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Por Daniel Riobóo Buezo

El boxeador filipino Manny Pacquiao, ocho veces campeón del mundo y una de las últimas leyendas de este deporte, no ha podido comenzar de forma más desafortunada su carrera política como candidato al Senado en su país al declarar públicamente en una entrevista que «los gays son peores que los animales ya que estos saben distinguir al macho y a la hembra». Poco después, y ante las críticas recibidas, ha tenido que disculparse. Si Pacquiao conociera lo que sufrieron algunos compañeros suyos en el deporte tras confesar su homosexualidad probablemente nunca hubiera hablado así. 

Los casos en el baloncesto norteamericano

El jugador de baloncesto de los Washington Wizards Jason Collins ha sido el último jugador de baloncesto de renombre que ha reconocido públicamente su homosexualidad, en el número de la revista Sports Illustrated del 29 de abril de 2013. En ella se afirmaba que era el primer deportista del deporte profesional en Estados Unidos en reconocerlo aunque no es así. Tan sólo unos meses antes también lo hizo el futbolista norteamericano Robbie Rogers. Y antes de ellos lo hicieron otros deportistas con algo en común, todos sufrieron represalias. Y es que, aunque todas las orientaciones sexuales son respetables, todavía hay ámbitos en donde la no discriminación está lejos de conseguirse. Uno de ellos es el deporte de élite. Hasta ahora se han dado pocos casos de deportistas gays que hayan salido del armario, bien por miedo a ser marginados o por temor a perder patrocinadores.

Jason Collins ha reconocido públicamente su homosexualidad aunque no es el primer jugador de la NBA en hacerlo.
Collins reconoció  su homosexualidad aunque no es el primer jugador de la NBA en hacerlo.

Tras reconocer su homosexualidad Jason Collins recibió numerosas muestras de apoyo en EEUU y en todo el mundo aunque, a falta de contratos con continuidad, se retiró del baloncesto unos meses después. Otro ejemplo en su momento muy mediático fue el del también ex jugador de la NBA John Amaechi. En la profesión Amaechi es conocido especialmente por dos razones, por haber renunciado a un multimillonario contrato con Los Angeles Lakers y, tras retirarse, por haber anunciado su homosexualidad. Lo hizo en 2007, primero en televisión y luego en su libro «Man in the Middle». 

Su confesión generó numerosas adhesiones y también sonadas críticas entre sus compañeros de la NBA, como la de Lebron James: «tienes que ser sincero con tus compañeros de equipo y si eres gay y no lo admites, no eres sincero».

John Amaechi, el único jugador de la NBA que había salido del armario hasta Jason Collins.

En el baloncesto femenino, la tres veces campeona olímpica Sheryl Swoopes es una de las pocas jugadoras que ha reconocido su homosexualidad. La deportista es conocida como la Michael Jordan femenina y su historia es curiosa ya que primero se casó con su novio del instituto y tuvo un hijo. Años después Swoopes se divorció y, en 2005, anunció públicamente su condición homosexual. Actualmente, retirada de las canchas, vive con su pareja, la también ex-jugadora de baloncesto Alisa Scott.

Sheryl Swoopes, estrella de la WNBA y tricampeona olímpica con EEUU.

La difícil aceptación de la homosexualidad en el fútbol

Si hay un deporte en el que se han visto pocos casos es en el fútbol, ya que son escasísimas las ocasiones en las que un futbolista ha declarado abiertamente su homosexualidad. El ejemplo más destacado es el del malogrado jugador inglés Justin Fashanu. Tras reconocer su homosexualidad, su propio hermano le calificó de “paria” y su polémico entrenador en el Nottingham Forest, Brian Clough, le prohibió entrenar con el equipo por lo que su carrera fue cayendo poco a poco en picado. Años después, en 1998, fue denunciado por agresión sexual por un adolescente en Estados Unidos y apareció ahorcado un mes más tarde. Junto a su cadáver su nota de despedida afirmaba que “la opinión pública ya le había juzgado y condenado”. Tenía sólo 37 años.

El malogrado Justin Fashanu, uno de los pocos futbolistas que ha revelado su homosexualidad.

Las «salidas del armario» en el tenis femenino

Probablemente el deporte en donde se han producido más salidas del armario ha sido en el tenis y, más concretamente, en el femenino. Martina Navratilova es quizá el icono del movimiento gay en el deporte. Con 18 títulos de Grand Slam, la tenista checa es una de las leyendas del tenis mundial. En la mitad de su carrera, en 1981, se nacionalizó estadounidense y reveló públicamente su orientación sexual. Desde que lo hizo ha tenido parejas célebres y ha trabajado como activista en numerosas ocasiones.

Martina Navratilova, leyenda del tenis y pionera en reconocer la homosexualidad.

El otro caso destacado en el tenis es el de la francesa Amélie Mauresmo. En 1999, con tan sólo 19 años, llegó a la final del Open de Australia, que perdió con Martina Hingis. La suiza dijo que sintió que su rival no era una mujer, sino un «medio hombre». La polémica copó portadas hasta que, pocos días más tarde, Mauresmo admitió públicamente su homosexualidad. Posteriormente llegó al numero uno del ranking en 2004 y ganó el Open de Australia y Wimbledon en 2006 antes de retirarse en 2009.

Los casos de homosexualidad y transexualidad en el ciclismo escocés

En el deporte de las dos ruedas en Escocia encontramos dos casos llamativos. El primero de ellos es el del ciclista de los años 80 Robert Millar quién casi desbanca en la Vuelta de 1985 a Pedro Delgado. Millar, un ciclista tímido y reservado, fue profesional durante once años y después desapareció de la vida pública. Nadie parecía saber nada de él hasta que un periodista empezó a indagar sobre su paradero y descubrió que Millar se había convertido en una mujer tras una operación de cambio de sexo. Actualmente se llama Philippa York y vive con su compañera Linda Purr. Millar había estado casado antes con una mujer y es uno de los pocos casos de transexualidad en el mundo del deporte.

Robert Millar mantuvo un apasionante duelo con Pedro Delgado en la Vuelta de 1985.
Otro escocés, Graeme Obree, dió mucho que hablar, tanto en el velódromo como fuera de él. Campeón del mundo en pista y recordman de la hora, Obree era conocido por sus posiciones inusuales en la bicicleta y por diseñarlas y fabricarlas él mismo, incluso con partes de una lavadora. En la pistas disfrutaba, lejos de ellas sufría. Aquejado de depresión clínica, el ciclista intentó suicidarse dos veces y, en enero de 2011, reconoció en la revista «Scottish Sun» su homosexualidad. Su inusual vida se ha dramatizado en la película The Flying Scotsman, su apodo en la vida real.
La homosexualidad en otros deportes
 
Un dilema al que se enfrentan muchas veces los deportistas homosexuales es la dificultad que su confesión puede suponer a la hora de conseguir patrocinadores. Es lo que le ocurrió al mítico saltador de trampolín estadounidense Greg Louganis, retirado tras los JJOO de Seúl 88 con cuatro medallas olímpicas de oro y varios campeonatos mundiales. En 1994, tras afirmar públicamente que era gay, Louganis vio como las empresas que le patrocinaban hasta ese momento dejaron de hacerlo aunque su carrera ya estaba terminando.
En España, el jinete Quique Sarasola reveló públicamente su homosexualidad en la portada de la desaparecida revista Zero, si bien no le supuso ningún trauma ya que jamás lo había ocultado y, cuando pudo legalmente, contrajo matrimonioLos dos ejemplos más recientes son el de la campeona sueca de esquí Anja Paerson que lo reconoció tras retirarse y el del boxeador puertorriqueño Orlando Cruz, el primer púgil en declararse homosexual. Los casos mencionados son solo los más conocidos entre los deportistas, pero hay muchos más. Probablemente solo sea cuestión de tiempo que en el deporte, al igual que en el resto de la sociedad, también se asuma la homosexualidad cada vez con más naturalidad.
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