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Por Daniel Riobóo Buezo 

Conducir un coche supone una sensación muy placentera para muchos y, hasta que los coches autónomos no sean una realidad, tendremos que seguir haciéndolo para ir al trabajo, disfrutar de nuestro ocio o desplazarnos hacia nuestros destinos en nuestras ansiadas vacaciones. La mayoría de los conductores creen que lo hacen adecuadamente, incluso muy bien, es difícil que practiquemos la autocrítica. Pero también es cierto que, desde que nos sacamos el carnet de conducir, adquirimos vicios y nos acostumbramos a ciertos hábitos que no son los más recomendables para una conducción óptima. Y es que ponerse al volante de un automóvil requiere paciencia, sentido común, conocimientos técnicos y de la normativa y, sobre todo, una actitud curiosa para seguir siempre aprendiendo y mejorando. A ello queremos contribuir con una serie de consejos de expertos en la materia que nos permitirán conducir mejor.

Las manos deben sujetar el volante en la posición «tres menos cuarto».

Preparación antes de conducir

Para comenzar nuestra faena al volante debemos sentarnos adecuadamente, con la espalda bien pegada al respaldo. Este debe estar inclinado entre 15 y 25 grados y debemos comprobar que nuestros brazos estirados permiten que nuestras manos y muñecas queden por detrás del volante, en posición de «tres menos cuarto». En cuanto a las piernas, deben estar flexionadas para llegar bien a los tres pedales. Antes de arrancar tampoco debemos olvidar ajustar los retrovisores y los espejos laterales así como siempre ponernos el cinturón de seguridad, aunque vayamos a recorrer quinientos metros, nunca se sabe cuando podemos tener que dar un frenazo inesperado.

Estar en condiciones óptimas para conducir

Nunca se debe conducir si se ha ingerido alcohol o si las condiciones físicas no son óptimas por alguna enfermedad o falta de sueño. En este caso es mejor esperar a estar en perfectas condiciones o dejar que conduzca otro. Igualmente no es conveniente hacerlo tras una comida copiosa, es recomendable dejar pasar un rato para hacer la digestión antes de ponernos al volante. Antes de ponerse al volante conviene establecer las pausas que el conductor va a hacer. Lo recomendable es parar cada dos horas aunque si el tiempo conduciendo se va a las tres horas o se trata de un viaje largo, los descansos deben ser de veinte minutos como mínimo.

Aprender a frenar

Actualmente todos los nuevos coches disponen ya del sistema ABS que impide que las ruedas delanteras se bloqueen por violento que sea el frenazo. Pero esto no es suficiente en casos de frenada de emergencia, por ejemplo, si vamos a chocar contra otro vehículo u objeto. En este caso, debemos frenar muy fuerte, pisando a fondo, y dirigir el coche con el volante hacia una zona segura. En estas situaciones el resto de elementos de conducción (embrague, marchas) es prescindible si lo que queremos es conseguir la frenada más eficaz. En caso de que llueva mucho o haya grandes charcos en la vía y podamos sufrir el aquaplaning, debemos sujetar bien el volante con las dos manos, no pisar ni el freno ni el acelerador para que el coche no se bloquee esperando que la propia densidad del agua aminore nuestra velocidad para dejar de flotar lo antes posible.

Educar la vista y evitar distracciones

Para evitar tener que frenar con urgencia debemos educar la vista para mirar lo más lejos posible y anticiparnos a lo que pueda suceder, especialmente en autovías y autopistas a altas velocidades, para visualizar a tiempo frenazos, atascos e incorporaciones. No ocurre nada si nuestra capacidad de visión es menor, especialmente por la noche, en este caso deberemos reducir la velocidad. Lo mismo ocurre con las curvas con poca visibilidad. En este sentido también debemos evitar todo tipo de distracciones, especialmente con el móvil hoy en día, ya que cada vez son más comunes los accidente por consultar el whatsapp o las llamadas. Tampoco debemos mirar al navegador sino activar la voz y guiarnos por las instrucciones locutadas sin mirar a la pantalla ya que es muy peligroso hacerlo, la vista siempre debe ir fijada en la carretera.

Respetar las distancias de seguridad

Debemos respetar siempre la distancia de seguridad con los vehículos que nos preceden. Si bien la apreciación de la distancia resulta a veces difícil de establecer, una sencilla operación nos puede dar una idea de la distancia a guardar. Tenemos que calcular aproximadamente 0,5 metros por cada kilometro/hora de velocidad, con lo que si circulamos a 120 km/h la separación que debemos guardar será de 60 metros. Además debemos facilitar los adelantamientos de los coches que vienen por detrás y que van a una velocidad superior a la nuestra, especialmente en vías rápidas. Tampoco debemos olvidar la distancia de seguridad que debemos guardar entre nuestro coche y los ciclistas, al menos 1,5 metros.

Es fundamental respetar la distancia mínima de seguridad con los ciclistas.

Cómo afrontar las curvas

Cuando conduzcamos por una calzada de varios carriles y nuestra velocidad sea menor que la de los demás debemos situarnos en el carril de la derecha para permitir que nos adelanten por la izquierda. Circular en línea recta en autovía es fácil pero a la hora de tomar curvas en carretera hay que haber interiorizado la forma de actuar. Antes de entrar en ellas hay que frenar y después reducir para posteriormente girar con las dos manos en el volante. Una vez dentro de ellas debemos visualizar un punto para empezar a acelerar a la salida mientras deshacemos el giro del volante.

Atención a los neumáticos y llantas

Más del 60% de los accidentes producidos por fallos mecánicos son debidos al mal estado de los neumáticos ya que son el único punto de contacto entre el vehículo y la carretera y transmiten la potencia del motor y del frenado así como la suspensión y la dirección. Lo idóneo son unas ruedas con un dibujo capaz de evacuar el agua acumulada entre el neumático y el asfalto cuando llueve. Son recomendables las llantas de 18 pulgadas si bien existe una gran variedad de estilo de llantas. El conductor debe revisarlos y mantenerlos en buen estado, incluida la rueda de repuesto, debemos comprobarlo periódicamente.

Los neumáticos son fundamentales y debemos comprobar su idoneidad para nuestro vehículo.

Conocimiento de las prestaciones

Si bien hoy en día los conocimientos técnicos parecen haber perdido vigencia debido a que los automóviles actuales son mucho más seguros y fiables que hace una década, nunca están de más para comprender mejor su funcionamiento. Por ejemplo, el peso del coche y el tipo de tracción, ya que influye a la hora de acelerar o frenar. Cuando aceleramos el peso se va hacia atrás mientras al frenar se concentra en la parte delantera. También es conveniente conocer cómo funciona el control de estabilidad o el dispositivo que mantiene el vehículo en el carril en el caso de que nos podamos despistar.

Respeto a la señalización y las zonas con niños

La señalización, los semáforos y los pasos de peatones deben respetarse siempre. A pesar de estar dentro de los límites establecidos, es conveniente reducir aún más la velocidad al circular cerca de colegios, plazas, parques y zonas donde, repentinamente, los niños pueden cruzar la carretera por zonas no habilitadas. Igualmente debe moderarse la velocidad y extremar la atención al acercarse a autobuses escolares y medios de transporte público que continuamente se detienen para coger o dejar pasajeros.

Ahorro de combustible

Nuestra forma de conducir puede suponer un mayor o menor consumo de combustible. Por ello es conveniente revisar la presión de los neumáticos regularmente siguiendo las indicaciones del fabricante. Una vez en marcha debemos evitar los acelerones bruscos y utilizar marchas largas sin sobrepasar el régimen de par motor. Cuando nos detengamos en los semáforos, debemos ir acelerando gradualmente y subir de marchas con rapidez. Para ahorrar combustible también debemos moderar el uso del aire acondicionado.

Seguro que aplicando estos consejos y siendo prudentes podréis disfrutar plenamente del gran placer que supone conducir.

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