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Por Daniel Riobóo Buezo 

El posible fichaje de Iñaki Urdangarín como ayudante de Valero Rivera en la selección de balonmano de Qatar (o Catar según la nueva acepción) ha generado un gran revuelo mediático. El vínculo personal entre el ex seleccionador español y el duque de Palma ha sido clave para que se plantee su contratación aunque también la gran relación entre las Casas Reales de los dos países. Así, Urdangarín conseguiría un muy buen salario y poder salir de España donde ahora mismo no es especialmente bien visto por su imputación en el caso Nóos e incluso podría proporcionarle beneficios legales por la ausencia de un tratado bilateral entre los dos países. Rivera fue el entrenador de Urdangarín en el exitoso FC Barcelona de balonmano y, posteriormente, también llegaron a hacer negocios juntos. Pero este hecho tampoco debería sorprendernos ya que en nuestro país y, según los expertos en networking, cerca del 80% de los trabajos se consiguen gracias a los contactos personales o, hablando en plata, a los enchufes.

De hecho, Valero Rivera ya había sido acusado de favorecer a su hijo al convocarle para la selección campeona del mundo de balonmano aunque la gran actuación de su vástago en el último mundial y en la liga francesa (mejor jugador en el último campeonato galo) han desmentido estas acusaciones. No ocurre lo mismo en el caso de Iñaki Urdangarín, gran jugador en su momento pero sin ninguna experiencia previa en los banquillos. Como tampoco la tenía en la organización de foros deportivos cuando puso en marcha con Diego Torres su entidad sin ánimo de lucro (finalmente muy lucrativa) o como directivo antes de su paso por Telefónica aunque, ya se sabe, quien tiene padrino se bautiza. Pero antes de Iñaki Urdangarín, el deporte ha vivido otros episodios en los que el nepotismo ha estado por encima de la meritocracia.

Los hijos de Lorenzo Sanz

Lorenzo Sanz fue presidente del Madrid durante cinco años, entre 1995 y 2000, hasta que llegó Florentino Pérez para arrasar en las elecciones e iniciar una nueva época en el club y casi un nuevo estilo de presidencia en el fútbol español. Pero antes de ser presidente, Sanz fue vicepresidente durante muchos años en la época de Ramón Mendoza. Así, Sanz consiguió que sus hijos entraran desde bien jovencitos en las categorías inferiores del club. Pero cuando llegaron a la edad adulta se vieron sus limitaciones y tanto Lorenzo Sanz en baloncesto como Paco Sanz en fútbol tuvieron que ir a equipos mucho más modestos para poder seguir jugando.

Su tercer hijo, Fernando Sanz, si demostró un mejor nivel perteneciendo durante varios años al primer equipo y terminando su carrera en el Málaga, del que posteriormente fue presidente durante cuatro años antes de vender el club al jeque qatarí Al Thani. En el caso de Lorenzo Sanz Durán, después de retirarse del baloncesto con sólo 29 años, fue director general del Real Madrid de baloncesto durante un año en el que el equipo ganó una liga ACB. Una vez que su padre dejó de ser presidente, dejó el cargo ante la llegada de Florentino Pérez.

Los lazos familiares de Johan Cruyff 

Pero también en el Barcelona se ha dado alguna situación en la que la calidad de algunos jugadores quizá no estaba a la altura de la alcurnia de su apellido paterno. Es el caso de Jordi Cruyff, que formó parte de las categorías inferiores del Barça hasta que su padre le dio la oportunidad de empezar a jugar con el primer equipo en 1994. Dos años después, el gran Johan Cruyff terminaba su ciclo al mando del histórico «Dream team» y con él la andadura de su hijo en club de la ciudad condal. Posteriormente Jordi jugó tres temporadas en el Manchester United para después enlazar experiencias en distintos equipos como el Celta, Alavés y el Español para terminar su carrera en la liga chipriota. Su calidad o la evocación del apellido en su patria natal también le permitió ser internacional con Holanda en nueve ocasiones.

Más curioso fue el caso de Jesús Angoy que tras defender la portería del filial azulgrana tuvo la oportunidad de jugar nueve partidos en el primer equipo en la misma época que Jordi. ¿La razón? Quizá que era el yerno de Johan Cruyff aunque las críticas recibidas y el cese de su suegro provocaron su pronta salida del club. Poco después, Angoy se pasó al fútbol americano para jugar como «pateador» durante siete años en los Barcelona Dragons y en esta disciplina si que tuvo  reconocimiento.

Jesús Angoy no pudo triunfar en el fútbol pero sí jugó a un buen nivel en los Barcelona Dragons de fútbol americano.
Jesús Angoy no pudo triunfar en el fútbol pero sí jugó a un buen nivel en los Barcelona Dragons de fútbol americano.

 

El clan de los Maradona

Y si Cruyff ha sido uno de los grandes en la historia del fútbol, quizá aún más lo ha sido Diego Armando Maradona. El Pelusa, en su mejor época a finales de los ochenta, también vio un buen momento para recomendar a sus dos hermanos. Empezamos por el más pequeño, Hugo, ya que desarrolló una carrera futbolística a un buen nivel. Al igual que su hermano mayor debutó en Argentinos Juniors y después, «curiosamente», fue fichado por el Napolés donde reinaba su el gran Diego, aunque fue cedido y más tarde formó parte del Rayo Vallecano para después iniciar una carrera exótica con paradas en Austria y Japón para retirarse en su Argentina natal.

El otro hermano de Diego, Raúl, más conocido como «Lalo», debutó en Boca Juniors aunque sólo jugó tres partidos y posteriormente no fue capaz de estar a la altura de su ilustre apellido. Eso sí,  tuvo la oportunidad de ser un trotamundos del fútbol y llegó a jugar hasta en seis países diferentes. Uno de ellos fue España y como curiosidad, en el contrato de Lalo con el Granada estaba estipulado que en un amistoso deberían participar los tres hermanos. Eso hizo que el gran Diego fuera por un partido jugador del equipo andaluz para medirse al Malmoe sueco. El apellido también ayudó a Lalo a ser uno de los integrantes del programa Gran Hermano VIP aunque su fama mediática también duró poco tiempo.

Los tres hermanos Maradona cumplieron un sueño al jugar juntos en un partido amistoso entre el Granada y el Malmoe sueco.
Los tres hermanos Maradona cumplieron un sueño al jugar juntos en un amistoso entre el Granada y el Malmoe sueco.

Vistos los ejemplos anteriores, es evidente que tener un determinado apellido tiene ventajas e inconvenientes. Entre los perjuicios, que en la comparación algunos deportistas han salido muy malparados y sus cualidades pueden haber sido infravaloradas. Entre las ventajas, que el apellido abre unas puertas que quizá como un jugador anónimo permanecerían totalmente cerradas. En los casos que hemos tratado, los hijos, hermanos, sobrinos, yernos o «amigos de» tenían calidad deportiva, unos más que otros, pero no se puede negar que el «empujoncito» que recibieron fue fundamental para poder jugar entre la élite. Pero, al fin y al cabo, y aunque se supone que el deporte es un mundo meritocrático, tampoco debería extrañarnos porque el ‘networking’ y el nepotismo están totalmente enraizados en la sociedad.

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