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Por Daniel Riobóo Buezo 

El público es una parte esencial del deporte. Sin aficionados en los estadios y las canchas la competición pierde parte de su atractivo y en ocasiones nos da la impresión de estar asistiendo a un entrenamiento o a un evento descafeinado. Tampoco es conveniente despreciar los ingresos que suponen las entradas y cuotas de socios para los clubes y organizadores de eventos deportivos, un hecho que está repercutiendo seriamente en su cuenta de resultados y cuestionando su propia viabilidad y supervivencia.

Hace más de seis meses que comenzó la pandemia del coronavirus y, tras la vuelta del deporte desde el mes de mayo, tan sólo hemos podido ver con normalidad aficionados en las pruebas ciclistas. Como en el reciente Tour de Francia donde los aficionados llenaban las cunetas al paso de la prueba, en su inmensa mayoría con mascarillas y aunque el acceso estuviera limitado en las salidas y llegadas de cada etapa. Más allá del ciclismo y con algunas excepciones, tan sólo hemos visto tímidas aperturas al público en algunos deportes pero con aforos infinitamente más reducidos de los que se están produciendo en otros espectáculos como conciertos, teatros o corridas de toros.

El Tour de Francia 2020 a su paso por los Pirineos (foto: Aitor Alegría)

La Supercopa de Europa, el primer experimento para la vuelta del público en las gradas

La Supercopa de Europa de fútbol disputada entre el Sevilla y el Bayern de Múnich con triunfo del equipo alemán en la prórroga (2-1) ha sido el primer experimento en una competición europea para la paulatina vuelta del público a las gradas. Para el partido disputado en Budapest la UEFA y las autoridades húngaras diseñaron un plan de seguridad que ha permitido asistir a 20 mil espectadores en un recinto de 67.000, es decir, un 30% de aforo. De ellos, 500 han viajado desde Sevilla a Hungría. Sólo han sido parte de los que podían haber ido ya que la UEFA proporcionó tres mil entradas a cada uno de los finalistas. También hubo 2.200 aficionados alemanes y el resto del aforo fue público local.

Para poder asistir, los aficionados tuvieron que cumplir a rajatabla las medidas de seguridad y presentar un documento con una prueba PCR negativa y realizada 72 horas antes del encuentro. Además, al entrar en el Puskas Arena, se les midió la temperatura corporal para poder excluir a quien presentaba fiebre. El uso de mascarillas fue obligatorio en el estadio en todos los espacios compartidos con otras personas, incluidos los bares, restaurantes, accesos y baños. Cuando el aficionado ocupaba su asiento con la correspondiente distancia de seguridad entre ellos, el uso era solo recomendado. En total, entrada, PCR y viaje les ha costado a los aficionados sevillistas unos 365 euros. El presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, se ha mostrado optimista tras el ensayo afirmando que pronto todo podrá ser normal. Mientras, el primer ministro de Baviera, Markus Söder, ha criticado que se disputara el partido con público ante el aumento de contagios en Hungría mientras el Bayern ha decidido hacer también gratis las pruebas PCR a sus aficionados cuando regresen.

500 aficionados del Sevilla viajaron a Budapest para presenciar la Supercopa.
El deporte «no profesional» sí puede tener aficionados
Por lo que respecta a España, la situación ahora mismo está muy clara. El considerado deporte profesional a nivel de clubes (Primera y Segunda división de fútbol y la liga ACB de baloncesto) seguirá sin permitir el acceso del público. Así lo han acordado el Consejo Superior de Deportes, las federaciones y las respectivas ligas. Reconocen que, aunque se pudiera controlar el acceso y el cumplimiento de protocolos en el interior de los recintos, existe una imposibilidad de hacerlo en las inmediaciones de los estadios y pabellones. Por ello, de momento prefieren esperar a que haya vacuna. Así lo ha anunciado la Liga de fútbol española cuyo presidente Javier Tebas fijaba como fecha posible enero o febrero de 2021, siempre y cuando haya ya una vacuna disponible y efectiva contra el virus.
En cuanto a lo que se considera deporte no profesional (aunque sus deportistas sí lo sean) como las divisiones inferiores de fútbol y baloncesto y el resto de deportes de equipo, la situación es diferente y sí puede haber público. El Consejo Superior de Deportes estableció un protocolo de vuelta a la competición en categorías no profesionales en el que establece recomendaciones pero destaca que «serán las Comunidades Autónomas las que decidan aprobar la presencia de público, recomendando el CSD un número máximo fijado de 500 personas para instalaciones cubiertas y de 1.000 personas en competiciones al aire libre». Algunas comunidades ya se han pronunciado al respecto. Extremadura ha dicho que permitirá aforos de un 50% y Galicia y Cantabria de un 75% siempre que se garantice que hay un metro y medio de seguridad entre cada espectador. En este sentido ya hemos podido ver público en la liga Asobal de balonmano o la liga de baloncesto femenina.
Imagen de Gerd Altmann.
La dependencia del público para la supervivencia de los clubes
Un factor a tener muy en cuenta para gestionar la asistencia de público es lo que suponen los aficionados en el porcentaje de ingresos de los clubes. Si bien en el fútbol o baloncesto profesional gran parte de los ingresos proceden de los derechos de las televisiones y de la publicidad, la situación cambia radicalmente en el deporte no profesional donde aproximadamente el 70% del presupuesto se cubre por las cuotas de los socios y la venta de entradas.Por eso los clubes del deporte no profesional afirman que sufren un enorme perjuicio económico si no se permite o se limita demasiado el acceso del público.
Así hay clubes que piden que la limitación de mil espectadores en estadios al aire libre tenga excepciones. Ocurre en casos como los del Deportivo de La Coruña o el Racing de Santander que esta temporada militan en Segunda División B y tienen estadios con una capacidad cercana a los 30 mil espectadores. Así lo afirmaba Víctor Diego, Director de Relaciones Institucionales del Racing en el programa de radio «El Larguero» donde recalcaba que «no tendríamos problemas si entran 6.000 o 7.000 personas en El Sardinero. La seguridad sería máxima. Hemos hablado con expertos y todos coinciden: riesgo cero».
El Racing de Santander pretende que puedan asistir más aficionados a El Sardinero.

El público en los deportes individuales y la vuelta en Roland Garros

Si hablamos de la asistencia de público a deportes individuales la situación es parecida. De momento tanto en el atletismo como en el tenis o los deportes de motor hemos presenciado competiciones, partidos y carreras sin público salvo en casos como el triatlón cuando se desarrolla en circuitos urbanos. En el tenis se está tratando de que el público vuelva poco a poco. Es el caso de Roland Garros, que tuvo que retrasar su inicio a finales de septiembre por la pandemia pero con la mejora de la situación en Francia el torneo estableció un aforo máximo de cinco mil personas para la pista central. Pero esta semana, tras el empeoramiento en los datos de contagios, se ha anunciado una reducción del aforo a los mil espectadores.

La situación en otros países
Si hablamos de otros países hay todo tipo de situaciones, desde la restricción absoluta a la permisividad total. Ya en el mes de junio, Rusia y Bulgaria fueron las primeras ligas de fútbol en anunciar la vuelta del público a los estadios mientras la liga neozelandesa de rugby anunciaba poco después la vuelta a la normalidad sin restricciones en las gradas al tener el virus bajo control. Y en Japón se ha permitido recientemente un aumento del aforo en los estadios del 30 al 50%  aunque con la prohibición de gritar, cantar y hablar alto en las gradas. Mientras, Tokio 2020 quiere sí o sí celebrar los Juegos en el verano de 2021 y planea distintos escenarios para la asistencia de público en función de la evolución de la pandemia.
Otro caso significativo de las dudas ante la evolución del contagio en las últimas semanas es el de la Premier League, que había anunciado el regreso del público a las gradas inglesas para el próximo 1 de octubre pero, ante el rebrote de contagios, el Gobierno británico ha puesto «en pausa» el regreso de los aficionados a los estadios.
En el beisbol japonés ya ser permiten aforos del 50%.
Sin duda la asistencia del público en el deporte durante la pandemia tiene una casuística variada y es muy difícil establecer cual es la opción idónea. Por eso es conveniente hacernos preguntas y seguro que cada uno tenemos nuestra propia opinión al respecto. ¿Debería permitirse la vuelta al público en el deporte profesional como se permite en otras actividades de ocio? ¿Debe priorizarse la vuelta al público en deportes que se desarrollan al aire libre? ¿Es más conveniente ser prudentes y esperar a que haya una vacuna o se consiga la inmunidad de grupo para permitirlo?

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