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Por Daniel Riobóo Buezo

Si hace diez años nos mencionaban el bádminton, la mayoría habríamos pensado en un deporte exótico con unas raquetas y «pelota» extraños y habríamos sido incapaces de mencionar a un sólo jugador español. Mientras en Indonesia, Tailandia, Malasia o Singapur es el deporte nacional, los estadios se llenan y los mejores jugadores son verdaderas estrellas, aquí aún era un deporte semi amateur. Hasta que surgió como de la nada Carolina Marín, una jugadora que en pocos años ha pasado a ser tan o más reconocida en el Sudeste asiático que Leo Messi.

Un deporte exótico en España hasta la llegada de Carolina Marín

El panorama del bádminton español cambió radicalmente a partir de 2014 cuando una entonces jovencita onubense de 21 años se proclamó primero campeona europea y después mundial, con una gran remontada ante la favorita, en el mismo año. Verla era un espectáculo por su agilidad, dinamismo y hasta por sus gritos y gesticulación. Había nacido una nueva figura del deporte español, un referente en su deporte. La historia posterior de Carolina ya es más conocida y los títulos y galardones no se hicieron esperar. Campeona olímpica en Río 2016, tres veces mundial (2014, 15 y 18) y cinco europea (2014,16, 17, 18 y 21) así como premio Nacional del Deporte y Medalla de Oro al mérito deportivo.

Carolina Martín es tricampeona del Mundo de Badmintón. (Foto: Federación Española de Bádminton).
La capacidad de superación de Carolina Marín

Por desgracia las lesiones han cortado la trayectoria imparable de Carolina Marín. Si en enero de 2019 se lesionó de gravedad su rodilla izquierda y volvió para ser campeona de Europa en 2021, poco después de lograrlo se rompía el ligamento cruzado anterior y los dos meniscos de la rodilla izquierda. Esta grave lesión le impidió defender su título olímpico en Tokio pero, una vez más, Carolina se ha recuperado y quiere defender su campeonato de Europa en Madrid durante esta semana (del 25 al 30 de abril). El proceso de recuperación de su primera lesión centraban en gran medida la muy recomendable serie documental de cuatro episodios de Amazon: «Carolina Marín: Puedo porque pienso que puedo» que también ha inspirado un libro. Y no sólo trataba su recuperación física sino también la anímica tras el repentino fallecimiento de su padre. Una fortaleza mental a prueba de reveses que recuerda también a la de otro gran campeón español de la raqueta e ídolo de Carolina, Rafael Nadal, cuya carrera es un referente para ella.

La importancia de un entrenador con un objetivo claro: modelar a la mejor jugadora de la historia

Además de su talento innato y sus condiciones físicas, en el éxito de Carolina Marín hay otra figura clave. La de su entrenador Fernando Rivas. Mientras aún era un joven jugador, con sólo 19 años comenzó a entrenar y a detectar lo que fallaba no sólo en su juego sino en el bádminton español. Así, tras detectar su potencial, quiso conseguir con Carolina lo que él había soñado para sí mismo: convertirla en la mejor jugadora de la historia. Para ello, la modeló desde los 14 años aplicando un método particular que combina el desarrollo de sus cualidades técnicas otorgándole también una gran importancia a la táctica y a un meticuloso análisis de sus rivales. Un método que, vistos los resultados de Carolina, ha demostrado sobradamente su efectividad.

El trabajo de Fernando Rivas es tan valorado internacionalmente que este mismo año ha sido contratado como Responsable senior de la Federación Francesa de Bádminton hasta el 31 de agosto de 2024 con la misión de crear un equipo muy competitivo para los Juegos Olímpicos de París en 2024. Rivas se desvincula así de la Federación Española de Bádminton, donde llegó en 2004 si bien seguirá siendo a la vez preparador de Carolina como aseguró tras el anuncio ya que su contrato es a tiempo parcial: “Seguiré siendo su entrenador, independientemente del nuevo camino profesional que tome. Juntos iniciamos hace años un proceso que no ha finalizado. Hemos demostrado muchas veces que los límites no existen y así lo queremos hacer una vez más”.

La explosión de licencias y la popularización del bádminton en España

Los éxitos deportivos y la repercusión mediática de Carolina Marín también han propiciado paralelamente un aumento del número de practicantes y de licencias de bádminton en España. Si en 2013 había 6.804 licencias, en 2019 habían aumentado hasta las 9.473, es decir un 45% más en apenas 6 años.

Además Carolina Marín no está sola, antes de ella llegó Pablo Abián, el gran veterano del bádminton español, cuatro veces olímpico y campeón de los Juegos Europeos de Bakú 2015. De acuerdo a la clasificación de la Federación Mundial de Bádminton, Abián es el número 58 del mundo mientras Luis Enrique Peñalver es el 72º. En categoría femenina, Marín ahora es sexta tras la inactividad por su lesión mientras Clara Azurmendi ocupa la posición 43 y Beatriz Corrales es la número 51.

Pablo Abián ha sido cuatro veces Olímpico y campeón de los Juegos Europeos.

Pese a que Carolina Marín aún tiene sólo 28 años, sus éxitos también han conseguido que en España la cantera de bádminton se vaya nutriendo de nuevos valores que en los próximos años pueden dar que hablar.

Las reglas del bádminton

Si hablamos de sus reglas, el bádminton es una modalidad relativamente sencilla de entender. Es un deporte en el que se enfrentan dos jugadores (individuales) o dos parejas (dobles) situadas en las mitades opuestas de una pista rectangular dividida por una red. A diferencia de otros deportes de raqueta, en el bádminton no se juega con pelota, sino con un volante o pluma. Es un proyectil con una forma cónica abierta y cuyo cono está formado por dieciséis plumas insertadas alrededor de una base de corcho semiesférica cubierto de una capa delgada de cuero.Su forma lo hace muy aerodinámico y, a pesar de la orientación inicial al golpearlo, enseguida se gira situándose el corcho por delante.

El volante destaca por su aerodinámica y estabilidad en el aire.

Como curiosidad, su comportamiento aerodinámico y su estabilidad en el aire fueron estudiados para diseñar el vehículo espacial SpaceShipOne y su vuelo de reentrada a la atmósfera. Las plumas son frágiles y se rompen fácilmente, por lo que en un partido de alto nivel es normal ver cambiar el volante cada pocos puntos. Los jugadores deben golpear con sus raquetas el volante para que este cruce la pista por encima de la red y caiga en el sector oponente. El punto finaliza cuando el volante toca el suelo, después de sobrepasar la red.

Los partidos constan de tres sets a 21 puntos y se los adjudica el jugador que consiga vencer en dos de ellos, sin necesidad de disputarse el tercero si ya se han conseguido los dos primeros. En cada set, los jugadores puntúan, siempre que ganen el punto que estaban disputando. En el saque inicial, el jugador que sirve y el que recibe deben situarse en diagonales opuestas de la zona de servicio. El servidor debe golpear el volante por debajo de la cintura para que este aterrice en la zona de servicio del rival.

Breve historia del bádminton: desde la India a la globalización y su inclusión en el programa olímpico

Si bien se cree que se jugaba bajo otras formas similares en Egipto y Grecia hace más de 2000 años, el bádminton moderno surgió en Asia, concretamente en la India, donde recibía el nombre de ‘Poona’, mismo nombre que la ciudad (Pune) donde se jugaba originalmente. Algunos oficiales del ejército británico lo observaron en la India y lo trasladaron a Inglaterra en 1875. Allí, el duque de Beaufort se interesó en el juego, y ya que se practicaba con regularidad en su finca campestre de Gloucestershire, conocida como «Badminton House», este nombre continuó desde entonces asociado con el juego.

Posteriormente  el bádminton se implantó en Estados Unidos en 1890 y también fue introducido en Canadá. La Asociación Nacional de Bádminton de los Estados Unidos fue creada en 1895. En esa época se unificaron las reglas. El primer torneo para varones de toda Inglaterra se celebró en 1899, y el primero para damas en 1900. Se trata del All England, que se disputa anualmente en Birmingham desde 1899 y era el torneo más importante hasta la llegada de los Campeonatos del mundo en 1977. Después de la década de 1950, el bádminton también se iría estableciendo en países asiáticos como China, Japón e Indonesia.

El bádminton es, desde los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, un deporte olímpico en cinco modalidades: individuales masculino y femenino, dobles masculino y femenino y dobles mixto. En esta última, la pareja está compuesta por un hombre y una mujer. Este deporte está fuertemente dominado por los deportistas asiáticos: China, Indonesia y Corea del Sur han conseguido hasta ahora 34 medallas de oro sobre 39. Entre las cinco excepciones figura el oro de Carolina Marín en la final de Río 2016.

España como sede de los grandes torneos: del mundial de Huelva al Campeonato de Europa de Madrid

Además de los Juegos Olímpicos, los campeonatos del mundo se disputan desde 1977 y los de Europa desde 1968. España ya ha sido sede de tres mundiales y dos europeos. Hace unos meses, en diciembre de 2021, se disputó el mundial de bádminton en Huelva. Una sede pensada para que Carolina Marín pudiese proclamarse campeona del mundo en el palacio de los deportes que lleva su nombre. Pero tras su grave lesión no llegó a tiempo para jugar, Carolina prefirió esperar.

Ahora llega el Campeonato de Europa de Madrid del 25 al 30 de abril en el polideportivo Gallur y cuyas entradas a precios muy populares puedes conseguir aquí (las tres primeras jornadas es gratis). Los partidos de la competición se pueden ver en directo a través de Badminton Europe TV. Además, los encuentros destacados de la jornada de cuartos de final (jueves 28), semifinales (viernes 29) y las finales (sábado 30) se retransmitirán también por Teledeporte.

Esta vez, tras 11 meses sin competir por su lesión, Marín tiene una nueva ocasión de luchar por otro gran título en casa y volver a mostrar su capacidad de superación enorme.

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