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Por Óscar Decimavilla García

Desde que era niño he sido un enamorado de las pozas. De sus cristalinas y frías aguas. De sus lugares mágicos y recónditos. Algo común a las que irán apareciendo en este artículo es que para llegar a todas ellas hay que andar. En ninguna es bajarse del coche y ya. En esto radica parte de su encanto.

Ruta del Alba (Asturias)

Empezamos nuestro refrescante recorrido con las que hay en la ruta de Alba, en Asturias en un enclave privilegiado como es toda la comunidad. Esta ruta, paralela al río Alba, comienza en Soto de Agües, bonito pueblo donde podremos comer y tomar una cerveza una vez terminado nuestro paseo.

Para llegar a Soto de Agües, desde Langreo hay que tomar la carretera AS-17 atravesando Pola de Laviana y llegar hasta Rioseco, en el concejo de Sobrescobio. Desde esta localidad parte una carretera, la SC-2, que llega hasta el pueblo. La entrada a la ruta está muy bien señalizada en Soto de Agües y hacia ella nos dirigiremos. Enseguida dejamos atrás una piscifactoría y nos adentramos en el desfiladero del río Alba, antiguo camino de pastores y arrieros. Vamos avanzando y empezamos a ver pequeños saltos de agua que van creciendo según continuamos.

Dependiendo de la época del año nos cruzaremos con poca gente o incluso con nadie, y una vez dentro del agua está casi garantizado que estaremos solos. La ruta, aunque en subida, es muy asequible y apta para niños, y está jalonada de hayas, alisos, sauces y robles. Cuando llevamos unos kilómetros llegamos a una bifurcación, cogemos el ramal de la izquierda que dejará de estar hormigonado. Ahora encontraremos los mayores saltos de agua y al final de la ruta una poza absolutamente bestial que remata una cascada y donde podremos bañarnos en un entorno absolutamente único.

En total, entre ida y vuelta habremos empleado unas cuatro horas en un fácil recorrido y de deleite para nuestros sentidos, en un enclave perteneciente al parque natural de Redes y con olor a bosque y a humedad y acompañados por el sonido del agua.

Las Foces del Río Infierno (Asturias)

Continuamos nuestro periplo de senderismo veraniego sin salir de Asturias. Esta ruta comienza en el área recreativa de la Pesanca, atraviesa las Foces del río Infierno y termina en la Foz de Moñacos. Son aproximadamente 14 kilómetros, ida y vuelta y se tarda en hacer unas 5 horas y media. Es una ruta fácil, que se puede hacer con niños si están acostumbrados a caminar y también en bici de montaña. Veremos hayas, robles, castaños, cascadas, foces y desfiladeros. Las hoces son profundos cortes originados por el curso de un río y En España hay otra reseñables como las del Duratón en Segovia o las del Alto Ebro en Burgos. Foz es hoz en asturiano.

La ruta es una pista que al final se convierte en un sendero. Seguiremos siempre por la pista principal que nos terminará conduciendo hasta la Foz de Moñacos. Para iniciar la ruta venimos desde Oviedo, capital del paraíso asturiano, por la N-634, entramos en Infiesto y lo cruzamos para coger la Pl-4 a la derecha sentido Espinar y Riofabar y, a aproximadamente 9 kilómetros pasado Riofabar, seguimos unos 2 kilómetros por una pista hasta llegar al área recreativa de la Pesanca, donde comenzamos a andar. La ruta tiene un desnivel aproximado de 600 metros en 7 kilómetros, algo muy asequible y apto para casi todos los públicos.

La senda empieza en suave ascenso a las Foces y al poco pasamos por la típica casa asturiana conocida en la zona como El Muñizón. Iremos rodeados, en esta primera parte, por robles y avellanos. Continuamos por el sendero que va virando hacia la derecha o lo que es lo mismo hacia el sur para adentrarnos en las Foces del río Infierno. Empezamos ya a encontrarnos con numerosas pozas y cascadas. Podremos darnos un chapuzón en sus frías, cristalinas y solitarias aguas.

Poco a poco nos vamos adentrando en el hayedo camino de la Foz de Moñacos, una de las foces más deslumbrantes del río Infierno. El nombre cobra su sentido por la tonalidad rojiza que toman las hojas de los árboles con los rayos del sol y que hacen que parezca que el bosque sea un infierno en llamas pese a que realmente estaremos más cerca del paraíso.

Cascada del confesionario y las pozas de San Martín (Huesca, Aragón)

Cambiamos de región y nos vamos de ruta por la cordillera más alucinante que tenemos en nuestro país, con permiso de los Picos de Europa. Hablamos de Los Pirineos y su mágico encanto, con sus cumbres, sus ríos y su flora. Esta ruta también se puede hacer con niños para ir introduciéndoles en el atractivo mundo de la montaña, inigualable y satisfactorio como pocos. Las pozas de la ruta suelen tener más gente en verano, por lo que si vamos en esta época mejor subir un poco más para estar solos y escuchar la voz de la montaña y sus aguas salvajes.

Para llegar a la ruta partiremos de la localidad de Boltaña y tomamos la N-260 dirección a Aínsa, dos de los pueblos medievales más bonitos de Aragón y que merecen una visita por sí mismos. Según salimos de Boltaña tomamos a la derecha el desvío por la carretera A-2205, cruzamos el río Ara y nos volvemos a desviar a la derecha dirección Sieste y San Martín. Dejamos atrás Sieste y seguimos durante unos 4 km por la estrecha carretera asfaltada dirección al Condado de San Martín hasta llegar a una zona habilitada como aparcamiento (parking de las Pozas de San Martín) donde veremos los paneles de la ruta a seguir.

Próxima al aparcamiento parte una senda que discurre junto al río Sieste, también conocido en este tramo como Barranco de San Martín, el cual atravesamos antes de llegar a las primeras y más conocidas pozas. Más conocidas, pero nada que ver con la Charca Verde de la “Pedri”. Estamos ya en Las Pozas de San Martín, sucesión de pequeñas charcas formadas por la erosión natural. Es verano y seguro que habrá gente, por lo que la ruta también es idónea en primavera o comienzo del otoño, el agua estará más fría y pero la soledad es impagable y el agua está hecha para los valientes. Encontraremos unas cuatro o cinco pozas de gran belleza.

Tras recorrer unos 150 metros desde la primera poza nos encontramos con una bifurcación señalizada que muestra dos posibilidades de llegar a la Cascada del Confesionario, por la senda o a través del río. La ruta por senda es más larga y salva mayor desnivel pero evitamos mojarnos. Para hacer un recorrido completo y  circular podemos subir por la senda y bajar por el río. Nos adentramos en el bosque y ganamos altura alejándonos del río. En menos de media hora llegamos a un claro del bosque que se llama La Predicadera desde donde vemos a lo lejos discurrir el río Sieste hacia donde nos dirigimos. Nos encontramos con unos paneles indicativos y tomamos dirección Campodarbe. Continuamos la ruta cruzando este cauce conocido como Barranco Fondo, cuyas aguas se precipitan a unos 200 metros aguas abajo en la incomparable Cascada del Confesionario hacia la que nos dirigimos. Antes de continuar nos damos un chapuzón en la poza que encontramos a escasos 50 metros abajo del Barranco Fondo.

Cruzamos entonces el barranco Fondo, seguimos por la senda y en menos de diez minutos alcanzamos otro barranco que debemos cruzar y que desemboca en otra cascada. Una vez cruzado el barranco seguimos por la senda y enseguida vemos otra senda que nace a nuestra derecha y que nos lleva en poco minutos a la base de la cascada bajo la que se ha formado una poza. Tras un baño en esta poza regresamos al sendero principal, descendemos y alcanzamos de nuevo el río que debemos remontar un pequeño tramo por el propio cauce para llegar a La cascada del Confesionario. Sin palabras.

Tras bañarnos en la poza deshacemos el camino andado y nos encontramos con un salto de agua que nos impide seguir. Es la poza de Chinchirigoy y para llegar a ella cogemos un sendero que sale a nuestra derecha. Este sendero bordea la poza y pasa de largo. Para llegar a ella hay que continuar por el sendero hasta coger una senda que lleva al río el cual remontamos unos 100 metros hasta alcanzar la poza. El descenso lo realizaremos siguiendo el curso del río. Pasaremos junto a un lugar llamado la Cueva de las Golondrinas bajo la cual se ha formado una poza.

Las Calderas del Cambrones (Segovia)

Nuestra última propuesta de senderismo veraniego está muy cerca de Madrid, en la localidad segoviana de La Granja de San Ildefonso, donde empieza esta alucinante ruta. Es muy sencilla, apta para hacer con niños ya que enseguida tendremos a la vista las pozas y podremos elegir en cuales de ellas nos bañamos.

Para llegar a la Granja de San Ildefonso en coche desde Madrid debemos tomar la A-6 hasta la salida 39 para después coger la M-601 en dirección a Navacerrada. Después continuaremos hasta el Puerto de Navacerrada, lo cruzamos y seguimos por la CL-601 que nos llevará hasta la Granja.

Para alcanzar nuestro objetivo dejamos el coche al final del pueblo y comenzamos nuestra ruta en un amplio camino de tierra que sale de la urbanización de San Luis, al norte de la Granja de San Ildefonso, que al poco abandonaremos para desviarnos a la izquierda en un camino más estrecho y que nos aproxima al río Cambrones y sus gélidas aguas, por donde transcurrirá el sendero remontando el río aguas arriba. Al final de la ruta nos encontramos con las calderas más importantes como son la del Guindo, la de Enmedio y la Negra.

Como suele pasar, las pozas más tranquilas y aptas para bañarse en solitario son las últimas. En total, ida y vuelta, la ruta tiene unos 8 kilómetros que puedes hacer fácilmente en algo menos de tres horas. Hasta aquí nuestro recorrido por algunas de nuestras pozas favoritas para bañarse el verano. Y si, para llegar a todas ellas hay que caminar, pero os aseguramos que no hay mejor premio que el que os encontraréis al final del camino. Feliz ruta y que disfrutéis el baño.

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