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Por Daniel Riobóo Buezo

Hacer viajes a pie es algo tan antiguo como el ser humano, bien sea por necesidad o por la ausencia de medios de locomoción pero, en la actualidad, si se siguen realizando es por otras motivaciones, especialmente como un reto personal. Es el caso de Ignacio Dean Mouliaá, aunque su proyecto probablemente sea único. Hoy en día se pueden realizar distintas rutas caminando como el Camino de Santiago pero recorrer el mundo a pie durante cinco años son palabras mayores. Su proyecto «Earth Wide Walk: Vuelta al mundo caminando por el planeta Tierra» responde a un sueño y un deseo, dar la vuelta al mundo a pie conociendo las diferentes culturas y paisajes de nuestro planeta mientras lanza un mensaje de amor y respeto por la naturaleza.

Ignacio Deán es un malagueño de 32 años, diplomado en Publicidad y Relaciones Públicas y Técnico en Medio Ambiente. Pero sobre todo es un soñador idealista y muy valiente, tanto como para embarcarse en una aventura de estas características utilizando el medio de transporte más ecológico que existe, sus propios pies. Y el más barato, ya que tan sólo gastará en zapatillas, unos 16 pares. Su pasión por caminar le llevó a un reto único que empezó el 21 de marzo de 2013 en Madrid y que ya le ha hecho recorrer Europa a través de la costa mediterránea para entrar en Asia por el estrecho del Bósforo. Actualmente se encuentra en Irán y, tras atravesar el continente asiático, pasará a Oceanía para desde allí volar hasta América (ese trayecto no es posible hacerlo a pie) y recorrer el continente de norte a sur por la ruta panamericana. Una vez llegue a la Patagonia chilena volará hasta Ciudad del Cabo para, desde Sudáfrica, remontar el continente negro por su costa este. Cuando alcance Europa de nuevo recorrerá la costa portuguesa para dirigirse a Madrid y dar por concluido su viaje. Su aventura visitará más de 40 países a lo largo de 50.000 kilómetros y, según sus cálculos, cumplir su sueño le llevará aproximadamente cinco años.

Cada día Ignacio recorre unos 30 kilómetros viajando en la medida de lo posible por carreteras y caminos y preferentemente por la costa para evitar los cambios de nivel, aunque su amor por la montaña le hará desviarse para conocer el Himalaya. Todos los interesados en seguir la evolución del sueño de Ignacio e incluso interactuar con él y mandarle ánimos pueden hacerlo a través de su blog, de su página de Facebook, de su cuenta de Twitter desde la que comparte fotos y se comunica con sus seguidores o incluso desde su canal de Youtube en el que nos muestra la repercusión que su hazaña va teniendo en medios de comunicación de los países por los que va pasando. Para una apropiada comunicación lleva una cámara de fotos y vídeo, una tableta y un teléfono móvil que porta junto a su equipaje en un carrito de trekking especialmente adaptado para la ruta. Actualmente, tras casi siete meses de camino, Ignacio se encuentra en Irán, desde donde nos ha atendido para contarnos cómo se está desarrollando su viaje.

¿Qué valoración puedes hacer tras casi siete meses viajando?

Que «la realidad siempre supera la ficción». Es una frase que se puede aplicar perfectamente a mi caminata, todo es más de lo que nunca podría imaginar y más de lo que podría esperar. El ritmo que llevo, las personas que estoy conociendo, la respuesta de familiares, equipo, amigos y la gente tanto en las redes sociales como en el propio camino, las sensaciones que tengo, cómo está respondiendo mi mente…Es difícil de explicar, es un viaje tan intenso y especial que un solo día podría dar para escribir varias hojas. Una vuelta al mundo de ahí fuera que, a la vez, es también una vuelta a mi mundo interior.

¿Cómo te encuentras física y anímicamente?

Me encuentro fuerte y motivado, aunque sé que todavía es pronto para tirar cohetes. Como me gusta decir, esto no ha hecho más que empezar y aún me queda un «mundo» por delante. Ahora mismo estoy en Teherán (Irán) y, a partir de ahora, el viaje entra en una nueva dimensión, un giro más de tuerca, con la aparición de enfermedades como la malaria que pueden cambiar de la noche a la mañana mi suerte. Así que camino con cautela y discreción, con «los pies en la tierra» si se me permite la expresión, con la mente centrada en lo único que realmente tengo que hacer: caminar.

¿Como está reaccionando la gente de los distintos países que atraviesas cuando conocen tu proyecto de recorrer el mundo a pie?

Me encuentro reacciones de todo tipo. Hay quien se queda mirándome y no me cree. Otros se ríen. Pero en general la respuesta es muy buena, de admiración y respeto, aprecian la dureza del proyecto, y enseguida me ofrecen ayuda en forma de comida, una ducha, una casa donde dormir o cosas semejantes. También me hacen muchas preguntas (la gente es muy curiosa, sobre todo cuando ven el carro, no saben lo que es), me avisan de posibles peligros con los que puedo topar, me ponen en contacto con gente en lugares próximos por los que voy a pasar, o me dan su teléfono para que les llame si tengo algún problema en el país. La verdad es que la gente es lo mejor de este viaje, sin ellos creo que este viaje no sería posible. Estoy llevándome muy buenas experiencias, conociendo personas encantadoras que me abren las puertas de su casa y de su corazón, y de las que estoy aprendiendo lo que realmente es compartir en la escasez. También estoy realizando entrevistas para medios de prácticamente todos los países por los que paso, y eso es algo que también agradezco, pues me ayudan a dar a conocer este proyecto y a difundir el mensaje de amor y respeto por la naturaleza y el planeta Tierra.

Ignacio Dean comenzó su sueño desde el kilómetro cero de la madrileña Puerta del Sol (Foto: estrelladigital.es)
Ignacio Dean comenzó su sueño desde el kilómetro cero de la madrileña Puerta del Sol (Foto: estrelladigital.es)
¿Qué está siendo lo más complicado hasta ahora de tu viaje?

Lo más difícil es convivir con la soledad y la desprotección. También es complicado mantenerse fuerte y estable ante tanto cambio, cuando prácticamente todos los meses cambias de país, costumbres, idioma, paisajes, gentes. Los problemas técnicos, visados, entrar en las ciudades también puede llegar a ser complicados. Pero sin duda lo más difícil es estar lejos de la familia y amigos, a los que echo de menos y con los que me gustaría compartir muchos de los momentos que estoy viviendo en este viaje.

¿Y lo más positivo? ¿Qué es lo que más te ha sorprendido?

Como lo más positivo destacaría la respuesta de la gente, comprobar que hay gente buena en todos sitios. Y los caminos que toma la mente, conquistando constantemente territorios vírgenes nunca antes explorados. La verdad es que es muy gratificante sentirte en tu camino, estar viviendo tu sueño y querer más. Además, estoy conociendo muchos países y culturas diferentes y caminando por paisajes muy bonitos e interesantes.

¿Sigues motivado para completar el recorrido completo? ¿Animas a más aventureros a seguir tu ejemplo?

Por supuesto, sigo motivado. Curiosamente, este viaje motiva a seguir a medida que vas avanzando y recorriendo kilómetros y países, es muy estimulante a pesar de las dificultades. Sin embargo, al ritmo que camino y, si todo va bien, creo que acabaré el viaje antes de los cinco años previstos. Yo animo a todo el mundo a luchar por sus sueños, si es lo que les hace felices.

Mientras recorre el mundo Ignacio también descubre el lado humano de cada país
Mientras recorre el mundo Ignacio también descubre el lado humano de cada país, algo igualmente enriquecedor.
A través de sus respuestas Ignacio Dean muestra una ilusión y pasión insuperables por su proyecto, una aventura de la que quiere hacer partícipes a todos ya que cree que «compartir las cosas es lo que le da sentido a la vida y creo que vivimos momentos inmejorables para aunar fuerzas y apostar por una nueva realidad. Porque hasta la caminata más larga comienza con un paso, esta es mi apuesta: dar la vuelta al mundo caminando por el planeta Tierra». Una apuesta que estamos seguros que cumplirá y, por supuesto, nunca podrá olvidar. Un auténtico reto que, como bien afirma, demuestra que las personas somos la energía que mueve el mundo.

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