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Por Daniel Riobóo Buezo 

Una joven becaria de un periódico, la estrella del Atlético de Madrid, una liga de fútbol que termina y donde hay demasiado en juego, unos sujetos dispuestos a todo para la salvación de su equipo…El cóctel de «Fuera de juego», la primera novela de la periodista Laura Estévez, no podía estar más de actualidad ya que, recientemente, la Europol ha destapado una trama de amaño de partidos que operaba desde Asia pero que salpicaba también a las ligas europeas, la Champions League y a las competiciones internacionales.

La novela tiene su germen en un caso anterior, más concretamente en el «Calciopoli». Así se conoce el oscuro escándalo del fútbol italiano que en 2005 y 2006 implicó a algunas de las grandes escuadras del Scudetto: la Juventus, el Milan, la Fiorentina, el Lazio y el más modesto Reggina. Fueron acusados de generar fraudes en los partidos del Calcio al designar a árbitros «favorecedores». El director general de la Juventus, Luciano Moggi, fue el promotor principal con la ayuda de directivos, responsables del estamento arbitral e incluso de miembros de la Federación Italiana de fútbol. Tras el proceso judicial, Juventus, Fiorentina y Lazio fueron descendidos de categoría, el Milan comenzó la siguiente campaña con 15 puntos menos y los dos títulos de liga de la Vechia Signora obtenidos en 2005 y 2006 pasaron a las vitrinas del Inter de Milán.

La protagonista de «Fuera de juego», Valeria Fuentes, es una joven periodista que realiza sus prácticas de verano en la sección de internacional de «El Mensajero». Pero el azar y la urgencia se alían para que tenga que sustituir a un compañero entrevistando a Iván Segura, la joven estrella del Atlético de Madrid codiciada por gran parte del fútbol europeo. Valeria quiere ser redactora de la sección de internacional pero, por estar en el sitio equivocado, descubre una trama muy oscura en la liga de fútbol. Amaños de partidos, accidentes sospechosos, el día a día del periodismo deportivo y una historia de amor de fondo componen los ingredientes de esta novela narrada en primera persona y que con un estilo ágil nos engancha desde el comienzo hasta la resolución de la intriga. La primera obra de Laura Estévez está prologada por el periodista y locutor Javier Ares con quien la autora compartió micrófonos en Onda Cero. La novela fue Accésit del IV certamen de literatura deportiva del diario Marca y ha salido a la venta a principios de abril como uno de los primeros lanzamientos de la editorial «Popum books» y se puede adquirir en su página web y también en formato e-book. En plena vorágine de presentaciones, hemos hablado con la autora sobre su novela, el fútbol y el periodismo.

Laura Estévez debuta en la literatura con su obra "Fuera de juego".
La periodista asturiana Laura Estévez debuta en la literatura con su obra «Fuera de juego».

¿Cómo surge la idea de la novela?

Casi como una broma de adolescentes. Yo estudiaba por entonces primero de periodismo y compartía curso y trabajos de clase con una compañera que conocía desde el instituto. Ella conoció a un futbolista en ciernes que se llamaba Iván y me pidió que le escribiese una historia romántica. En un principio iba a ser así pero me pareció que el argumento «periodista en prácticas conoce a estrella del fútbol y se enamoran» era muy cursi. Entonces se me ocurrió que podría recuperar una vieja idea de escribir sobre los amaños en los finales de liga pero utilizándolos a ellos como personajes. La historia de amor pasó a un segundo plano y así en la novela hay fútbol, periodismo, sobornos, bandas organizadas, persecuciones, crimen y quizás…también amor.

Una joven periodista en sus primeras prácticas, el Atlético de Madrid como protagonista del que eres aficionada y al que cubriste…¿En qué medida es autobiográfica?

Muy poquito. Claro que utilizas conocimientos y experiencias propios, sobre todo cuando eres tan joven y tienes tan pocas experiencias, pero Valeria se parece más bien poco a mí. Ella detesta el fútbol y el deporte en general, de hecho hasta lo menosprecia y se siente frustrada cuando la mandan ir a cubrir información deportiva, pues sólo quiere dedicarse a las noticias de política internacional. A mí, sin embargo, siempre me ha apasionado el deporte, desde niña, y mi sueño era convertirme en periodista deportiva. El Atlético de Madrid se convierte en protagonista por dos motivos: el primero, porque fue el club al que me acerqué en esos primeros años de carrera, para hacer las entrevistas y trabajos de clase, ya que siempre me trataron como de la familia y me facilitaron todo, de ahí que me identifique tanto con el equipo; y el segundo, porque la fama lo precede y, si hay un equipo al que pueda ocurrirle de todo, ése es el Atleti.

En la novela se menciona el «Calciopoli» y hace poco hemos conocido el escándalo de compra de partidos desde Asia destapado por la Europol. Aunque el fútbol español no estaba implicado, siempre ha habido rumores sobre primas (por ganar, no por perder) y «maletines». ¿Crees que aquí se ha podido ir más allá y también ha podido haber casos de compra de partidos?

Yo sí que creo que estas cosas ocurren de verdad, porque no sería un tema tan recurrente cada año si no pasara. Otra cosa es cómo demostrarlo. En mi novela, la casualidad es la que permite tirar del hilo, pero en general me parecen tramas muy difíciles de destapar y delitos que no dejan huella. Llevamos décadas llenando páginas y páginas de prensa deportiva con ello y sólo podemos referirnos con pruebas a esas dos grandes redes, y fíjate quiénes las han descubierto, nada más y nada menos que la policía italiana, más que acostumbrada a tratar con el crimen organizado, y la misma Europol. Pienso, además, que según está ahora España, la corrupción en el fútbol, aunque la hubiera, habría pasado a un segundo plano, los juzgados están demasiado llenos.

La protagonista es una periodista de la sección internacional que termina metida de lleno en la sección de deportes. ¿Qué te parece el periodismo deportivo que se hace en España? ¿Crees que el fútbol acumula demasiado espacio eclipsando a otros deportes?

Como aficionada al deporte y defensora del periodismo de calidad en todos los ámbitos, también en el deportivo, sí que me gustaría que se diversificara más la información hacia otros deportes. Se ha demostrado que, cuando la selección de baloncesto Nadal o Fernando Alonso ganan arrastran a muchísima gente; pero después, en la información diaria, todos esos deportes quedan reducidos a una página o a un recuadrito. También me gustaría que la información fuese más ingeniosa y no se limitara a tirar semanas y semanas de enfrentamientos artificiales, a veces intencionadamente buscados por la misma prensa deportiva para vender polémica. Hay millones de deportistas en España y, por lo tanto, millones de historias humanas detrás de ellos y de pequeños clubes o deportes casi desconocidos. Sin embargo, hay que reconocer que el periódico más vendido en España, más que los generalistas, sigue siendo el Marca. Entonces está claro que a una gran mayoría de lectores les gusta el periodismo deportivo tal y como se hace en nuestro país.

¿Cómo valoras la presencia creciente de las mujeres (periodistas) en un campo tradicionalmente masculino como el fútbol?

Como no puede ser de otra manera, me alegra enormemente que esto ocurra, pero también hay que hacer autocrítica de nuestro género en el mundo del periodismo deportivo. Al igual que en todos los sectores profesionales, y por el trasfondo histórico que arrastra España, la incorporación de la mujer es tardía. Pero aquí hay un hándicap mayor para que esa incorporación llegue. Se puede decir que las primeras generaciones de economistas mujeres, o con cualquier otro estudio universitario, llegaron al mercado laboral en los ochenta-noventa. Sin embargo, el periodismo deportivo tiene mucho de vocacional por lo que tenemos que esperar a que se abandonen los clichés machistas y que las primeras niñas que pudieron jugar al fútbol o ir a los campos sin que las mirasen como bichos raros lleguen a la edad laboral. Por eso yo creo que la incorporación ha sido tan tardía. Yo nací en el 82 y apenas tuve la oportunidad de jugar en un equipo federado a los 15 años. Es la generación posterior la que viene libre de prejuicios, ni siquiera la nuestra. Eso sin olvidar casos realmente extraordinarios de mujeres de trayectoria reconocida desde hace décadas, como Olga Viza o María Escario, aunque sean los menos. Y en cuanto a la autocrítica, se debe a que la incorporación de mujeres es un poco ilusoria. Si nos fijamos, una inmensa mayoría sigue un mismo patrón y ocupa los mismos puestos. Es injusto por parte de los dirigentes de los medios, pero a la vez también por parte de quien sabe que no ha llegado hasta ahí por méritos estrictamente profesionales. Hay profesionales del deporte maravillosas en las redacciones, y, por supuesto, también muchas de las reporteras a pie de campo, no se trata de sembrar el sambenito contrario, que por ser guapa no puedas ser una gran periodista. Pero cuando el periodista que esté al lado de la chica guapa en el plató no sea calvo o poco agraciado; o mejor, cuando el chico sea como sea, pero la chica también sea como sea, podremos estar hablando de igualdad en el periodismo deportivo. O cuando el chico haga los comentarios en la banda y sea la chica la que esté narrando el partido, porque son contada, estaremos hablando de igualdad. Y ahí entran los resquicios machistas de algunos dirigentes de medios, los de gran parte del público del periodismo deportivo y también el ser conscientes de nosotras de que, tristemente, tenemos que hacer el doble para demostrar lo mismo.

En algunos países europeos, especialmente en Inglaterra, existe una gran tradición de libros relacionados con el deporte y que consiguen grandes ventas. Mientras, en España, hay mucha prensa deportiva pero menos tradición de libros sobre deporte por lo que muchos autores optan por la autopublicación. En tu caso la novela se publica en Popum Books, una nueva editorial independiente. ¿Cómo ha sido el proceso de búsqueda de editorial? 

Mi historia editorial ha sido un ir y venir con final feliz. «Fuera de juego» comencé a escribirlo en el año 2001, con 18 años, y lo escribí casi del tirón hasta dejarlo al borde del desenlace. Unos años después, ya en 2005, mi mejor amigo lo descubrió y me animó a terminarlo para presentarlo al Premio de Narrativa Deportiva Marca. Las correcciones las hicimos sobre la bocina, y cuál fue mi sorpresa cuando me llamaron para decirme que estaba entre las finalistas. El Accésit Especial supuso una satisfacción enorme, pero también una pequeña decepción. En aquel momento, habría cambiado el premio material por la publicación. Coincidió con un cambio de trabajo, de ciudad y de vida, por lo que la novela se quedó durmiendo el sueño de los justos unos años más. Conocí al editor de un modesto sello asturiano, «La Cruz de Grado», a raíz de un reportaje sobre libros. Le interesó, pero no le encajaba en sus publicaciones. He tenido que esperar a que, con un nuevo socio, se lance a la aventura nacional con «Popum Books» para que mi novela sea también su primera novela. Soy muy afortunada, porque ya lo daba por perdido porque ahora casi nadie se atreve a publicar.

Y una vez logrado el reto y el sueño de que tu novela consiga llegar a las estanterías de las librerías, ¿qué consejos puedes dar a nuevos autores que buscan ser publicados?

Yo creo que no hay que desfallecer y, sobre todo, no cerrarse puertas. No podemos desanimarnos porque las grandes editoriales nos digan que no. Normalmente, éstas siempre apostarán a lo seguro, no a un novel. Debemos llamar a todas las puertas. Incluso, si se opta por la autoedición, quizás podrían pensar en unirse a otros dos o tres autores en nuestra misma situación y funcionar como cooperativa. Publicar un libro no es sólo escribirlo, corregirlo, maquetarlo e imprimirlo. Los presupuestos, la distribución, la promoción… si al menos podemos dividir tareas entre tres o cuatro personas, puede tener cierto futuro. Si no, la autoedición ahora mismo sólo te la puedes permitir como el placer de ver tu obra publicada; lo más habitual será que sólo te genere pérdidas económicas.

Como comentábamos antes, en España hay mucha prensa deportiva pero la literatura deportiva es un fenómeno relativamente reciente y que apenas está despegando. ¿Crees que las editoriales deberían apostar más por el deporte como material publicable?

Estoy segura de que sí. Es una contradicción que se venda tanta prensa deportiva y se consuman tantas tertulias radiofónicas y televisivas sobre fútbol, que los bares se llenen para ver los partidos… y que apenas haya un puñado de novelas ambientadas en el mundo del deporte. Creo que los potenciales escritores de narrativa deportiva, que somos principalmente los periodistas especializados, estamos tan ocupados en llenar páginas y parrillas diarias que no nos quedan ni tiempo ni ganas para algo con poso, como una novela. Ahora que he entrado en contacto con el mundo editorial, he podido ver que, en los últimos años, los libros que han funcionado a pesar de la crisis han sido los relacionados con el deporte, y sobre todo con el fútbol. Y, lo que estoy viviendo en primera persona: resultan un gancho para los jóvenes. Hace sólo un par de semanas que hemos puesto «Fuera de juego» a la venta y ya me han llamado de dos institutos de secundaria para charlas-coloquio con los chavales, porque se han dado cuenta de que, contra la inapetencia generalizada que les provoca la lectura a nuestros adolescentes, sólo pueden luchar con libros que hablen de lo que les gusta, y en el caso del fútbol, gusta y mucho.

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