Deportistas polifacéticos, nacidos para competir
Por Daniel Riobóo Buezo Seguir a @danirioboo
Probablemente hayáis leído en los últimos días que Usain Bolt, el hombre más rápido de la historia, parece dispuesto a debutar en el fútbol profesional. El ganador de ocho oros olímpicos, de 31 años, está probando con el Central Coast Mariners, que compite en la máxima división australiana (A-League). El plusmarquista mundial de los 100 y 200 metros ya se entrenó antes con el Borussia Dortmund y desde junio prosiguió su formación con el club noruego Stromsgodset y si consigue debutar profesionalmente, sería un éxito personal y un inigualable reclamo para la liga australiana. Y su ambición no queda ahí, ya que el relámpago jamaicano ha declarado que su objetivo es jugar en una de las cinco grandes ligas europeas. Aunque su nivel futbolístico pueda dejar que desear, seguro que sería una gran operación de marketing para quien acometa su fichaje.
De poder debutar profesionalmente, Bolt conseguiría algo que otro recordman de 100 metros, en este caso inhabilitado, no pudo lograr pese a intentarlo. Y es que el canadiense Ben Johnson, tras ser sancionado por consumo de anabolizantes en los Juegos Olímpicos de Seúl, intentó labrarse una carrera en el fútbol profesional aunque sin éxito ya que tan sólo logró disputar algún partido amistoso en Canadá. Posteriormente, fue entrenador personal de Diego Armando Maradona y de Al-Saadi Ghadafi, hijo del entonces dictador libio, para prepararlo físicamente ya que quería dar el salto al fútbol italiano. Pero, para su desgracia, el joven Ghadafi fue despedido de su equipo por dar positivo en un test anti doping.
También recientemente hemos visto el éxito de otro deportista polifacético. El esloveno Primoz Roglic es una de las revelaciones de la presente temporada de ciclismo tras su cuarto puesto en el Tour de Francia (con la conquista de una etapa) y sus triunfos en la Vuelta al País Vasco y el Tour de Romandía. El esloveno tan sólo lleva seis temporadas como ciclista, mejorando sus prestaciones cada año. Pero lo que muchos desconocíamos es que hasta 2012 se dedicó también profesionalmente a los saltos de esquí. Como esquiador se proclamó campeón del mundo júnior por equipos en 2007 pero no llegó a competir en pruebas de la Copa del Mundo. Sí que constan en su palmarés dos victorias en la Copa Continental y también participó en el Grand Prix de Verano. Posteriormente, una mala caída y varias fracturas le condujeron a la bicicleta, primero para recuperarse y, después, para plantearse una carrera profesional que finalmente está demostrando que su cambio de deporte fue un acierto absoluto.
Curiosos son también los casos de atletas reconvertidos a deportistas de invierno y, más concretamente, al bobsleigh, un deporte que a menudo se nutre de velocistas y vallistas para formar sus equipos ya que una de sus claves suele estar en la salida en la que los tripulantes intentan conseguir la mayor velocidad posible empujando el trineo en los primeros metros por lo que los atletas deben ser fuertes y rápidos ya que de su explosividad depende en gran medida el resultado. El pionero fue Edwin Moses, dos veces campeón olímpico de 400 metros vallas (en 1976 y 1984) y otras dos mundial quien, tras retirarse de las pistas, se pasó al trineo para conseguir otra medalla, en este caso de bronce, en la Copa del Mundo de 1990 celebrada en Winterburg, Alemania. Los pasos de Moses han sido seguidos por otros atletas de prestigio, como las también atletas estadounidenses Lolo Jones y Lauryn Williams. Jones, doble campeona mundial de 60 vallas logró sin éxito formar parte del equipo norteamericano de bobsleigh, algo que sí consiguió Williams, una de las pocas deportistas que ha ganado medallas en los Juegos de Verano y en los Juegos de Invierno: plata en Atenas 2014 en los 100 metros, oro en Londres 2012 en los relevos 4×100 y una plata en Sochi 2014 en bobsleigh. Williams se unió así a la canadiense Clara Hughes (bronce en contrarreloj ciclista en 1996 y oro en 5 mil metros patinaje en 2002), la alemana Christa Luding-Rothenburger (cuatro medallas en patinaje y un bronce en ciclismo en pista), el estadounidense Edward Eagan (el primero en lograrlo con su oro en boxeo en 1920 y en Bobsleigh en 1932) y el noruego Jacob Tullin Thams (oro en descenso de esquí en 1924 y plata en saltos de trampolín en 1936).
En España también tenemos varios ejemplos de atletas que han probado suerte en otras disciplinas, antes o después de en el deporte rey. Destaca el caso de Carlota Castrejana, la actual directora de deportes de la Comunidad de Madrid. Carlota fue jugadora profesional de baloncesto desde los 14 a los 19 años participando con la selección española en los Juegos Olímpicos de Barcelona en donde fueron quintas. Antes, fue medalla de oro en los Juegos del Mediterráneo de Grecia en 1991 y plata europea junior en 1990. Tras las Olimpiadas, la convencieron para dar el salto al atletismo donde comenzó especializándose en salto de altura y tan sólo después de dos años compitiendo, consiguió el récord de España con 1,89 metros. En 1998 Castrejana cambió de disciplina ya que sus entrenadores se dieron cuenta de que tenía más facultades para el triple salto y ahí es donde consiguió sus mayores éxitos con la medalla de Bronce en el Campeonato de Europa de atletismo en pista cubierta de 2005 en Madrid y, sobre todo, proclamándose campeona de europa en pista cubierta en 2007 en Birmingham batiendo el récord de España con un salto de 14,64 metros, en su mejor concurso de la historia. Un caso muy similar es el de la cuatrocentista Aauri Bokesa que durante algún tiempo compaginó baloncesto y atletismo, primero en el Fuenlabrada y posteriormente en el Estudiantes así como en las categorías inferiores de la selección española. Como atleta, ha sido cuatro veces campeona de España al aire libre y tres en pista cubierta y ha participado en campeonatos europeos, mundiales y los JJOO de Londres 2012.
Los casos de Castrejana y Bokesa no son los únicos de atletas que han practicado el baloncesto. La velocista americana Marion Jones, primero admirada y luego caída en el descrédito por dopaje, también probó suerte en la canasta. Antes de ser atleta, Jones fue campeona nacional universitaria en 1994 con la Universidad de Carolina del Norte. Posteriormente llegarían sus múltiples medallas en velocidad y longitud hasta que en 2007 confesó, ante un Tribunal Federal de Estados Unidos, haber consumido sustancias no autorizadas, por lo que fue sancionada, condenada a seis meses de prisión y le fueron retiradas, entre otras, sus cinco medallas olímpicas.
El camino contrario a Marion Jones, de las canchas de baloncesto a otro tipo de recintos, en este caso los estadios de béisbol, es el que emprendió el considerado por muchos mejor jugador de la historia, Michael Jordan. Tras conquistar sus primeros tres anillos de campeón de la NBA, el 6 de octubre de 1993, Jordan anunció que se retiraba del baloncesto, alegando que ya no disfrutaba jugando como antes. Además, la muerte de su padre influyó mucho en su decisión. Tras su retirada, el genio de Brooklyn sorprendió al mundo del deporte firmando un contrato con los Chicago White Sox. Según Jordan el motivo de comenzar a jugar al béisbol era por una promesa que hizo con su padre. Los Chicago White Sox eran otro equipo propiedad del magnate Jerry Reinsdorf, el mismo dueño de los Chicago Bulls, quien continuó pagando el contrato baloncestístico de Jordan durante sus dos años dedicados al béisbol. Jordan formó parte de los Chicago White Sox en ligas menores con los Birmingham Barons, el equipo afiliado a los White Sox. La carrera de Jordan en este segundo equipo no fue nada destacada y pronto decidió colgar el bate para regresar a la NBA y conseguir otros tres anillos de campeón.
Y, sin dejar el baloncesto, otro de los grandes jugadores de la historia, Tim Duncan, también probó suerte en otro deporte antes de convertirse en el, para muchos, mejor ala pivot de la historia de la NBA y de lograr cinco anillos de campeón con San Antonio Spurs. La historia deportiva de Duncan es curiosa. Nacido en las Islas Vírgenes, en la escuela Tim era un estudiante brillante y soñaba con convertirse en nadador olímpico. Sus padres le apoyaban constantemente, despuntando pronto en 50, 100 y 400 metros estilo libre, y apuntando a disputar los juegos Olímpicos de Barcelona con Estados Unidos. Sin embargo, sus sueños se evaporaron cuando el Huracán Hugo destrozó en 1989 la única piscina olímpica que había en las Islas Vírgenes forzándole a entrenar en el océano. Duncan pronto perdió el entusiasmo por la natación debido al miedo mortal que tenía a los tiburones y decidió probar en el baloncesto cambiando para siempre su destino.
Estos son sólo algunos de los grandes deportistas poilifacéticos pero hay muchos más. ¿Os acordáis de otros casos destacados? Los recordaremos en un próximo capítulo…
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