter de Milán, Thohir es uno de los máximos accionistas del equipo de fútbol norteamericano D.C. United y del equipo de baloncesto de la NBA Philadelphia 76ers.

Dymitry Ryboloviev (Mónaco)

Este millonario ruso, cuyos bolsillos soportan, según la revista Forbes, unos 9.500 millones de dólares, es conocido por coleccionar obras de arte, islas griegas y, desde diciembre de 2011, futbolistas de renombre. Cuando compró el club monegasco, el equipo del principado deambulaba por la segunda división francesa y, tras invertir en él, especialmente con la llegada del técnico italiano Claudio Rainieri, lo devolvió a la Ligue 1. Fue en verano de 2013 cuando desembolsó una millonada para traer a estrellas de talla mundial. Así fue con Moutinho, James Rodríguez, Carvalho y al ex delantero del Atlético de Madrid y estrella de la selección colombiana Radamel Falcao, por el que desembolsó 60 millones de euros. Su apellido, que significa en ruso «pescador», le viene al pelo.

Tras estudiar Cardiología, fundó junto a su padre la empresa Magnetiks pero, tras el desmembramiento de la Unión Soviética, se abrió ante él, como ante otros hombres de negocios, un mundo lleno de oportunidades, algunas no del todo éticas. Realizó un curso de corredor de Bolsa y montó una empresa inversora en 1992. A partir de ahí creó un emporio cuyo elemento más rentable fue el consorcio de producción de fertilizantes Uralkalia. En poco tiempo, esta compañía se convirtió en un gigante mundial y, en el momento más álgido se la vendió a Suleimán Karímov, del que hablaremos más tarde, por 5.000 millones de dólares. Fue entonces cuando compró el paquete de control del Banco de Chipre y se fue a vivir a la isla. Dicen que su salida de Rusia estuvo relacionada con presiones gubernamentales. Después vino lo del Mónaco.

Entre sus islas se encuentra Skorpios, escenario de la boda entre Aristóteles Onassis y Jackeline Kennedy, que le compró a Athina Onassis, la única heredera del armador, en plena crisis griega por unos 100 millones de dólares. También tiene una casa ‘Belle Epoque» en Mónaco valorada en 300 millones de dólares.

Nasser Al-Khelaifi (PSG)

El Mónaco de Ryboloviev compite en Francia con el PSG, curiosamente los dos equipos controlados por dos magnates, uno ruso y otro qatarí. Al-Khelaifi es la persona más importante del deporte de Qatar, ya que, aparte de ser el presidente del PSG, lo es también de la Federación de Tenis de su país (QTF), y de la cadena televisiva de Al Jazeera, BeIN Sport. De hecho, el jeque fue tenista profesional cuando era más joven, llegando a ser el 995 de la ATP, todo un logro en su país. Es un fanático de los deportes y, por ello, da rienda suelta a sus deseos con los derechos deportivos de Al Jazeera, especialmente el fútbol, ya que emite casi todos los partidos de las principales ligas europeas y de la Champions League, no sólo en árabe, sino también en inglés o español para prácticamente todo el mundo.

Al Khelaifi, que siempre aparece en público con la vestimenta típicamente árabe, se convirtió en presidente del PSG al adquirir la empresa Qatar Investment Authority el 70% de las acciones del PSG y diseñó un plan de cinco años para poner al equipo parisino en lo más alto del fútbol europeo y mundial. Para ello ha adquirido por traspasos y fichas millonarias a jugadores como Ibrahimovic, Cavani, Pastore, Lavezzi, Thiago Silva o Lucas Moura. También fichó primero como entrenador a Carlo Ancelotti y, después, a Laurent Blanc. No pertenece a la familia real qatarí, pero es íntimo amigo del omnipresente heredero al trono, Tamim bin Hamad Al-Thani, presidente del Comité Olímpico de Qatar, otro gran amante del deporte.

Roman Abramovich (Chelsea)

Cruzando el charco de Francia a Inglaterra encontramos un gran número de magnates. El que lleva más tiempo instalado en la Premier es el ruso Abramovich, presidente del Chelsea, que desde su llegada ha logrado tres títulos de la Premier League, una Champions League y una Europa League. Su desembarco en el equipo londinense se produjo en junio de 2003 y desde entonces revolucionó el mercado de los fichajes con contrataciones millonarias, lo que provocó el recelo de otros clubes de fútbol que denunciaron que su irrupción había encarecido el precio de los jugadores. Muchas de ellas han sido directamente impuestas por su entrenador fetiche, el siempre polémico José Mourinho.

Antes de llegar al Chelsea, Abramovich había hecho carrera en Rusia. En el periodo anterior a la Perestroika había tenido varios negocios ilícitos pues recordemos que la propiedad privada estaba teóricamente prohibida en la Unión Soviética. Tras el desmembramiento de la URSS vio el paraíso y creó y destruyó diferentes empresas, algunas de ellas relacionadas con el petróleo, haciendo mucho dinero, hasta que en 1995, junto con Borís Berezovski, un antiguo socio del presidente Borís Yeltsin, compró la compañía petrolera Sibneft. Aquello creció como la espuma y, en poco tiempo, su fortuna se convirtió en la más grande de Rusia y en la undécima del mundo, según Forbes (año 2006).

Como buen millonario amante del poder, Abramovich también ha estado metido en política, ya que fue primero miembro de la Duma y, después, gobernador de Chukotka, una región en el extremo oriente de Rusia, aunque dejó esta actividad en 2008. Y como buen millonario, igualmente, es un fanático de los yates, a cuál más lujoso e impresionante. Desde abril de 2012 también está metido, a través del Chelsea, en el mundo de la Fórmula 1, ya que el club inglés es uno de los principales patrocinadores del equipo Sauber F1 Team y el proyecto es terminar comprándolo.

Mansour Bin Zayed (Manchester City)

Es miembro de la realeza del emirato árabe más rico de los que forman los Emiratos Árabes Unidos, el emirato de Abu Dhabi. También es el propietario del grupo inversor Abu Dhabi United Group for Development and Investment, que en septiembre de 2008 adquirió el control del Manchester City al poner sobre la mesa 250 millones de euros. Se trata de un hombre cuya fortuna está valorada en más de un billón de euros, así que el problema en el equipo citizen no es el dinero. El jeque delega gran parte de sus funciones al frente del City en manos de Sulaiman Al-Fahim y del presidente Khaldoon Al Mubarak.

Cuando el grupo inversor consiguió el control del club, anunció la puesta en marcha de un gran desarrollo urbanístico en los alrededores del estadio, por encima de los 1.100 millones de euros, algo parecido a lo que quiso hacer Al-Thani cuando llegó al Málaga pero que no ha llegado a lograr. El estadio del City se llama desde 2011 Etihad Stadium, por un acuerdo de patrocinio con la compañía aérea de los EAU. Desde su llegada al club inglés este grupo ha invertido más de 850 millones de euros acumulando una deuda de casi 600, lo que obviamente, ha provocado urticarias en clubes grandes de toda la vida como Manchester United, Liverpool y Arsenal. Su mayor éxito fue lograr ganar la Premier League en 2012, logro que también ha podido repetir en 2014.

Alisher Usmanov (Arsenal)

Ahora se trata del ruso más rico del mundo con 17.900 millones de dólares y compró el 30% del Arsenal. Protagonizó un conflicto en 2008 porque, además de su paquete accionarial del Arsenal, fue miembro del consejo directivo del Dynamo de Moscú y su empresa, Xerox Corporation, patrocinaba la equipación del club ruso. Se le denunció por conflicto de intereses. Finalmente se desestimó porque no poseía acciones del Dynamo.

Además de ser el hombre más rico de Rusia, Alisher Usmanov es el principal accionista del Arsenal.
Además de ser el hombre más rico de Rusia, Alisher Usmanov es el principal accionista del Arsenal.

Suleyman Kerimov (Anzhi)

Y pasamos de la Premier League inglesa a la Premier League rusa, eso sí, sin cambiar de nacionalidad del magnate. Como todos, Kerimov buscó una excusa para penetrar al norte del Cáucaso para hacer negocios. Por eso se hizo en 2011 con el control del Anzhi, en la remota Daguestán. Desde allí convirtió a Samuel Etoo, ahora de vuela en Inglaterra, en el futbolista mejor pagado del mundo con una ficha de 20 millones de euros anuales y se trajo también a Roberto Carlos, a quien terminó convirtiendo en entrenador. ¿Que de dónde sacó el dinero para pagarle al camerunés? De sus especulaciones en Morgan Stanley y Goldman Sachs, así como de Nafta Moskva, un conglomerado energético de su propiedad. Una vez más, el gas y el petróleo de por medio en el caso de los rusos. Ha invertido 600 millones en un nuevo estadio en Makhachkala.

Suleyman Kerimov preside el club de la remota y revuelta Daguestán.
Suleyman Kerimov preside el club de la remota y revuelta Daguestán.

Valery Golubev (Zenit)

Se trata del presidente del consejo directivo de Gazprom, la empresa de gas más importante del mundo, valorada en 155.000 millones de euros. La empresa del presidente del Zenit de San Petersburgo es, además, uno de los principales patrocinadores de la Champions League hasta 2015, un acuerdo del que nunca se ha informado exactamente de sus números. Goluvev es el amiguísimo de Abramovich y le compró su empresa Sibneft por nada menos que 10.000 millones de euros. Goluvev es un tipo amigo de los micrófonos. Por ejemplo, cuando dijo que Andrei Arshavin tenía que ser deportado de Rusia por su bajo rendimiento en la última Eurocopa. No es tan amigo de dar explicaciones cuando ficha jugadores a golpe de talonario, como Hulk y Weitsel, sin dar más explicaciones de los fondos de inversión con los que financia esos traspasos.

Valery Golubev tiende a hablar demasiado ante lo micrófonos
Valery Golubev es dueño de la empresa de gas más importante del mundo, Gazprom.

Yevgeny Giner (CSKA de Moscú)

A principios de los 90 los primeros lujos de occidente se vendían de contrabando en el mercado de Luzhniki, junto al estadio, y allí emergió un negociante con mucha calle, el actual presidente del CSKA de Moscú. Era como si estuviese predestinado a dirigir el equipo más importante de Rusia. Pese a que su club es el predilecto del ejército ruso, Giner no es ruso, ni tampoco tiene que ver con el que fuera central del Valencia, sino que es ucraniano, de Kharkiv. En 2001 llegó al club capitalino, pero antes coqueteó con la mafia. Concretamente con Maksim Kurochkin y ello le llevó a tener una relación complicada con la policía. Agua de borrajas, puesto que Giner es protegido de Alexander Babakov, mano derecha del presidente Putin. Pero el CSKA no era su objetivo último en el fútbol ruso, pues tras ganar la Copa de la UEFA de 2005, dio el salto a presidir la Premier League rusa.

Riwat Akhmetov (Shaktar Donetsk)

Y de un presidente ucraniano en Rusia pasamos a un club ucraniano con presidente ucraniano, el Shaktar Donetsk. Aparte de estar al frente del club de fútbol, este billonario, con un patrimonio de 15.400 millones de dólares, es presidente de SCM Holdings. Pagó la edificación del Donbass Arena, coliseo en el que juega el Shaktar y que fue sede de la Eurocopa en 2012 aunque actualmente el club juega sus partidos en L’viv debido al conflicto en el este de ucrania cuyos bombardeos han afectado al propio estadio. Antes se hizo rico invirtiendo en empresas mineras y toda su labor profesional y empresarial la ha realizado en su propio país.

Ésta es la alineación titular, pero ricos y fútbol es una relación que siempre se ha mantenido y se mantendrá por mucho tiempo. No es casualidad que 7 de los 11 sean rusos o ucranianos. Ni tampoco que otros dos sean de un país árabe o que los magnates asiáticos también comiencen a entrar en el fútbol europeo. Está claro que el dinero que está entrando en Europa y en España con la supuesta recuperación económica, procede de los lugares donde verdad hay dinero, como Rusia, los páises árabes y Asia. No tardará el momento en que algún multimillonario chino sea finalmente dueño de algún club del mejor fútbol del mundo, que por ahora sigue siendo el europeo.

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