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Por Sergio Ariza Lázaro  y Daniel Riobóo Buezo 

«Iré al grano: me retiro para siempre», anunció escuetamente Tom Brady en un vídeo en redes sociales el 1 de febrero. «Gracias chicos por permitirme vivir mi sueño absoluto. No cambiaría nada», añadió el ya exjugador de los Buccaneers.

El comunicado de su retirada esta vez es definitivo, tras el amago que realizó hace una año, una decisión que le causó problemas personales que terminaron con su divorcio de Gisele Bündchen. El mejor quarterback de la historia lo deja después de 23 temporadas y tan sólo unas semanas después de la derrota de Tampa Bay en los playoffs ante los Dallas Cowboys.

El mejor quarterback de la historia y también el más odiado

Si el quarterback más odiado de la historia del fútbol americano ha llegado a ser el mejor sin discusión de la historia de su deporte, no ha sido, precisamente, amando a sus innumerables detractores. Es tal el odio que despierta entre una parte de sus conciudadanos (proporcional al amor que le tiene la otra parte) que a muchos les nubla el juicio y siguen poniendo en tela de juicio una obviedad, Brady ha sido el mejor. Punto. Evidentemente es mucho más fácil odiarle, ya sea por pura envidia, es guapo, rico, muy bueno y además tenía como pareja una supermodelo (¿les suena de algo?) o por otras puramente objetivas, su gorra a favor de Trump, sus trampas en el famoso ‘Deflagate’ (más sobre esto en unos momentos), cómo le hizo la cama al jugador que le sustituyó con muy buenos resultados mientras estuvo lesionado o su insoportable manía de ganar casi siempre.

El número 199, el patito feo del draft

La carrera de Tom Brady es una de las más espectaculares en la historia de cualquier deporte y, además, una de las más originales. En general, los jugadores que han alcanzado la categoría de mejores de todos los tiempos en sus respectivos deportes vienen señalados con el epíteto de elegidos, destacan desde muy jóvenes y logran varias hazañas a muy corta edad. Por ejemplo, Michael Jordan ya había ganado su primer oro Olímpico y la NCAA antes de jugar su primer partido en la NBA, Roger Federer se había alzado con un Wimbledon junior o Pelé había ganado un Mundial con 17 años. A esa edad Tom Brady todavía no sabía si iba a jugar al fútbol americano o al béisbol, es más en 1995, con 18 años, fue ‘drafteado’ por un equipo de béisbol, pero se decantó por el fútbol americano y se marchó a la Universidad de Michigan a probar suerte. Sus dos primeros años allí ni siquiera fue titular, pero tras contratar a un psicólogo deportivo Brady se hizo con el puesto en la temporada 1998 y jugó las dos siguientes como tal, aunque la última compartiendo el puesto junto a Drew Henson.

En el año 2000 entró en el draft y el que se iba a convertir en el mejor jugador de todos los tiempos fue elegido en la posición 199, en la sexta ronda del mismo. En la NBA los Houston Rockets y los Portland Traiblazers (especialmente estos últimos) todavía siguen tirándose de los pelos por dejar pasar a Jordan, pues bien en la NFL se eligieron 198 jugadores, incluidos 6 quarterbacks, antes que a Brady. Evidentemente en fútbol americano, con unas plantillas de más de 50 jugadores, es mucho más difícil acertar pero eso no quita para que los hermanos Manning, Peyton y Eli, los mayores rivales de su historia (principalmente el primero) fueran elegidos en el número 1, o que Patrick Mahomes, número 10 y MVP de la temporada 2019, o Jared Goff, el otro quarterback titular de aquella Super Bowl fuera elegido número 1 en 2016.

El mejor tándem junto a Bill Belichick

No se esperaba mucho de él pero un golpe de suerte (para él, brutal para el que lo recibió) iba a cambiarlo todo en su segunda temporada. Brady recaló en los New England Patriots. No eran una franquicia histórica pero acababan de vivir la mejor década de su historia. En el año 97 habían alcanzado la segunda Super Bowl de su historia, comandados por el quarterback Drew Bledsoe, además de conseguir otras tres apariciones en los playoffs. En la temporada de debut de Brady se produjo otro cambio fundamental en la franquicia. Tomó los mandos como entrenador Bill Belichick, considerado unánimente el mejor de todos los tiempos. Juntos lograrían superar los porcentajes de victoria de cualquier otra franquicia de cualquiera de los tres grandes deportes americanos (fútbol americano, béisbol y baloncesto) superando a otra pareja mítica de jugador/entrenador, los Spurs de Popovich y Duncan.

Pero antes de lograrlo Brady se pasó su primera temporada en el banquillo y todo parecía indicar que también lo haría la segunda, cuando en el segundo partido de aquella temporada, Mo Lewis, linebacker de los New York Jets, se llevó por delante a Bledsoe y le lesionó gravemente. Brady se hizo con el puesto y llevaría a los Patriots a su primera victoria en la Super Bowl XXXVI, alzándose con el primero de sus cinco MVPs en la gran final. Lewis quedó marcado de por vida (debajo pueden ver el vídeo), adorado por los seguidores de la religión Brady, tiene unas cuantas maldiciones en arameo por parte de todos aquellos que odian al californiano. Puede que incluso un Avada Kedavra por parte del mismísimo Harry Potter, y es que Daniel Radcliffe, el actor que le daba vida, no ha perdonado a Brady la aparición de una de las gorras ‘MAGA’ (nada que ver con Potter, son las siglas de ‘Make America Great Again’) de Trump en la taquilla de Brady en un partido de 2015 y que le hizo declarar que iría con los Rams en la próxima Super Bowl, uno más de los muchos que lo hicieron solo por no ver ganar otra vez a Brady.

Una carrera de récord

Pero, como decía, Brady siempre se ha sabido alimentar del odio y ha hecho de la NFL su particular cortijo, rompiendo por el camino casi todos los récords, en particular en los playoffs y la Superbowl. De pequeño su ídolo, como el de tantos otros, era Joe Montana, el mítico quarterback de los San Francisco 49ers. Con su primera victoria en la Super Bowl se convirtió en el quarterback más joven en alzarse con la victoria, superando a Montana y a Joe Namath, con la séptima en 2020 se convirtió en el más viejo, superando a su archienemigo Peyton Manning que consiguió su segunda victoria con 39 años y 320 días. Brady se convirtió también en el único jugador (quarterback o no) en ganar siete títulos (superando ampliamente los 5 del defensa Charles Haley), convirtiendo igualmente a los Patriots en la franquicia con más títulos, empatando los 6 de los Pittsburgh Steelers.

Es solo una pequeña muestra de los múltiples récords, tanto individuales como de equipo, que ostenta. Además de sus siete Super Bowl, TB12 ha completado más pases (7.753), yardas aéreas (89.214) y touchdowns (649) que cualquier otro quarterback, y también es el jugador con más victorias (251) en la historia de la NFL. También es uno de los jugadores que han logrado un pase de touchdown de 99 yardas y el que ha completado más pases en una temporada (490).

Una carrera de récords ha la que también ha sumado numerosas distinciones y en la que ha conseguido 3 MVP de la temporada regular (por los 5 de Peyton Manning) y 5 MVP de la Superbowl (el que más de la historia, por encima de los tres de Montana), 10 títulos de su conferencia, además de ser el quarterback con más partidos ganados en la historia de la NFL con 278, llevando a su equipo a liderar una temporada regular invictos, la de 2007, con un balance de 16-0, aunque ese año terminaron perdiendo la Super Bowl ante los Giants de Eli Manning por 17-14, en una de las derrotas (que también las ha habido) más dolorosas de la carrera de Brady.

Pero la percepción de Brady y los Patriots comenzó a cambiar en la temporada 2007 cuando fueron acusados de espiar a sus rivales. Luego en 2008, después de realizar la que muchos consideran la mejor temporada de su carrera, que le valió su primer MVP, Brady cayó lesionado en el primer partido y fue sustituido por Matt Cassel durante el resto de la temporada. Cassel no lo hizo nada mal y llevó a los Patriots a un récord positivo de 11 victorias y 5 derrotas. Muchos comenzaron a pensar en voz alta que el principal responsable del éxito de los Patriots era Belichick y no Brady. Cuando antes del inicio de la siguiente temporada el equipo se deshizo de Cassel, mucha gente tuvo la sensación de que Brady no quería a nadie que le pudiera hacer sombra o quitarle el puesto (como había hecho él al principio de su carrera con Bledsoe). En 2009 volvió y, a pesar de una excelente temporada individual, los Patriots se quedaron con un récord peor que la temporada anterior, 10-6.

Ante estos primeros contratiempos volvió a demostrar una envidiable fortaleza mental, en 2010 volvió a ser el MVP de la liga y calló unas cuantas bocas, al año siguiente volvió a llegar a la Superbowl, aunque la volvió a perder con los Giants de Eli Manning. En 2015 llegó su ansiado cuarto título cuando se impuso a los Seattle Seahawks 28-24. Era su primer título en 10 años y la constatación de que había vuelto definitivamente. Pero la victoria vino con una polémica mucho mayor, el conocido como ‘Deflagate’. Supuestamente en la final de Conferencia Brady ordenó desinflar un poco los balones que utilizaba su equipo para tener ventaja contra los Colts. A pesar de que no se le retiró el título, la NFL suspendió a Brady de paga durante los primeros partidos de la siguiente temporada y quitó varias rondas del draft al equipo.

Las amistades peligrosas

Mientras cumplía su sanción uno de los pocos que le apoyaron fue Donald Trump, que en esos momentos se encontraba en medio de la campaña para postularse como candidato del Partido Republicano a la presidencia. En septiembre de ese año, Brady lucía la famosa gorra roja de Trump en la taquilla de su vestuario. No ocultó nunca su simpatía por Trump, con el que ha compartido varios partidos de golf, pero una vez alcanzada la presidencia y en medio de la tremenda polémica suscitada en la NFL tras las protestas durante la interpretación del himno americano de los jugadores afroamericanos, liderada por Colin Kaepernick (con Trump sugiriendo a los propietarios que “echaran a ese hijo de puta”), Brady decidió marcar las distancias y dijo que Trump era “divisivo”. Su mujer entonces, la modelo brasileña Giselle Bundchen, pragmática en labores de publicidad, dijo en 2016 que ni ella ni su marido apoyaban a Trump. Siguiendo esta estrategia cuando en 2017 los Patriots volvieron a ganar por quinta vez la Super Bowl, Brady decidió no ir a la Casa Blanca con el resto del equipo, a pesar de que la victoria ante los Falcons de Atlanta se puede considerar la más increíble de su carrera, después de remontar un 28-3 en el tercer cuarto (algo parecido a ir perdiendo 4-1 después del descanso en el fútbol europeo).

Pero a pesar de sus intentos de distanciamiento, Trump no dudó en felicitar a Brady, Belichick y Robert Kraft (el dueño de los Pats) por su victoria en la final de Conferencia de 2019 y olvidarse del otro ganador, Los Ángeles Rams. Parece claro a quién apoyaba el ex presidente, así que en un país intensamente dividido, muchos querían una victoria de los Rams y que fuera otro Donald, en este caso Aaron, el defensa de los Rams, el que diera un abrazo “muy especial” a Brady, en concreto como el que le dio Mo Lewis a Bledsoe en la temporada 2001. Ya sabemos que no ocurrió así. La Super Bowl 2019 tuvo la puntuación más baja de todos los tiempos pero fue una clase magistral de defensa en la que los Patriots lograron vencer a los Rams de Los Angeles 13-3 igualando el récord de los Pittsburgh Steelers, seis títulos, los mismos que también sumaba Brady. 

Siete títulos para el mejor jugador de la historia

Su último curso con Los Patriots fue para olvidar ya que, tras una temporada regular notable, cayeron eliminados a las primeras de cambio  en la ronda de wild cards por primera vez desde 2009. Poco después, Brady anunció en sus redes sociales que no regresaría al equipo, poniendo fin a veinte años en la franquicia de Massachusetts en búsqueda de un nuevo reto.

TB12 encontró una nueva motivación al fichar por los Tampa Bay Buccaneers por dos años y cincuenta millones de dólares. En su primera temporada en Florida, Brady hizo un total de 4633 yardas de pase, 40 pases de touchdown (la segunda mejor marca de su carrera) y 12 intercepciones. Llevó a los Buccaneers a sus primeros Playoffs desde 2007, hasta llegar a ganar el Super Bowl LV en su propio estadio para conquistar su séptimo anillo y rubricar el apelativo indiscutible de GOAT (el mejor de todos los tiempos).

La primera retirada y el adiós definitivo
Durante la temporada 2021-2022, Brady se enfrentó por primera vez a los New England Patriots en un partido con un alto componente emotivo. Los Buccaneers vencieron y superó a Drew Brees convirtiéndose en el jugador con más yardas de pase de la historia de la NFL y uniéndose a Brett Favre, Peyton Manning y al propio Brees como únicos quarterback con victorias ante todos los equipos de la liga. Posteriormente, los Bucs cayeron eliminados por Los Angeles Rams y el 1 de febrero de 2022 Brady anunció oficialmente su retirada.
Esta no duró mucho ya que el 13 de marzo anunció en Instagram que volvía del retiro para jugar su temporada número 23 con Tampa Bay. Meses después también anunció la separación de su mujer Giselle Bundchen después de 16 años de matrimonio. En lo deportivo, tras una temporada llena de altibajos y unas semanas después de la derrota de Tampa Bay en los playoffs ante los Dallas Cowboys, el 1 de febrero del 2023 Brady ha confirmado su adiós definitivo tras 24 años de carrera mientras la cadena Fox Sports anunciaba un contrato multimillonario con Brady para ser comentarista.

Esta vez sí parece claro que Comeback Kid ha pronunciado el adiós definitivo a su carrera deportiva como también lo es que, todavía durante muchos años, Tom Brady seguirá siendo considerado como el mejor jugador de fútbol americano de la historia.

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