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Por Daniel Riobóo Buezo 

Talento natural para el juego, aprendizaje junto a los mejores y una cabeza privilegiada. Son las claves que han hecho a Ricky Rubio ser lo que es. El genio de El Masnou está a punto de volver a las canchas de baloncesto tras una grave lesión que le ha tenido fuera de juego durante nueve meses. Su equipo, Minnesota, toda la NBA y el baloncesto mundial esperan ilusionados el regreso del joven talento.

Un niño prodigio de récord

El deporte mundial ha dado en los últimos años talentos precoces como Messi,  Nadal o Usain Bolt, pero ninguno ha despuntado tan pronto como él. El niño prodigio del baloncesto español y mundial ha ido quemando etapas a una velocidad de vértigo. Debutó en la ACB con el Joventut de Badalona con 14 años de la mano de Aíto García Reneses, con quince cautivó a Michael Jordan y Larry Bird y, poco antes de cumplir los dieciséis, impactó al planeta baloncesto con una actuación impresionante en la final del campeonato de Europa cadete. Ricky lideró la victoria de España ante Rusia con  51 puntos, 24 rebotes, 12 asistencias y 7 robos de balón, una auténtica barbaridad. Antes, para forzar la prórroga que condujo a la victoria anotó este triple en el último segundo desde el medio del campo.

No especialmente alto (1,92) aunque sí con una gran envergadura (2,07) y una madurez y sentido del juego impropios de su edad, las competiciones con sus compañeros de generación pronto se le quedaron pequeñas. Tras su deslumbrante inicio profesional, Ricky continuó su vertiginoso ascenso, primero con el Joventut y, desde 2009, con el FC Barcelona. A pesar de ganar todo, en su segunda temporada en el Barça Rubio se estancó, coartado por los sistemas conservadores de Xavi Pascual. La forma de jugar era demasiado restrictiva para un jugador que se mueve como pez en el agua en el campo abierto y en las defensas uno contra uno.

Ricky no ha sido el más joven en debutar con la selección española, pero sí el que más logros ha conseguido con menor edad. Lo hizo con diecisiete años y poco después conquistó la plata olímpica de Pekín. La generación de oro del baloncesto español le recibió con los brazos abiertos y, junto a ellos, también ha sido dos veces campeón de Europa, en 2009 y 2011.

Ese año Rubio se convirtió en el único jugador en ganarlo todo en Europa al hacerse con la Euroliga, FIBA Eurocup, ULEB Cup, Liga ACB, Copa del Rey y Supercopa ACB con solo 20 años. El niño prodigio se había hecho mayor y estaba preparado para cruzar el charco. En la NBA le esperaban con los brazos abiertos desde 2009, cuando Minnestota Timberwolves había apostado por él al elegirle en el número cinco del Draft en un intento más de la franquicia para escapar de su mediocridad.

Llegada a la NBA

Así, tras ganar todo en Europa, Ricky llegó a la NBA aunque su puesta de largo se retrasó debido al cierre patronal. Solucionado el conflicto, Santa Claus le regaló un debut que rápidamente confirmó la expectación que su llegada había producido y, ya en enero, fue elegido el mejor rookie de la Conferencia Oeste destacando en sus grandes especialidades, las asistencias y los robos de balón. Poco después fue elegido para integrar el equipo de novatos del Oeste en el All Star.

Todo parecía ir rodado hasta un fatídico día de marzo en el que su rodilla chocó con la de Kobe Bryant teniendo que decir adiós a la temporada y a los Juegos Olímpicos. A pesar de haber jugado poco más de dos meses, Ricky fue elegido el segundo mejor novato del año por los entrenadores. Sus actuaciones en el parqué habían enamorado ya a muchos.

Rubio pasó poco después por el quirófano para ser operado de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, una lesión y una recuperación muy complicadas para un jugador de baloncesto. Así, ni los médicos ni el propio jugador han querido precipitar su vuelta para hacerlo con las mayores garantías posibles.

Un futuro incierto tras la lesión

Ricky vuelve con veintidós años recién cumplidos, un prestigio merecido y una gran expectación. La duda ahora es si podrá recuperar su nivel anterior a la lesión. Su caso recuerda al de Raúl López, otro talento precoz del baloncesto español al que dos graves lesiones como la de Ricky le impidieron ser el fenomenal base que apuntaba, el Tony Parker patrio. Aun habiendo alcanzado un buen nivel, Raúl López siempre ha jugado con precaución y físicamente nunca pudo dar el máximo desde entonces.

Otro caso similar al de Ricky es el de Derrick Rose. El talento de los Chicago Bulls también se quedó sin Juegos Olímpicos y estará en el dique seco hasta mediada la temporada regular. Su regreso también es muy esperado. Además, tras la llegada a Los Angeles Lakers de Mike D’Antoni, Pau Gasol ha perdido importancia y cada vez hay más rumores sobre un probable traspaso a Minnesota. De producirse, los dos talentos españoles coincidirían en la gélida Minneápolis y el equipo daría un salto de calidad. Si bien destronar a los Miami Heat de Lebron James parece lejano, soñar es gratis y tanto Pau como Ricky han dejado claro ya antes de lo que son capaces.

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