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Por Luis Murillo Arias (@lmurilloarias)

La situación económica en Europa, especialmente en el sur, es cada vez más catastrófica y el fútbol no iba a ser una excepción. Se nos promete que lo sucedido en los últimos días en Chipre no va a ser contagioso, pero los ciudadanos no las tienen todas consigo. El cierre de los bancos, el corralito, el ataque a los depósitos de los ahorradores y las duras condiciones del rescate a la isla europea no son más que la culminación de una crisis encubierta, una mala situación que no podía escapar al fútbol. Hasta 20 jugadores españoles militan en la liga chipriota. Acudieron allí huyendo de las leyes concursales de los clubes españoles y atraídos por unos sueldos más altos que los de la Segunda División española e incluso que los de algunos clubes de Primera. Lo que parecía de color de rosa en un país exótico ahora es una pesadilla. Nuestro consejo, desde Deporadictos, es fijarse en lo que se han planteado muchos trabajadores de estos países del sur de Europa: hacer las Américas y emigrar hacia las economías iberoamericanas, la mayoría de ellas ahora en crecimiento. Aunque ha sido extraño, se ha dado el caso de algunos jugadores europeos que han militado en equipos de ligas potentes como la brasileña, la argentina o la mexicana.

El Brasileirao, donde más dinero hay

Uno de los motivos por los que tantos brasileños emigraban a Europa y apenas europeos acuden a jugar a Brasil es el económico. Lo que ocurre es que el extraordinario crecimiento que ha experimentado el país sudamericano en los últimos años ha dado un giro a esta situación. Si no, no se explica que un club como el Santos haya podido mantener en su nómina a un jugador como Neymar. Esto hace que algunos jugadores europeos se estén planteando fichar por equipos del Brasileirao. Eso explica, por ejemplo, que el español Fran Mérida, en el inicio de su carrera, o el holandés Clarence Seedorf, en el ocaso, hayan recalado en el fútbol brasileño. A priori no se avecina estallido de la burbuja al menos hasta después de los Juegos Olímpicos de 2016.

El ex jugador de Arsenal y Atlético de Madrid juega en el Atlético Paranaense y hace poco, en declaraciones a la Cadena Ser, dijo sentirse muy ilusionado con esta nueva etapa en un país donde las cosas van bien. Por su parte, el que fuera centrocampista del Ajax, la Sampdoria, el Real Madrid, el Inter y el Milan, firmó el pasado verano por dos años con el Botafogo. Recientemente, ha conseguido su primer título en Brasil al ganar la Copa Guanabara, como se denomina la primera mitad del Campeonato Carioca. Además, hace poco protagonizó una de la expulsiones más tontas de la historia del fútbol.

Pero si hablamos de Brasil y de futbolistas europeos, sin duda tenemos que nombrar a Zarko Petkovic. El jugador balcánico, que en su día fuera media punta del Real Madrid, Sevilla o Racing de Santander sin mucha suerte, se convirtió en una auténtica estrella en el Brasileirao donde jugó en el Vitoria, el Flamengo, el Vasco de Gama, el Fluminense, el Goiás, el Santos y el Atletico Mineiro. Ahí es nada. El club en el que más brilló fue el carioca Flamengo, donde el mejor jugador de la historia de este equipo, Zico, declaró que era digno de llevar el 10 a la espalda.

Argentina, donde el fútbol es como una religión

El país que vio nacer a Di Stéfano, Maradona y Messi ha sido siempre un mercado exportador a Europa más que importador, pero, como en todo, ha habido excepciones. Los casos recientes más conocidos son los de David Trezeguet y Mauro Camoranesi, ambos campeones del Mundo con Francia en 1998 y con Italia en 2006 respectivamente, aunque se da el caso de que los dos nacieron en Argentina. El francés juega en River Plate mientras que el italiano lo hace en Racing. Por otra parte, el defensa suizo de padres argentinos Dylan Gissi juega en el Estudiantes de la Plata.

David Trezeguet con la camiseta de River Plate.

Un caso de jugador europeo en el país sudamericano con ninguna vinculación con Argentina es el extremo zurdo búlgaro Velko Iotov, que disputó el Mundial con Bulgaria en 1994, y militó de 1995 a 1999 a Newell’s Old Boys. Anteriormente había jugado en el Espanyol de Barcelona y terminó su carrera en Estados Unidos. Otro con menos suerte, que sólo estuvo unos meses en Boca Juniors, pero sin continuidad en la cancha, fue el belga Michael Yourassowsky. El fútbol argentino es un lugar todavía por explotar para los europeos.

El retiro mexicano de jugadores como Emilio Butragueño y Pep Guardiola

Más común, al menos para los españoles, es jugar en la liga de México. Emilio Butragueño lo hizo allá por mediados de los 90 en el Atlético Celaya, club en el que también militó su compañero y amigo Míchel. Años más tarde lo haría Pep Guardiola en el Dorados de Sinaloa a las órdenes de su amigo Juanma Lillo. José Mari Bakero, el seis del dream team de Cruyff, acabó sus años de futbolista en el Puebla, mientras que otro delantero de rabia, el asturiano Carlos Muñoz, también jugó en el Puebla para dejar de ser balompedista en el Lobos de la BUAP.

Más recientemente, el actual delantero del Rayo Vallecano Raúl Tamudo ha jugado durante seis meses en el Pachuca, en 2012. Lo mismo que Valdo, hoy en las filas del Levante, que jugó sin mucho éxito en el Atlante. Mientras tanto, el que aún milita en un equipo mexicano es el catalán Marc Crosas, quien, tras un periplo profesional por varios clubes europeos, actualmente juega en el Santos Laguna mexicano. Hay que sumarlo a los dos Luis García, los ex del Barcelona y el Espanyol, uno juega en el Puebla y el otro en el Tigres de Nuevo León.

Las economías europeas, en estado catatónico, nos obligan a mirar de nuevo hacia América como el país de las oportunidades, pero Iberoamérica, no Norteamérica. Si no tenemos que tener miedo los ciudadanos normales, tanto menos los futbolistas.

 

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