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Por Daniel Riobóo Buezo 

El deporte es sinónimo de competitividad, esfuerzo y de lucha por la victoria. Pero también nos deja gestos de deportividad y solidaridad ejemplarizantes, de esos que ponen la carne de gallina a los aficionados. El último, el pasillo del Real Madrid de baloncesto al Bilbao Basket, uno de los mejores equipos de la liga ACB en los últimos años y que, tras la retirada de su principal patrocinador, no puede hacer frente a los pagos a su plantilla desde hace meses. Conocida su situación y, ante la huelga inminente anunciada por sus jugadores, el Real Madrid quiso homenajearlos tras el partido con un pasillo a la plantilla bilbaína. Con lágrimas en los ojos y ante la ovación de los diez mil asistentes, los jugadores del equipo de Bilbao se retiraron al vestuario para después volver a la cancha y agradecer al púbico su apoyo. Se trató de un pequeño pero significativo gesto que honra a los jugadores blancos y demuestra que, más allá de la rivalidad, también ha demostrado una gran empatía y compañerismo. Pero el deporte nos ha dejado más gestos solidarios que han engrandecido a sus protagonistas y que deberían servir como ejemplo de valores deportivos.

 Atletismo

  • Iván Fernández Anaya

El 2 de diciembre de 2012, en el cross de la localidad navarra de Burlanda, sucedió un hecho insólito que sus protagonistas supieron resolver de la mejor forma. El atleta keniata Abel Mutai, medalla de oro de los 3.000 metros obstáculos en Londres 2012, estaba a punto de ganar la prueba cuando, al entrar en una pista donde estaba la meta se creyó que ya había terminado y aflojó totalmente el ritmo para comenzar a saludar al público. Detrás venía Iván Fernández Anaya, un fondista español que, al ver que Mutai se equivocaba y se paraba antes de la llegada, no quiso aprovechar la ocasión para ganar y, mediante gestos, le hizo saber que estaba equivocado y le empujó hasta la meta para que el atleta africano se impusiera. Poco después Iván declaró «creo que es mejor lo que he hecho que si hubiera ganado. Y esto es muy importante, porque hoy en día, tal como están las cosas en todos los ambientes , en el fútbol, en la sociedad, en la política, donde parece que todo vale, un gesto de honradez va muy bien «.

  • Kathrine Switzer

Quizá uno de los gestos más emotivos del atletismo fue el que permitió a la primera mujer en correr un maratón, la alemana Kathrine Switzer, finalizarlo. Lo que hoy en día a todos nos parece normal, ver a una mujer correr cualquier tipo de carrera, no siempre fue así. Ninguna mujer lo había podido hacer hasta ese día al considerarse algo solo al alcance de los hombres hasta que  Switzer decidió cambiar la historia en el maratón de Boston de 1967. Se inscribió en la misma con un nombre masculino pero, a la mitad de la prueba, fue detectada por el director de la misma (Jock Semple) e intentó evitar que terminase saliendo tras ella para arrancarle el dorsal y expulsarla de la carrera. En ese momento, su entrenador primero y su novio después, acudieron en su ayuda para hacer un placaje al director y que Switzer continuara la carrera hasta finalizarla. El revuelo consecuente y la repercusión mediática del  incidente sirvieron para conseguir que las mujeres puedan participar en la prueba más exigente del atletismo. Desde entonces la valiente atleta ha completado más de cuarenta maratones y a sus casi setenta años continúa haciéndolo.

Fútbol

  • Aaron Hunt

En el fútbol los piscinazos, exageraciones y fingimientos son el pan de cada día pero en ocasiones algunos jugadores desmienten esa picaresca y dan un ejemplo de deportividad que no sólo les honra a ellos mismos sino a todo el deporte ya que ponen por delante la ética al triunfo a cualquier precio. El último caso ocurrió el 9 de marzo de 2014 cuando el jugador del Werder Bremen Aaron Hunt dejó boquiabierto al mundo del fútbol por su gesto honesto. Corría el minuto 74 en el encuentro que medía al Nuremberg con su equipo cuando Hunt cayó dentro del área y el árbitro señaló penalti al entender que había sido derribado. El centrocampista alemán hizo saber al colegiado que no había habido contacto y que había caído solo dentro del área. El árbitro, tras constatar su error, rectificó rápidamente y pitó falta a favor del Nuremberg.

  • Robbie Fowler

Similar al caso de Hunt aunque hace unos cuantos años fue el del ex delantero del Liverpool y de la selección inglesa Robbie Fowler. Corría el año 1997 cuando en un partido entre Liverpool y Arsenal, el delantero inglés intentó sortear al portero del Arsenal David Seaman pero cayó al suelo para, inmediatamente y ante la sorpresa de los jugadores del Arsenal y del propio árbitro, comenzar a negar la existencia de falta para que el colegiado no la señalara y dejando a sus rivales y a los espectadores atónitos. Lo curioso es que, a pesar de ello, el árbitro se mantuvo en su decisión, Fowler falló el penalti pero un compañero suyo volvió a rematar para anotar el gol para los reds.

  • Paolo Di Canio

El polémico jugador italiano Paolo Di Canio, más conocido por su militancia fascista y sus saludos brazo en alto que por su buen hacer futbolístico curiosamente también tiene un gesto deportivo muy recordado en Inglaterra. Durante la temporada 2000-2001 mientras jugaba en el West Ham, paró con sus manos un ataque de su propio equipo al ver cómo el portero del Everton se había lesionado fuera del área. Tras detener el juego recibió una gran ovación por parte de la afición rival y se ganó así el respeto del público británico.

Ciclismo

  • Jan Ulrich

Otro deportista controvertido, en este caso por su implicación en la trama de dopaje de la Operación Puerto, ha sido el ciclista alemán Jan Ulrich. Ganador del Tour de Francia en el año 1997, tuvo en Lance Armstrong, también confeso dopado durante años y por lo tanto desposeído finalmente de todos sus triunfos en el Tour, a su bestia negra. El corredor norteamericano le impidió volver a imponerse en un Tour aunque en la edición de 2003 pudo haber cambiado su suerte. En la etapa pirenaica decisiva con final en la cima de Luz Ardiden, Armstrong daba señales de agotamiento y su quinto Tour consecutivo peligraba. Más aún cuando cayó al suelo tras engancharse con un aficionado. Al verle, y pese a haber atacado poco antes, Ulrich decidió esperar al texano que, en cambio, poco después le atacó para sacar una diferencia decisiva en la cima y encaminar así su quinto triunfo en los Campos Elíseos. Armstrong subió aquel día al podio pero el ganador moral de aquella etapa para el ciclismo y el deporte fue Jan Ulrich.

Estos son sólo algunos grandes gestos y tan sólo en el deporte más profesionalizado pero, afortunadamente, hay muchos más cada fin de semana en competiciones sin tanto renombre de cualquier disciplina deportiva. Y es que es conveniente recordar que el respeto, la caballerosidad y la consideración hacia el adversario, las reglas y el juego limpio son valores que engrandecen al deporte tanto como los resultados conseguidos. Por ello sólo esperamos aportar nuestro granito de arena para que estos casos de deportividad y solidaridad puedan servir de ejemplo a deportistas actuales y futuros.

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