Raymond Poulidor y otros ilustres segundones del deporte
Por Luis Murillo Arias Seguir a @lmurilloarias y Daniel Riobóo Buezo Seguir a @danirioboo
La historia del deporte está llena de éxitos y de ganadores, de hazañas y de héroes. Los ganadores pasan a los libros de historia pero de los subcampeones casi nadie se acuerda. Los fracasos y los perdedores no siempre parecen tan atractivos ni son tan glosados aunque de un tiempo a esta parte el relato de sus historias está ganando peso como podemos ver en series documentales recientes como Los otros en Movistar+ o Losers en Netflix. Dicen que el segundo es el primero de los perdedores. La mayoría de las veces, los segundones tienen una bestia negra, un deportista o equipo descomunal con el que coincidieron en el tiempo y que les impidió lograr los títulos. Otras veces no es sólo una bestia negra, sino una concatenación de circunstancias que hacen que frente a diferentes rivales siempre sucumban en el momento cumbre.
Raymond Poulidor, recientemente fallecido, ha sido quizá uno de los grandes perdedores de la historia del deporte, probablemente el más ilustre segundón. El ciclista francés, apodado Pou Pou, pasó a la posteridad como el eterno segundo ya que terminó el Tour de Francia tres veces en el segundo cajón y hasta cinco veces en tercer lugar en el periodo 1962-1976. Y además nunca pudo vestir el codiciado maillot amarillo. O le superaba un rival en el último momento, o pinchaba o se caía. Desgracia a desgracia acabó siendo un ciclista enormemente popular. «Si hubiese ganado un Tour, nadie se acordaría de mí» decía. Recorriendo al humor negro algunos dirán que por fin ha ganado a Eddy Merckx al llegar antes al cementerio aunque la tozuda realidad de nuevo le devuelve al segundo puesto ya que su otro gran rival en los sesenta, Jacques Anquetil, también se le adelantó en esa carrera. Eso, si, fuera de las grandes vueltas Poulidor no fue tan segundón ya que llegó a ganar más de 150 carreras como profesional.
Los eternos segundones del ciclismo
En el ciclismo ha habido grandes rivalidades y míticos segundones pero, por encima de todo, vamos a destacar a tres de ellos: al citado Poulidor, a Gino Bartali, y a Luis Ocaña. El italiano, apodado il Ginettaccio, tuvo dos bestias negras: Fausto Coppi y la Segunda Guerra Mundial. Pese a que ganó dos tours (1938 y 1948) podría haber ganado muchos más si la ronda gala no se hubiera suspendido a causa de la guerra y si, tras ella, no hubiera emergido la figura del escalador Coppi, que le ganó dos Tours y cinco Giros.
Sin dejar el ciclismo y cambiando de década, los 70 vieron como el desafortunado Luis Ocaña chocó con Eddy Merckx y, pese a que lo incluimos en la categoría de segundón, lo suyo era ir a por todas. Sólo consiguió ganar un tour (1973), pero pudo ganar otros muchos de no ser por el ciclista belga o por sus antológicas caídas que le obligaban a retirarse de la carrera antes de tiempo. Por último varios casos más recientes. Los de Gianni Bugno, Claudio Chiapucci y Tony Rominger, eclipsados a principios de los 90 por el gran Miguel Indurain y, en los años 2000, los de Alex Zülle, Jan Ullrich o Joseba Beloki, siempre a la sombra del ahora ninguneado Lance Armstrong.
Dani Pedrosa y otros secundarios de lujo del motor
Tras las continuas exhibiciones en forma de nuevos campeonatos de Marc Márquez y los tres títulos de la máxima categoría de Jorge Lorenzo, nosotros queremos acordarnos de un gran piloto que, a nuestro entender, algún año mereció ganar un mundial de Moto GP. No es otro que Dani Pedrosa, acostumbrado a ser un segundón desde que empezó a competir con las motos de gran cilindrada. Son tres veces las que el piloto catalán fue subcampeón del mundial de Moto GP, dos por detrás de Jorge Lorenzo, su particular bestia negra hasta que también en su propio equipo fue relegado al segundo puesto tras la irrupción espectacular de Márquez. Y es que Dani nunca tuvo suerte en la categoría reina del motociclismo y perdió más de un título por culpa de las caídas como la siempre recordada en el circuito de Phillip Island. Eso si, Pedrosa, antes de ser segundón en Moto GP, saboreó las mieles del éxito con tres títulos en otras categorías (2003 en 125 cc, 2004 y 2005 en 250cc).
Segundones ilustres del baloncesto
Segundón es Dani Pedrosa en el Mundial de Moto GP, como segundona es la selección española de baloncesto en los Juegos Olímpicos. Hasta en tres ocasiones se han proclamado subcampeones olímpicos (Los Ángeles 1984, Beijing 2008 y Londres 2012) antes su bestia negra: Estados Unidos. Y aún en los JJOO de Río 2016 cayeron ante los norteamericanos en semifinales. Los Epi, Corbalán, Romay o Iturriaga cayeron contundemente en la final angelina, pero los Gasol, Navarro, Reyes, Rudy, etc. tutearon hasta el final a la todopoderosa selección norteamericana. De no ser por las actuaciones arbitrales, los españoles podrían haber tenido opciones.
Para compensar sobradamente la ausencia del oro olímpico, la actual selección española de baloncesto tiene en su haber dos mundiales (Japón 2006 y China 2019) y tres Eurobaskets (Polonia 2009, Lituania 2011 y Francia 2015), pero la cita olímpica y los estadounidenses se le siguen atragantando. En baloncesto tampoco podemos olvidarnos del FC Barcelona, que llegó a perder hasta cinco finales de la Copa de Europa en los años 80 y 90 hasta coronarse por fin campeón en el año 2003.
La naranja mecánica y el Atlético de Madrid
Dentro del mundo del fútbol nos acordamos de dos segundones ilustres, uno histórico y otro actual. Por una lado, ‘La naranja mecánica’, la selección holandesa de fútbol que ha caído hasta en tres finales mundialistas. Las dos primeras, en 1974 frente a Alemania y en 1978 frente a Argentina, fueron la derrota del fútbol total. Era una selección dirigida por Rinus MIchels y comandada por los dos Johan, Neskens y Cruyff, aunque el segundo no fue a la cita de 1978 por una mezcla de compromiso ideológico, miedo y exigencias de su marca deportiva. La selección que perdió la final de Sudáfrica frente a España por 1-0 tenía como estrellas a Sneijder y Robben pero ni mucho menos había enamorado por su fútbol.
El otro ejemplo futbolístico a nivel de clubes y en la Copa de Europa o Liga de Campeones es el Atlético de Madrid. Al igual que la selección española, el equipo colchonero ha llegado a tres finales para perder todas y cada vez de forma más cruel. En 1974 perdió la final en el estadio de Heysel en el partido de desempate por 4-0 tras haber empatado 1-1 con el Bayern de Múnich en una época en la que los empates aún no se decidían con penaltis. Los rojiblancos tuvieron una segunda oportunidad en el estadio Da Luz de Lisboa y cuando saboreaban el triunfo, un gol de cabeza de Sergio Ramos en el minuto 93 llevó a una prórroga en la que el Real Madrid se impuso claramente por 4-1. El destino volvió a brindar al equipo del Cholo Simeone una oportunidad de venganza tan sólo dos años después. Esta vez en el estadio Giuseppe Meazza de Milán, el Atlético estuvo aún más cerca todavía ya que perdió el título, de nuevo ante su enemigo capitalino, en la tanda de penaltis tras terminar la prórroga con empate a uno.
Ivan Lendl y Andy Murray, de segundones a ganadores
En el tenis siempre hay épocas en las que los grandes dominadores ensombrecen a grandes jugadores por coincidir en el tiempo. Si hay un “loser” (perdedor) en finales de Grand Slam no es otro que Ivan Lendl. El checo posteriormente nacionalizado estadounidense, coincidió en los ochenta y noventa con figuras como Borg, Connors o McEnroe y estuvo perdiendo finales durante cuatro años antes de comenzar un ciclo de victorias que le encumbran como uno de los grandes de la historia. No obstante, con 11 derrotas en este tipo de partidos, es el líder indiscutible hasta hoy de los “losers” del tenis si bien también conquistó cinco grandes. Le sigue en este ranking el escocés Andy Murray, eclipsado por los que probablemente sean los tres mejores jugadores de la historia: Roger Federer, Rafa Nadal y Novak Djokovic. Murray fue perdedor de ocho finales de Grand Slam aunque su revancha vino en forma de otros tres títulos y de dos medallas de oro olímpicas. Curiosamente, Lendl ha sido el entrenador en dos etapas diferentes de Murray y quien le condujo a a sus grandes victorias lo que demuestra que, para ganar, casi siempre, hay que haber perdido antes.
No están todos los que son, pero son todos los que están. La lista de segundones puede ser interminable. Cada uno tiene los suyos en su cabeza. Fueron y son grandes deportistas a los que hay que rendir homenaje porque si no fuera por ellos, los triunfos de los campeones no habrían sido igual de brillantes. Porque igual que fueron segundones también pudieron ser campeones.
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