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Por Luis Murillo Arias 

Seguro que has visto a varios famosos, entre ellos, muchos futbolistas, tirándose un cubo de agua helada por encima. La gente cuelga los vídeos en sus redes sociales y reta a alguien para que haga lo mismo y, lo más importante,  ha de hacer un donativo para la investigación de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). El experimento ha servido, sobre todo, para que se haga viral, como una gran campaña de marketing, ya que se han hecho eco casi todos los días los medios de comunicación, especialmente en Internet y televisión. También ha funcionado para que la gente conozca que existe esta enfermedad, de la que luego hablaremos y, en cierto modo, para hacer algo de show un tanto frívolo, pues muchos se lo han tomado como un juego.

Todo empezó en Boston, cuando familiares y amigos de Peter Frates, un ex jugador de béisbol de 29 años aquejado de ELA, se reunieron en la plaza Copley se mojaron con el cubo de agua helada y retaron a que hiciera lo mismo, entre otros, Mark Zuckerberg. Éste lo aceptó y colgó el vídeo en su red social, lanzando el testigo a Bill Gates. Y de ahí a campaña viral, un paso. El problema, sobre todo en España, es que se ha quedado casi en eso, en juego, puesto que si en Estados Unidos ya van recaudados 76 millones de euros, en nuestro país apenas se han reunido 140.000 euros. Un cifra ridícula comparada con otros países como Holanda y Francia. Muchos se han olvidado de la parte del donativo, incluidos famosos. Lo que sí está claro es que se han gastado litros y litros de agua. Por ejemplo aquí tenéis a Neymar, Götze y otros grandes futbolistas tirándose el agua helada encima.

Pero vayamos al tema que nos ocupa. La ELA es una enfermedad con especial incidencia en los futbolistas, se estima que seis veces más que en una persona normal. Y, además, ha encontrado más víctimas en el fútbol italiano que en ningún otro sitio. De ahí que los futbolistas hayan sido los primeros en implicarse en el Ice Bucket Challenge.

Además, sucede que en Italia, aparte del ELA, han muerto demasiados futbolistas por enfermedades extrañas o prematuras, especialmente aquellos que fueron profesionales en las décadas de los 60, los 70 y los 80.

639 futbolistas italianos afectados por enfermedades sospechosas

No pasa nada, la gente se tiene que morir en un momento dado, pero cuando son muertes prematuras, un número significativo y todas vinculadas con el fútbol italiano, hay gente que empieza a pensar que está pasando algo raro. 150 futbolistas que jugaron en las décadas mencionadas han muerto por enfermedades cuyas causas todavía son hipótesis, pero que muchos vinculan al dopaje sistemático en aquellos años.

La mayoría de los casos han surgido en equipos como el Genoa, la Sampdoria, el Inter, el Como o la Fiorentina. Las enfermedades son variadas: tumores, leucemia, problemas cardiacos, otras muertes misteriosas. ¿Qué pasó en aquella época?

Uno de los personajes italianos que han investigado estas muertes ha sido el fiscal Rafaele Guarinello. Todo comenzó cuando algunas viudas de jugadores se le acercaron y le dijeron: “mi marido ha muerto joven y creemos que hay relación con el dopaje”. El fiscal hizo una lista de 24.000 jugadores y comenzó a investigarlos uno a uno para ver quién estaba enfermo y quién había muerto y por qué.

Uno de los pocos que habló con él fue Carlo Petrini, ex jugador del Milan. ¿Por qué decidió hacerlo? Por lo que le ocurrió a Bruno Beatrice, ex compañero suyo en el Cesena, fallecido a los 39 años por leucemia. Petrini decidió contarle a la gente lo que estaba sucediendo: el dopaje sistemático en el fútbol italiano.

Según él, recién convertido en profesional, Giorgio Dezzi, una leyenda del fútbol italiano, ex portero de Inter y Milan, probaba primero las inyecciones él mismo durante una semana y observaba sus efectos. Después se las pasaba a los jugadores. Tenían que pincharse si quería rendir más en el campo.

En otra ocasión, cuando Petrini tenia 20 años, entraron en el vestuario del equipo en el que jugaba el masajista, el médico y el entrenador. Era 1968. El doctor portaba un botecito con un tapón rojo y con una única jeringuilla de cristal inyectó el contenido del botecito en cinco culos. Aquel día en el campo iban como motos. Nunca se cansaban, algo inédito.

Pero después del partido, cuando pensaba que se había acabado, no se había acabado. Era incapaz de relajarse. Por la noche se le hinchaba la lengua tanto que no le cabía en la boca. A las tres o cuatro horas le llegaba la fatiga, la correspondiente a un esfuerzo que su cuerpo por sí solo era incapaz de hacer.

Y aquello pasó varias veces. Muchas.

Carlo Petrini murió en 2012 a causa de un tumor cerebral, que lo llevó en sus últimos días de vida a estar casi ciego.

De aquella época han muerto muchos. Y muchos otros están enfermos.

Bruno Beatrice, muerto por leucemia a los 39 años.
Bruno Beatrice, muerto por leucemia a los 39 años.

En el caso de Bruno Beatrice, que, como hemos comentado, falleció de leucemia, su hija asegura que, por ejemplo, en su época de jugador, cuando tenía una pubalgia, le aplicaban radiación durante 45 minutos al día. Igualmente le inyectaban lo que él llamaba el globito morado. Nadie sabe lo que contenía aquel, pero nunca se le quitaban las marcas de inyectárselo. Enfermó a los 36 años y estuvo dos años y medio encerrado en un hospital. Nadie podía tocarle, sólo se le podía ver a través de un cristal.

Y, para terminar con estos ejemplos, hablemos del campo de fútbol del Como, el estadio Q. Sinagaglia. Estaba construido sobre una antigua fundición y la alta concentración de metales pesados en el subsuelo podría causar enfermedades. Lo cierto es que un estudio hecho entre jugadores de rugby de la ciudad niega tal efecto.

La ELA y los casos de Signorini y Borgonovo, entre otros

La Esclerosis Lateral Amiotrófica es una enfermedad degenerativa de la que todavía no se conoce su causa concreta. Las neuronas motoras se colapsan y, paulatinamente, el enfermo pierde la capacidad de mover sus músculos. Después de un tiempo no puede andar o mover los brazos. Los músculos se atrofian. Pero el cerebro permanece en perfectas condiciones. Casi todos mueren cuando sus pulmones se paran ya que los músculos encargados de la respiración no funcionan.

Según La Gazetta dello Sport, 39 futbolistas italianos han muerto de ELA desde 1973.  Según los expertos, el número de casos nuevos al año es de 3 por cada 100.000 habitantes. En el caso de los futbolistas, se trata de un número 6,5 veces mayor.

Uno de los primeros enfermos que causó conmoción fue Gianluca Signorini, el que fuera capitán del Genoa en los 90, que reconoció la enfermedad en público y murió en 2002.

Stefano Borgonovo con Paolo Maldini cuando ya estaba muy enfermo de ELA.
Stefano Borgonovo con Paolo Maldini cuando ya estaba muy enfermo de ELA.

O Stefano Borgonovo, que fue jugador de la Fiorentina y del Milan. Formó en la delantera del equipo viola con Roberto Baggio y su gol más recordado fue el que marcó al Bayern Múnich metiendo al Milan de Sacchi, Van Basten y Gullit en la final de la Copa de Europa de 1990. Reconoció su enfermedad en 2008 y creo una fundación para la investigación sobre la misma que celebró varios partidos benéficos entre equipos grandes de Europa.

Borgonovo nunca quiso vincular su enfermedad al fútbol y aseguró que si volviera a nacer, se calzaría las botas de nuevo. Creía que lo suyo era debido a una malformación genética y tenía esperanzas de curarse.

Murió el 27 de junio de 2013.

Las posibles causas de la ELA en el fútbol

Se ha especulado mucho con la influencia del dopaje en la ELA, pero otros aseguran que si fuera así, su impacto se habría desarrollado más también en el ciclismo. Y no ha sido así.

Algunos expertos aseguran que tiene que ver con el consumo de anti-inflamatorios no esteroideos, de uso común, pero que tomados de forma reiterada pueden dañar el sistema nervioso. 15 años tomando inflamatorios como gominolas ha de tener efectos secundarios.

Otras posibles causas que se han sopesado son factores ambientales y hereditarios, golpes en las piernas y en la cabeza, esfuerzos excesivos, tabaco o inhalación de pesticidas.

Actualmente, muchos jugadores de fútbol profesional en Italia visitan periódicamente el neurólogo para hacerse pruebas por miedo a sufrir ELA.

La ley del silencio

Parece claro que algo pasa o ha pasado en el fútbol italiano, pero nadie quiere hablar. Incluso las familias de Borgonovo y Signorini aseguran que su enfermedad no tiene nada que ver con el deporte que practicaban. Están los que quieren defender el fútbol a toda costa, caiga quien caiga, y los que quieren saber la verdad.

Para elaborar este reportaje hemos tomado como referencia, entre otros, el documental realizado por Informe Robinson, que podéis ver a continuación con declaraciones de los fallecidos Carlo Petrini y Stefano Borgonovo.

– Ganar a cualquier precio, los grandes engaños de la historia del deporte

– Futbolistas arruinados después de ser ricos y famosos

– El diccionario del dopaje

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